Pablo saca al Nàstic de la jaula (1-1)

Un golazo de bandera del asturiano, suplente de inicio y aparecido en la segunda mitad, certifica el empate del cuadro grana, poco fino durante la primera parte y que deberá ir a Murcia con todo para pasar a la final del ‘play-off’ de ascenso a Segunda División

31 mayo 2025 14:46 | Actualizado a 01 junio 2025 01:16
Se lee en 3 minutos
Para guardar el artículo tienes que navegar logueado/a. Puedes iniciar sesión en este enlace.
0
Comparte en:

Pablo Fernández sacó al Nàstic de la jaula. El asturiano, suplente, apareció en la segunda mitad para, con un golazo de bandera, recuperar la esperanza grana. Para mantener viva una llama que había sufrido en una primera mitad en la que, a pesar de tener la posesión, el equipo de Luis César no estuvo preciso, no pudo conectar ni con el centro del campo ni con el ataque para generar y el Murcia se adelantó con un gol de Pedro Benito.

El Nou Estadi fue ese teatro de los sueños en el que se convierte en templo en las grandes ocasiones. Ese que te hace creer que todo es posible. Que la montaña más alta es tan solo una piedra en el camino. Que lo imposible solo cuesta un poco más. Que 13.897 voces te lleven en volandas es otra cosa. El mosaico. El himno a capela. La pasión de ese sentimiento herido. Del patrimonio de la capital. Imagínense a Enric Pujol, que apenas había disputado minutos en el primer equipo. Luis César apostó por su criterio y su juventud para acompañar a Unai Dufur en defensa.

Una defensa de tres con balón y con una línea alta, con el capitán Joan Oriol como central zurdo, Pujol en el centro asumiendo la salida en muchas ocasiones y Dufur en la derecha, ante un Murcia que quiso apretar arriba. Pero el que apretaba de verdad era el Nou Estadi. Cada robo. Cada buena acción. Cada pequeño paso era motivo de celebración.

Al Nàstic le costó mucho progresar con balón. La fluidez del juego murciano tampoco aparecía, pero los de Fran Fernández podían permitirse ese lujo. Imprecisiones típicas de estos partidos, que, por otra parte, destacan en ocasiones por la sobreexcitación. Algo que la batuta de Luis César quiso neutralizar. El gallego pedía calma. Buena letra y cabeza fría. El Murcia estaba al acecho. Esperaba el error. Ya le iba bien el empate, o, por lo menos, le iba mejor que al Nàstic.

Un Nàstic que quería salir jugando a toda costa. Intentaba enjaular el cuadro murciano a la medular grana, a la que le costaba mucho recibir y hacerlo con cierta ventaja. Cuando lo hacía, pasaban cosas. Cosas como el desequilibrio ofensivo de Víctor Narro. El balear volvió a partir desde la derecha, intentó lucir su siempre afilado colmillo, aunque se notó que no es la posición en la que más cómodo se siente. Aún así, fue de lo más peligroso del Nàstic.

Arriba, Antoñín Cortés, sin Pablo, estaba muy solo. El Murcia se encontraba muy bien colocado atrás y derribar ese muro era tarea compleja. Los de Fran Fernández avisaron en el 33’ con un centro a media altura desde la derecha de David Flakus Bosilj que neutralizó Dani Rebollo antes de que Loren Burón rematara.

El segundo aviso ya no se quedó ahí. Juan Carlos Real le puso un balón alto a Bosilj que Pujol intentó rechazar ligeramente, pero que solo consiguió tocar de tijera antes de que el ‘23’ del Murcia recibiera. El desajuste defensivo dejó solo a Pedro Benito, al que el delantero esloveno asistió de tacón para que batiera a Dani Rebollo y abriera la lata.

El gol le sentó muy bien a los de Fran Fernández, más activos en ventaja, pero no frenó el ímpetu grana. Cinco minutos después, la tuvo Antoñín, pero su disparo cruzado desde el flanco izquierdo se fue lamiendo el poste. La medular del Nàstic seguía enjaulada y la mayoría de la posesión recaía en la defensa, a la que le costaba conectar con las líneas de arriba.

Para mejorar esa conexión entró Pablo Fernández al descanso. Sustituyó a un Roberto Torres que no tuvo su mejor partido. Luis César también cambió a Narro y a Álex Jiménez de bandas para nutrir de balones a los dos puntas granas.

Los cambios del gallego buscaban darle un vuelco a una situación que no aventuraba buenas noticias para un Nàstic que seguía apretando arriba. Casi se la lía Jiménez a Gianfranco Gazzaniga en el 49’, pero el meta pudo despejar. Las modificaciones apenas inquietaban a un Murcia al que se le veía muy cómodo con el resultado. El cuadro grana quería, pero no sabía cómo.

Luis César introdujo a Jaume Jardí por Víctor Narro y a Marc Montalvo por Óscar Sanz. El partido parecía haber entrado ya en un estado de inercia. El Nàstic reclamaba a alguien que se sublevara contra la situación. Pablo estuvo a punto de ser ese hombre, al rematar en el 72’ un grandísimo centro de Antoñín, pero Gazzaniga rechazó y Migue no pudo llegar bien al rebote.

Pablo había estado a punto de ser ese hombre que se rebelara. Y lo fue. Lo fue y de qué manera. El gol llegó en una jugada ofensiva que empezó en las botas del capitán Joan Oriol, que conectó con Antoñín, que se la pasó de tacón a Álex Jiménez, que a su vez conectó con un Pablo que se la pasó a Jaume Jardí. El ‘10’ paró el tiempo, esperó al dos contra uno y se la devolvió al asturiano, que, desde fuera del área, lanzó un disparo colocadísimo contra el que nada pudo hacer Gazzaniga. Pablo era el hombre.

Y el empate le vino muy, pero que muy bien al Nàstic. Fran Fernández reaccionó y puso toda la carne en el asador, pero fue incapaz de dañar a un Nàstic que se recuperó con el gol. Un Nàstic que terminó el partido como tenía que terminarlo. Atacando la portería de Gazzaniga. Un Nàstic al que le pesó demasiado la primera mitad. Un Nàstic que tendrá que ir a Murcia con todo. Un Nàstic que debe quedarse con la versión de la segunda mitad para asaltar el estadio Enrique Roca y plantarse de nuevo en la final.

Comentarios
Multimedia Diari