Vino espumoso y cómo maridarlo

28 octubre 2019 15:23 | Actualizado a 28 octubre 2019 15:29
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Ahora que se acercan las navidades es muy común ver en las estanterías comerciales la presencia de vinos espumosos, y como ya sabemos, este tipo de vino es una bebida llena de glamour y prestigio. Por lo que considerar su compra y consumo es pensar en la ocasión y maridaje

En muchas partes se le denomina champán, por su origen en la región de Champagne de Francia, en manos de los monjes, quienes por accidente en su proceso de elaboración - como tantas otras bebidas - surgió su gran descubrimiento.

El champagne o champaña, recibe este nombre genérico de vino espumoso, debido a los recientes acuerdos comerciales que protegen las denominaciones de origen.

Actualmente, los vinos espumosos tienen reputación de ser buenos aperitivos, pero también son muy buenos acompañantes de la gastronomía. Para adentrarnos un poco más en este tema, vamos primero a hacer referencia a su sabor tan exquisito, que apasiona a tantos.

Este vino espumoso tiene un sabor característico con cierto grado de acidez, la sensación burbujeante en nuestro paladar resulta ser un gancho para su gran degustación. Esta bebida sirve como potenciador de los sabores, olores y texturas en las comidas.

Conocido como un símbolo de la alegría

Sabemos muy bien que mucha gente compra este vino para abrirlo en una celebración y suele ser considerado la bebida de la alegría. Pero la gente que se permite, intenta degustar las comidas con su delicioso sabor, ya que de esa forma pasan a otro nivel. 

Un nivel en el que se permite experimentar con las combinaciones más armoniosas entre platos y copas. Este es un placer que no todos conocen.

Anteriormente, no estaba bien visto combinar cualquier plato con vino, y esto aún sigue manteniéndose, pero no en su totalidad, y esto se debe a la explotación de nuevas variedades de uvas, bodegas y vinos.

Es importante saber que un buen vino espumoso se elabora principalmente a partir de uvas Chardonnay, utilizando métodos como el tradicional Champagne o el Charmat, que lo hace generar esas burbujas espumosas que envuelven a cualquiera.

Y es así como vemos la gran variedad de sabores dentro de estos vinos espumosos, incluyendo delicadas gotas de manzana, lima, limón, pera, fresas y cerezas, causando una agradable sensación mineral en cada botella de vino. 

¿Cómo maridar un buen vino espumoso?

La diversidad de estos sabores ha permitido hoy en día lograr maridar más los vinos espumosos, teniendo idea de algunos datos que te dejamos plasmados a continuación.

1. Casar un buen vino depende mucho del tipo de alimento que se desee degustar, así que el primer dato es elegir un menú muy delicado y adecuado, donde se entienda cada uno de sus ingredientes y su combinación entre un plato y el otro, esto será parte fundamental en la experiencia de sabores.

2. Es importante empezar con un vino ligero como acompañante del plato de entrada, para que se pueda percibir el sabor del siguiente plato fuerte, del postre y de sus vinos acompañantes. Es decir, elige servir desde el vino más suave al vino más fuerte.

Como sugerencia, puedes servir el plato de entrada con vinos blancos o con vino rosado espumoso. Seguido de vinos tintos jóvenes o tintos más maduros para el plato fuerte y finalizar con vinos dulces y generosos para acompañar el postre.

3. Ten en cuenta el peso del plato para la selección del vino, ejemplo, una ensalada ligera debe acompañarse con vinos blancos jóvenes, el pescado y los mariscos deben ir acompañados de vinos blancos más estructurados, y los quesos suaves y carnes con vinos más madurados.

Las carnes a la brasa, asados y guisos rojos son de mayor peso, por lo cual corresponde acompañarlos con exquisitos tintos jóvenes.

4. Degustar el vino con el plato y ver cómo se complementan, será la parte más especial del maridaje, el experimento de las buenas combinaciones será como tocar el cielo. Por eso, es imprescindible asociar color, temperaturas y texturas entre el vino y los alimentos.

5. Puedes combinar sabores opuestos. Si muy bien mencionamos el dato de lograr un equilibrio entre sabores, también es interesante lograr combinaciones con sensaciones opuestas. Un ejemplo ideal es la combinación de alimentos picantes con vinos blancos secos, de este modo, logramos recibir una sensación de frescor.

Al igual que algún queso de sabor fuerte y salado, puede servirse con un vino dulce de acompañante para suavizar el sabor del queso.

Las comidas guisadas, por lo general se sirven con vinos más estructurados, considerando su sabor y peso. Recordemos que las temperaturas de los alimentos también deben de ser tenidos en cuenta a la hora de maridar plato y copa.

Todo es cuestión de gustos y a medida en que se vaya experimentando, se van obteniendo mayores resultados. Así que si se tiene la oportunidad de hacerlo, no te limites, puedes empezar con adquirir un vino espumoso que sea de tu agrado e ir combinándolo con tus platos favoritos, teniendo en cuenta los datos que se han ofrecido aquí.
 

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