La sequía amenaza negocios familiares de 5 generaciones en Tarragona

La muerte de la mitad de árboles frutales en las zonas que riegan los pantanos de Margalef, Riudecanyes y Guiamets desestabiliza la actividad de los payeses del territorio, cuyas actividades llevan ya varias generaciones de trayectoria

17 octubre 2023 19:18 | Actualizado a 18 octubre 2023 07:00
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«Es una pena que, por la situación de sequía, tengamos que poner en peligro negocios familiares de hasta cinco generaciones». Estas son las palabras de Ernest Cubells, payés afectado por la escasez de agua en el territorio. Como el suyo, hay muchos casos. Para contextualizar –y además de la ya conocida situación que arrastra el sector en los últimos dos años, especialmente– Unió de Pagesos anunció, hace cerca de una semana, que la escasez de agua ya había causado la muerte de la mitad de árboles de fruta dulce en las zonas que riegan los pantanos de Riudecanyes (Baix Camp y Tarragonès), Margalef (Priorat) y Guiamets (Priorat y Ribera d’Ebre).

Una situación que, lejos de cambiar, se ralentiza en parte por la burocracia que implica la gestión de medidas que la palien. Según advirtió el colectivo, las plantaciones agrícolas, al haberse cerrado el agua de riego este año, se han visto afectadas irreversiblemente, en la mayoría de los casos. Es lo que describe, el payés Josep Z. Ferré, quien además es el responsable del agua en el Baix Camp de Unió de Pagesos. En su caso particular, es la tercera generación al frente del negocio familiar y lleva desde los 16 años trabajando la tierra: «Tenemos terreno entre Riudoms y Botarell, alrededor de 20 hectáreas, y tenemos mayoritariamente olivos y avellanos». Reciben riego de refuerzo de acuíferos y del pantano de Riudecanyes.

«El año pasado ya veíamos, con el olivo, que el riego era deficitario. Estos dos últimos años de campaña de avellana han sido ruinosos, tengo seis hectáreas de avellanos por arrancar y las perspectivas futuras no son buenas», destaca. Respecto a una posible solución, expresa que se necesita el «apoyo de la administración, no habrá cosechas de aceite, ni de olivo y ni avellanos buenas y volver a empezar es, aparte de complicado, económicamente difícil de gestionar». Por poner un ejemplo, «los avellanos necesitan cerca de siete años para empezar a crecer, ¿qué haremos mientras tanto?».

La burocracia

La gran mayoría de payeses, aporta Ferré, «cuentan con una póliza de crédito por la situación de sequía, más allá de eso, ¿qué podemos hacer?». La burocracia es una de las principales trabas, dice, a las que los payeses se enfrentan, puesto que hace más lenta la llegada de una posible solución. Ferré destaca que ha habido posibles medidas propuestas, como con la «famosa tubería que iba a llegar de la depuradora de Reus como riego de emergencia», pero que no se han hecho efectivas. Ninguna ayuda llega, valora, y «el problema ya está aquí, los árboles frutales ya se han perdido, las ayudas que se han dado son insuficientes y dijeron que el Ministerio de Agricultura ayudaría, también, pero ¿cuándo lo hará?». Si las medidas para paliar la situación «llegan en noviembre, ¿cómo nos lo haremos para reiniciar la actividad?».

Son numerosas las dudas que surgen en el colectivo y «en caso de que haya que aplicar una solución, mientras, no podremos dejar de trabajar y facturar». «Esa tubería de riego se tiene que hacer de inmediato, ya estamos en situación de emergencia y el sector en el Camp de Tarragona lo está pasando muy mal».

Otro caso es el del payés de la Palma d’Ebre Ernest Cubells, también coordinador comarcal de la Ribera d’Ebre en Unió de Pagesos. En su terreno, parte del riego depende del pantano de Margalef (Priorat), que está, también, en situación crítica. «Sabíamos ya el año pasado que la situación que se nos venía encima sería complicada, pues la pluviometría del año pasado fue escasa, pero este año, para la campaña de la cosecha de fruta dulce, ya no se llegaba a tiempo», manifiesta Cubells. El payés iba viendo, meses atrás, cómo sus árboles frutales iban secándose sin poderlo remediar: «Tengo unas pocas hectáreas de fruta dulce y la mayor parte del terreno que trabajo son olivos». El riego de refuerzo le ha permitido sortear la situación, «pero el clima no ayuda». Cubells agradece, al menos, tener cultivo de olivos, que es con lo que «intento ganarme la vida, son árboles más resistentes, pero lo que es fruta dulce, se me han muerto muchos árboles».

Rememora los inicios en que quiso apostar por ampliar su actividad, «con ciruelas y albaricoques», fue alrededor del año 2014. En esta decisión, hubo un inconveniente: «Debido al cambio climático, había variaciones de temperatura que iban afectando a la fruta dulce y los olivos». El payés tiene cuatro hectáreas de fruta dulce y cerca de 24 de olivos. «Los ciruelos han sido los más afectados y de la parte de albaricoques, han quedado los árboles», detalla y cuantifica: «El 90% de la plantación de árboles frutales, en mi caso, no es viable ahora mismo». En el momento en que supo que no podría evitar los estragos de la sequía, «decidí detener el riego de los árboles de fruta dulce y priorizar el de olivos, pues es mi actividad principal». Cubells es payés desde el 2000: «Se trata de un negocio familiar, me dedico por vocación, este trabajo tiene factor emocional importante para mí».

El pantano de Margalef, «prácticamente sin capacidad» –según Unió de Pagesos– riega 13 hectáreas de fruta dulce; y el de Riudecanyes, que está al 4,53%, riega 158 hectáreas repartidas en una veintena de municipios.

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