Cada vez es más difícil cubrir las vacantes de médicos internos residentes (MIR) para Medicina de Familia, también en la provincia de Tarragona. Hasta 20 de las 52 plazas de la especialidad abiertas para este 2024 en centros de la demarcación, cerca de un 38%, quedaron desiertas en primer término: 4 vinculadas a unidad de Medicina Familiar y Comunitaria de Salut Sant Joan de Reus, 8 ligadas a la de Tarragona ICS, 5 de Santa Tecla y 3 acreditadas para Tortosa-Terres de l’Ebre. Ningún MIR las eligió.
La repesca impulsada por el Ministerio de Sanidad para tratar de asignarlas se resolvió hoy con la adjudicación de 18 de estas 20 vacantes, pero aún han quedado dos sin titular en el Ebre.
De las aulas de la Facultat de Medicina de la Universitat Rovira i Virgili (URV) en Reus salen cada año alrededor de 125 doctores. Consultada sobre los datos del último examen MIR, la decana de la Facultat, Fàtima Sabench, incide en que en la URV «somos firmes defensores de la Medicina de Familia, tenemos muchos profesores de Primaria y es una especialidad bonita y gusta a los alumnos».
¿Por qué entonces la demanda de esta especialidad es tan baja? «Seguramente el problema viene cuando topan con la realidad de un sistema muy tensionado, ven la burocracia que hay dentro y todo genera un cierto desencanto», apunta Sabench, que hace hincapié en que igualmente «muy buenos números escogen esta especialidad, no tiene nada que ver».
Otra cuestión a tener en cuenta es «la competitividad que aplican las academias durante la preparación, que a veces llevan a buscar aquellas plazas con menos oferta y las que planteen un nivel de vida sin tanta tensión a nivel sanitario. Hay muchos factores».
La afectación sobre los pacientes
Del impacto directo en el paciente habla Silvia Labodia, portavoz del Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública en Tarragona. «Faltan médicos de familia porque no están incentivados, hacen más de administrativos que de médicos y asumen cupos altos, no dan abasto y ni siquiera tienen el tiempo que querrían para poder visitar, aunque los plazos de las visitas tampoco se cumplen siempre», comenta. Labodia recuerda que la «Medicina de Familia es el pilar de todo. Si no lo cuidamos...».
Y advierte sobre una cuestión clave: «Un enfermo debe poder ir pronto al médico de cabecera porque, si tiene una enfermedad, tardará también en llegar al especialista y puede alcanzar diagnósticos que no tienen cura o que requieren sobremedicación». «No es un problema de que no haya médicos, sino de que no se les ofrecen las condiciones laborales mínimas para desarrollar su labor dignamente», concluye.
En el global de España, la convocatoria extraordinaria de adjudicación de plazas MIR ha dado salida a 213 de las 495 vacantes que se arrastraban en Medicina de Familia. Las 246 que al desenlace han quedado desiertas son más del doble que hace un año. En Catalunya hay 22 y se concentran en Sabadell, Sant Fruitós de Bages, Terrassa, Palamós y Lleida, además de Tortosa.
