El último día cometió un error infantil. La confianza que le habían dado los hurtos precedentes en los vestuarios del pabellón de Campclar, en la Anella Olímpica de Tarragona, le hizo una mala pasada en el ‘último golpe’.
La presunta autora de los robos se acercó a la máquina expendedora y se sacó una bebida. Usó la tarjeta de crédito que acababa de robar del vestuario y apagó su sed sin ser consciente de que aquello completaba el puzzle de la investigación.
La Guàrdia Urbana de Tarragona pudo certificar las sospechas, contrastar la información y poner cerco a la joven que tenían grabada en las cámaras de esta instalación municipal de la ciudad.
Los agentes la interceptaron el martes y la acusaron de una serie de hurtos cometidos durante el mes de abril. Hurtos de dinero en metálico (más de 500 euros), de tarjetas de créditos, de auriculares... Aquellas pertenencias de deportistas procedentes de Kenya y Suiza, que realizan un stage en la Costa Daurada, habían denunciado en las semanas precedentes a la detención que les faltaban cosas.
La Guàrdia Urbana recopiló las denuncias y abrió una investigación. Las quejas de los robos todos eran el mismo día de la semana y en la misma franja horaria. Las grabaciones de las cámaras del pabellón se visualizaron. Son cámaras en las zonas comunes, por lo que era difícil localizar a alguien entrando o saliendo de un vestuario ajeno.
Sin embargo, hubo un testigo que se extrañó de la entrada de una joven en un vestuario en concreto. La misma mujer que después usaría una tarjeta ajena en la máquina de bebidas del equipamiento municipal.
Con la descrpición del testigo, las imágenes de la zona común y el registro de la persona localizando la tarjeta robada, los agentes pudieron identificar a la presunta ladrona e imputarle el delito de hurto.
Se trata de una monitora que coincidía con su grupo en las horas y días de estos extranjeros. Y aprovechaba su accesibilidad a la zona de vestuarios para poder robar en las bolsas de estos deportistas extranjeros.