Agricultura ecológica, una forma de vida en comunión con la naturaleza

La producción está libre de productos químicos, en beneficio del consumidor final. Se recurre a energías renovables, así como a la venta directa de los alimentos de temporada.

27 enero 2022 12:12 | Actualizado a 27 enero 2022 13:33
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«La producción ecológica está libre de productos químicos, de fertilizantes y pesticidas industriales. Para la planta esto significa que se utiliza materia orgánica natural y para la persona, que ingiere alimentos totalmente sanos. Y aquí es donde se marca la diferencia, en el consumidor final». Josep Maria Figueras explica la base de la  agricultura ecológica, que es la filosofía de I un rave (https://www.iunrave.com/), la empresa sita en Valls que echó a andar allá por 2005,  de la que es impulsor y gerente. 

«Utilizamos productos de la propia naturaleza, como las plantas», comenta, lo que a la hora de trabajar la tierra se traduce en una anticipación. «Tienes que prever los problemas antes de que te lleguen porque no dispones de productos con los que hacer una cura», manifiesta. Así, es el propio planeta el que provee la solución. «Por ejemplo, las algas fortifican las plantas, las protegen de las heladas y también les aportan minerales; utilizamos bacterias, como el Bacillus thuringiensis para controlar las plagas de orugas o tiramos caldo de ortiga contra los hongos. Son muchas las cosas que se pueden hacer servir».

En la misma línea se pronuncia Cesc Vidal, responsable de Apit Integral (http://apitintegral.blogspot.com/), en Els Pallaresos. «Cuando haces una intervención en la naturaleza, la alteras, por lo que creas desequilibrios. Entonces, hay que trabajar acorde a cómo funciona ella. Cada uno tiene su manera de hacer las cosas pero para mí, las bases son unas buenas rotaciones, incrementar la materia orgánica y buscar adaptarse al clima y al territorio. Es decir, se debe conseguir un entorno saludable, crear un ecosistema, de tal manera que cuando llevas unos años las plagas son mínimas y todo se va autorregulando». El objetivo es «tener una tierra sana y fértil. Para ello, se pueden utilizar bioestimulantes, diferentes microorganismos, pero siempre yendo a favor del suelo, en lugar de en contra, ya que el abuso de herbicidas y productos químicos lo que hace es matar la vida del suelo». 

 

Es la sostenibilidad global. Apostando por las energías renovables y con sensibilidad social.

De igual manera, la Luna tiene mucho que decir. Las fases del satélite natural de la Tierra se tienen en cuenta a la hora de realizar algunas de las labores. Es el caso del «momento de fertilizar o cuando se llevan a cabo plantadas importantes», expone Josep Maria Figueras. 

Productos de temporada
La agricultura ecológica, certificada por la Generalitat a través del Consell Català de la Producció Agrària Ecològica (CCPAE), lleva los alimentos del campo a la mesa, los que la tierra regala en cada estación, sin tener que transportarlos desde el otro extremo del planeta, con lo que ello conlleva de bienestar para el entorno con las mínimas emisiones de CO2. «Ahora es tiempo de raíces», señala Figueras. «De nabos, remolachas y lechugas. Coles, coliflores y brócolis. También zanahorias de colores, hinojos, puerros, habas tiernas y calçots»

Este kilómetro cero que se inicia en el campo se traslada a la venta, que ambas empresas realizan de diversas maneras: a domicilio, en puntos de recogida o en mercados específicos del sector, tanto en las provincias de Tarragona como en Barcelona. Y trabajan con cestas cerradas y abiertas. Por las primeras, el consumidor acepta la propuesta del payés, quien incluye variedad y equilibrio nutricional. Mientras, si se decanta por las segundas, puede escoger sus preferencias de entre una lista previa.

Cultivar el campo en comunión con el entorno es una forma de vida, es la sostenibilidad global. Significa también utilizar energías renovables en la medida de lo posible y ser sensibles con las necesidades sociales de los trabajadores. Se trata de una manera de trabajar que ha visto un crecimiento en los últimos años. «Desde que empecé, en 1999, ha evolucionado. Ahora hay muchas herramientas para el control de las adventicias, de las hierbas, por ejemplo, porque es el gran problema de la agricultura ecológica. También hay más estudios, muchísima más información que hace veinte años», concluye Cesc.

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