Una ciudad limpia cree en sí misma. Sabe quién es, qué quiere y cómo lo quiere. Esta es la realidad. Y con este nuevo contrato de la basura, Tarragona debería poner punto y final a una degradación de su vía pública que. sencillamente, no nos merecemos. En un mundo cada vez más urbanizado, la limpieza de nuestras ciudades no es simplemente una cuestión estética: es un reflejo de nuestra madurez cívica, de nuestro respeto por lo común y de nuestra capacidad para convivir. Tarragona, ciudad de historia milenaria y belleza mediterránea (en teoría), merece ser ejemplo de cuidado, orden y conciencia colectiva. La limpieza urbana no es solo una tarea del Ayuntamiento; es una responsabilidad de todos. Pero el Ayuntamiento tiene que evitar los imbrolgios administrativos, las querellas absurdas y los errores inaceptables que nos han llevado a una situación intolerable. Una ciudad sucia, descuidada y desprotegida, donde todo vale, donde cualquier rincón es una excusa para acumular basura.
Desde ciudades como Copenhague hasta Vitoria-Gasteiz, referentes europeos en sostenibilidad y civismo, se demuestra que un entorno limpio no solo mejora la salud y la calidad de vida, sino que fortalece el sentido de pertenencia. Estos lugares han convertido el espacio público en una extensión del hogar común: se respeta porque es de todos, no porque sea de nadie. Tarragona necesita recuperar esa visión: lo público no es lo ajeno, es lo compartido. Y en esa comprensión, el lenguaje juega un papel crucial. Cuando hablamos de «ciudadanos» no hablamos solo de derechos, sino también de deberes. Ser ciudadano implica participar, cuidar, reclamar, pero también actuar con respeto hacia lo que es de todos: calles, plazas, playas, parques.
Es urgente redefinir nuestra relación con la ciudad desde una mirada más consciente. No se trata únicamente de barrer más o recoger mejor, sino de educar, de implicar, de hablar en clave de comunidad. La limpieza, como el lenguaje, es un puente. Nos une en un propósito común y nos permite reconocernos como parte activa de una misma sociedad. Una Tarragona más limpia será también una Tarragona más digna, más habitable y más humana.