Tarragona estrena una nueva etapa en la gestión de la limpieza urbana y la recogida de residuos. Tras 64 años con la misma empresa, Urbaser toma hoy el relevo con la promesa de modernizar un servicio esencial que durante demasiado tiempo ha sido motivo de quejas y frustraciones. Se inicia así un contrato de largo recorrido, con una inversión millonaria (20,2 millones de euros anuales) durante una década, y la esperanza de que la ciudad empiece, por fin, a recuperar el brillo que nunca debía haber perdido. No hablamos solo de camiones nuevos o de contenedores renovados. Hablamos de una cuestión de civismo, de dignidad urbana y de orgullo colectivo. La limpieza de una ciudad es su carta de presentación.
El servicio arranca con la expectativa de que la inversión y la planificación se traduzcan en una ciudad más limpia y cuidada
Durante años, Tarragona ha sufrido los efectos de un servicio comprometido, con calles que no reflejaban la imagen que una capital debe proyectar. Ahora se abre la oportunidad de corregir ese rumbo. El compromiso de renovar la flota —más de 130 vehículos—, eliminar los contenedores soterrados y llevar el servicio a barrios y zonas de la ciudad que carecían de él simboliza el cambio de etapa. Pero más allá de la maquinaria, lo que realmente necesita Tarragona es un servicio constante, planificado y eficaz en todos los rincones de la ciudad. La limpieza no entiende de barrios ni de horarios: debe notarse por igual en cada calle, en cada plaza y en cada espacio público. Este contrato debe cumplir un pliego técnico, desde luego, pero no puede limitarse solo a eso. Debe traducirse en un salto cualitativo que la ciudadanía perciba en su día a día. La limpieza es mucho más que un contrato: es una muestra del respeto que una ciudad se tiene a sí misma.
El Ajuntament de Tarragona y la concesionaria Urbaser comparten desde hoy una responsabilidad: hacer que la confianza de los tarraconenses no se vea defraudada otra vez. Tarragona merece un servicio a la altura de su historia, de su condición y de sus ciudadanos. Ahora es momento de ponerlo en marcha. El Diari lo seguirá de cerca, para informar si esta vez el cambio se traduce en una mejora real. Y no solo como periodistas. También como ciudadanos.