La incapacidad para reducir las cifras de siniestralidad en la carretera merece una seria reflexión. Porque, a pesar de las campañas de Tráfico, de la reducción de los límites de velocidad en las vías convencionales, de los mecanismos cada vez más eficientes de seguridad que llevan los coches hoy, del incremento de controles policiales y de radares e incluso de las mejoras implementadas en algunas carreteras, todavía hay demasiados conductores sin la concienciación necesaria para entender la responsabilidad que entraña ponerse al volante de un automóvil ni el riesgo que conlleva actuar de forma negligente.
Que prácticamente un cuarto –el 23%– de todos los accidentes tenga que ver con distracciones por uso del móvil mientras se conduce, con el agravante de que muchos incluso escriben mensajes estando al volante, representa un problema de enorme magnitud.
Frenar la sangría en las carreteras pasa por una mayor concienciación del riesgo que supone conducir irrespetando las normas
Porque un despiste de un segundo puede costar una vida. En este sentido, nunca está de más insistir en que el factor humano, en forma de exceso de velocidad, de conducir bajo la influencia del alcohol o las drogas, de saltarse un STOP o de irrespetar las normas de circulación, está detrás de la inmensa mayoría de los accidentes. Lo sabe bien José Luis Julián, cuyo desgarrador testimonio da fe del precio que se puede llegar a pagar por una imprudencia al volante.
Deberíamos aprender que salir a la carretera en condiciones no óptimas y que infringir las leyes de Tráfico no solo pone en peligro nuestra propia vida, sino también la de nuestros seres más queridos y la de los demás usuarios de la vía. La solución para frenar cuanto antes la trágica sangría en nuestras carreteras pasa de forma ineludible por una mayor concienciación del riesgo que supone conducir irrespetando las normas.
Siempre habrá accidentes que, por diferentes causas, resulten inevitables, pero llevar el sentido común, la cautela y la prudencia como compañeros de viaje parece la mejor fórmula para reducir los siniestros y sus trágicas consecuencias.