Después de muchos millones desperdiciados y de un juicio que ha tardado décadas, el Parking Inteligente de la Part Alta de Tarragona, parece que podrá convertirse en un parking normal. En su momento iba a ser un ejemplo de tecnología aplicada al estacionamiento de coches. Solo entrar por su puerta, mecanismos robóticos se harían cargo del vehículo para trasladarlo horizontal y verticalmente a su nicho correspondiente. La sorpresa llegó el mismo día de su inauguración, cuando el alcalde Joan Miquel Nadal le entregó su flamante Audi A8 y tuvo problemas porque no cabía en su plataforma.
El general Della Rovere dijo de un subalterno: «No es brillante, por lo que presta grandes servicios». Esperemos que el parking del que hablamos, una vez desprovisto de su inteligencia, también puede prestarlos, con prioridad para sus vecinos.
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