Paisajes y emoción contra el olvido

Literatura. La escritora Lena Paüls edita un libro digital con el legado artístico del acuarelista con raíces en Duesaigües

30 agosto 2020 10:10 | Actualizado a 30 agosto 2020 11:24
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Emoción y memoria enlazan en cada pintura del acuarelista Bartomeu Llebaria Grau (Barcelona, 1909 - Duesaigües 2019). Un legado que, ahora, la escritora reusense Lena Paüls y la hija del artista, Anna Llebaria Enrich, recuperan en el libro digital Llebaria Grau, entre el serè i el garbí. La publicación condensa una selección de pinturas –treinta en total– que «son paisajes vividos y humanizados, en los que no aparecen personas, pero sí que enlazan la memoria con la emoción artística», explica Lena Paüls.

Al respecto, Anna Llebaria Enrich asegura que «mi padre falleció hace un año, y entre sus cosas encontré una carpeta con muchas acuarelas fotografiadas por él, también busqué entre sus poemas y contacté con gente que quisiera escribir sobre sus acuarelas».

La relación de la autora con el pintor se remonta a finales de los años setenta, según explica en la publicación, «conocí a Bartomeu una mañana fría que había plantado el caballete detrás de casa nuestra, en el refugio de la Vinyeta, en Duesaigües […] Cuarenta años después, Bartomeu me regalaba aquella pintura». «Entonces, me quedó la pesadumbre de que no le había dicho lo importante que era, no aquella pintura, sino lo que él había hecho por Duesaigües», asegura Lena Paüls, quien revive las palabras que en su día dijo el escritor ruso León Tolstói: «Pinta tu aldea y pintarás el mundo, y Bartomeu llevó esta idea a la máxima expresión artística».

Bartomeu Llebaria Grau se dedicó profesionalmente a comercial del textil, en empresas de Barcelona, pero desde los 13 años no dejó de dibujar y pintar. «Fue autodidacta, primero al óleo y, posteriormente, a la acuarela, técnica con qué desarrolló su obra. Pintaba cuando tenía la necesidad. Cogía el caballete y salía a la naturaleza», recuerda Lena Paüls. En 1992, tras jubilarse, se dedicó de lleno a su pasión, en el estudio de casa suya, en Duesaigües. «La acuarelista Teresa Llorach al ver el libro dijo, de la pintura de Llebaria, que sabe en cada momento cuando debe dejar de pintar para que el cuadro mantenga su esencia», afirma la escritora reusense. En este sentido, la hija del artista destaca que «el libro transmite la sensibilidad de mi padre hacia la naturaleza y que era una persona muy perfeccionista».

Poesía

Portes al mar, L’amor que floreix, Entre el serè i el garbí e Indrets viscuts capturan la esencia del momento en cada una de las acuarelas que aparecen en el libro digital. Además, las imágenes se acompañan de los textos de Miquel Accensi, Pol Bravo Llebaria, Maria Brull Pujol, Montserrat García, Bartomeu Llebaria, Anna Llebaria, Carla Llebaria González, Carles Nogués, Lena Paüls, Queta Sedó, Anna Maria Vallvey y Francesc Vergés. «Se da el caso de que Bartomeu Llebaria Grau también escribía, y algunos fragmentos de poemas suyos también acompañan las fotografías. Decía Voltaire que la escritura es la pintura de la voz, y él también tenía la necesidad de escribir para explicar algún aspecto de sus obras», explica Lena Paüls.

«Hemos pensado en personas que a mi padre le hubiese gustado que escribiesen algo de sus acuarelas, personas que él quería», asegura Anna Llebaria y añade que «él pintaba aquello que amaba y también escribía sobre ello. Por ello, ha sido fácil relacionar sus obras con fragmentos de sus poemas».

Llebaria Grau, entre el serè i el garbí es –en palabras de la escritora reusense– «un libro que reivindica la trayectoria de un artista que toma como fuente de estímulo el espacio y que nos lo devuelve como memoria colectiva, es decir, establece lazos que conectan con nuestros orígenes». Así pues, el Castell d’Escornalbou, la Serra de l’Argentera, Siurana, la Cartoixa d’Escaladei o el Parc de la Ciutadella de Barcelona se convierten en un marco incomparable. Y es que a lo largo de su trayectoria artística, a Bartomeu Llebaria Grau le interesó «el paisaje como metáfora contra el olvido», asegura Lena Paüls y añade que «consiguió, a través de sus obras, reinterpretar el paisaje y nos lo devuelve para que no lo olvidemos».

Y a la pregunta de por qué es digna de consideración la obra de Llebaria Grau, Lena Paüls no deja lugar a dudas: «Bartomeu explica el mundo desde su punto de vista. Por lo tanto, no es un testigo neutro del paisaje. Cada obra invita a hacer una reflexión activa. Sus paisajes explican la lucha del paisaje con el tiempo. Sus pinceles expresan el miedo a renunciar, a dimitir de la tierra».

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