El despliegue del complejo inmobiliario de La Hispània, cuyas obras cumplirán este jueves ya un mes en marcha, supone la desaparición definitiva del primer banco de pruebas de aplicaciones inteligentes en cuestiones de movilidad que tuvo Reus. En mayo de 2014, y tras someterla a reformas, el Ayuntamiento relanzó la zona azul de la Riera Miró como un «smart city lab pionero».
Con el concepto smart city en plena eclosión, la antigua Amersam equipó el parking de superficie con detectores de vehículos, indicativos luminosos –en verde y rojo– y cartelería digital que mostraba la disponibilidad de plazas. así, se redujo la circulación en el interior del área y el tráfico se volvió más fluido en los alrededores.
La ocupación pasó a ser consultable a tiempo real a través de web y app. Se colocaron cargadores para vehículos eléctricos, no tan frecuentes por aquel entonces. Y el aparcamiento tarifado pasó a ser supervisado con smartphones.
La iluminación se sustituyó por un sistema LED, y este quedó regulado mediante un protocolo que aumentaba la intensidad de la luz si identificaba movimiento de personas. Ya entonces se empezó a hablar de desarrollar una app que permitiese pagar desde el teléfono móvil. El objetivo de todo, «probar las últimas tecnologías para expandirlas al resto de la red de zonas azules». Algunas no salieron de allí y otras avanzaron hasta generalizarse.
El desmantelamiento ha llegado para aquel smart city lab justo antes de que alcanzase una década. Pero, en realidad, su vigencia llevaba ya un tiempo agotada.
El crecimiento de las raíces de los árboles en el subsuelo, según explicó el Ayuntamiento en su momento, había ido dañando, con el paso de los años, los sensores de las plazas. Y estos, después de algunas reparaciones y viendo las dificultades que afrontaban, acabaron por desactivarse.
El conjunto innovador e inteligente, que se había conservado como singular tan solo en esa área, dejó de operar. Y la zona azul siguió prestando servicio hasta este noviembre con un funcionamiento ordinario.
Los árboles, hacia otra ubicación
Ahora, antes de que entraran las máquinas para comenzar a trabajar en el parking subterráneo y los futuros bloques de viviendas de La Hispània, operarios de la Brigada Municipal extrajeron los sensores del viejo banco de pruebas. Fuentes municipales consultadas no precisaron si la intención es desecharlos, almacenarlos o si se les dará una segunda vida de algún tipo.
Lo que sí va a conservarse son los árboles, trasladándolos a otra localización dentro de la ciudad. Las labores en este sentido arrancarán hoy mismo. Desde Garcia Riera, la empresa adjudicataria de las obras de La Hispània, concretan que, «si todo va bien, empezaremos a retirarlos y el Ayuntamiento los volverá a plantar en una nueva ubicación». Esta podría ser una plaza próxima a Països Catalans.
En este ciclo que se dispone a abrir, tras haber cerrado el del banco de pruebas, la Riera Miró no perderá el espíritu de innovación que adquirió en 2014. Y es que las viviendas que se levantarán sobre la zona azul cuentan con algunas particularidades, punteras como en su día lo fue ese smart city lab.
Los pisos de La Hispània tendrán placas solares, espacio para todas las fracciones de recogida selectiva y estancias reversibles, es decir, que permitirán transformar la configuración del domicilio según el número de residentes. Contarán con sistemas de aerotermia que jueguen con la temperatura exterior para dar confort, una galería bioclimática y las cubiertas serán espacios comunes que, según recoge el proyecto, «darán lugar a una plataforma de convivencia».