Las increíbles cabras alpinistas de Suiza: cuando la naturaleza escala a lo loco
Cabras montesas en acción: imágenes impactantes de íbices escalando muros en los Alpes suizos.

Dos cabras montesas, o ibex, escalando la presa de Salanfe, en Suiza, en busca de salitre.
En las bellas montañas suizas, donde el aire es puro y el verde lo inunda todo, ocurre un espectáculo tan raro como fascinante: cabras montesas que desafían la lógica (y la gravedad) subiendo por las paredes verticales de presas de hormigón como si fueran un Spider-Man con pezuñas.
Sí, no es una exageración. Estos animales, conocidos como íbices alpinos, han sido grabados y fotografiados en más de una ocasión trepando alegremente por los muros casi verticales de infraestructuras como la presa de Cingino, en el norte de Italia, o, este mismo viernes 16 de mayo, en la presa de Salanfe, en Salvan, cantón del Valais, Suiza.
Tal como demuestran las imágenes, estas intrépidas cabras montesas escalan con una tranquilidad envidiable, como quien sube unas escaleras mecánicas. Y claro, el fenómeno ha dejado boquiabierto a más de un excursionista... y ha reventado varios videos virales en redes sociales.

Ahora bien, ¿por qué las cabras montesas suben presas? ¿Acaso buscan fama? ¿Se aburren de las rutas de montaña normales? Nada de eso. La respuesta, como suele pasar en la naturaleza, es mucho más pragmática: sal. O, para ser más precisos: el salitre. Las presas de cemento, al estar hechas de este material, contienen minerales como el yeso, que a su vez contiene sulfato de calcio, una fuente de sales minerales que las cabras montesas necesitan desesperadamente en su dieta.
Resulta que, aunque pastan por montañas llenas de hierba, esa dieta no les aporta todos los minerales esenciales que requieren para mantenerse fuertes y sanas. Y por esta razón arriesgan el pellejo subiendo estos muros imposibles: están literalmente lamiendo las paredes por salud. Y lo hacen con una agilidad sorprendente que haría llorar de envidia a más de un escalador profesional.
Por suerte, además de estar entrenadas en la escalada de rocas y montañas de gran desnivel, sus pezuñas tienen una forma especialmente adaptada para estas hazañas: con una especie de almohadillas blandas que agarran superficies lisas y bordes con una precisión increíble.
Lo más curioso es que esta conducta instintiva no es entrenada ni aprendida por observación humana. Es parte de un instinto natural muy afinado. Desde pequeñas, las crías de íbice acompañan a sus madres en recorridos que parecen diseñados por un creador de videojuegos extremos. Si sobreviven (que algunas no lo hacen), terminan dominando el arte de caminar por paredes verticales que desafían las leyes de la física.
Así que la próxima vez que escuches a alguien decir que “las cabras están locas”, puedes asentir con una sonrisa. Sí, están locas... por la sal.
Además de sal, también aprovechan para comer hierba. FOTO: EFE

Es común ver a los ibex realizar estas hazañas en manada.

Las cabras montesas son capaces de superar grandes desniveles. En el caso de Salanfe, un 75%.

El salitre es un complemento alimenticio muy necesario para esta especie de cabra.