El día que Pepi volvió a nacer
La solidaridad permitió que, en 2014, Josepa Ruiz pudiera adquirir un aparato para respirar. Esto le permitió aguantar hasta la operación de doble trasplante de pulmón que se hizo hace un año. Hoy hace vida normal.

Imagen de la recepción que se llevó a cabo ayer por la tarde en el despacho del alcalde.
J osepa Ruiz tiene 55 años, pero ella misma dice que «son 54 más uno, ya que el 18 de octubre de 2014 volví a nacer». Esta tarraconense sufría desde su nacimiento una grave patología en los pulmones, y hasta principios de 2013 necesitó de un aparato para poder respirar. Le diagnosticaron la enfermedad hace 26 años, cuando tenía 29, pero a lo largo de los últimos tiempos su situación empeoró, hasta el punto de que a finales de 2013 requería durante las 24 horas del día de un aparato con bomba –a máxima intensidad– para poder respirar.
El problema añadido con el que se encontraba hace sólo dos años era que el artilugio que utilizaba sólo tenía unas cuatro horas de autonomía, una circunstancia que prácticamente le impedía poder salir de casa y, por ejemplo, no le permitía ir a ver a su madre.
La vida de Pepi, una persona muy vinculada a entidades de la ciudad como la Germandat del Sant Ecce-Homo, dio un primer giro hace dos años, gracias a la solidaridad de empresas, instituciones, ciudadanos de Tarragona y del Rotary Club. Entonces, Ayuntamiento y Rotary acordaron realizar en abril de 2013 un concierto solidario en las instalaciones del Palau Firal i de Congressos. El Consistorio cedió gratuitamente el espacio en el que se llevó a cabo el evento, mientras que desde el Rotary Club Tarragona se inició una particular maratón solidaria en la que tomaron parte compañías privadas y el público que acudió al espectáculo.
Todo ello hizo posible que Josepa Ruiz González pudiera adquirir un aparato eléctrico mucho más moderno que le facilitó –en gran parte– la vida, ya que podía enchufarse en cualquier lugar, por lo que no tenía que estar pendiente de estar en casa y pudo hacer una vida más social.
18 días en coma
Paralelamente a la adquisición del nuevo aparato, Pepi vivía pendiente de recibir un doble transplante de pulmón. En ese momento le dijeron que si no le intervenían le quedaban sólo dos años de vida. Además, tenía a siete personas por delante de ella en la Vall d’Hebron para recibir el nuevo órgano.
La situación, sin embargo, empeoró de forma importante a finales de 2014, hasta el punto de que Pepi estuvo 18 días en coma. Posteriormente pudo ser operada y pasó dos meses en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y otro hospitalizada en planta. Ahora, casi 400 días después, ya está mucho mejor, lleva una vida completamente normal, hace rehabilitación y le hacen controles cada dos meses.
«Lo pasé muy mal porque no podía salir a la calle, ya que dependía de la mochila y me ahogaba. Por suerte, ahora ya he pasado página gracias a la ayuda de todos. No me merezco todo lo que la gente ha hecho por mí», relata Pepi, quien ahora conduce, camina y está «muy agradecida» tanto al personal médico como a sus amigos y conocidos.
«Para mí fue un gran paso poderme levantar de la silla de ruedas. He estado diez años en ella y en la última Festa per a Tothom ya fui yo quien llevó a otras personas» explica Pepi, quien asegura que «cuando te encuentras en esta situación, el primer paso es ser positivo y tener el convencimiento de que uno va a poder salir hacia adelante».
Ayer por la tarde, Pepi acudió al despacho del alcalde de la Plaça de la Font, donde fue recibida por Josep Fèlix Ballesteros. De hecho, el máximo representante municipal ha estado personalmente informado de la evolución de la patología que ha sufrido esta tarraconense. «El esfuerzo que hemos hecho entre todos es una forma de devolverle todo lo que ella ha hecho por la ciudad», explicó ayer el máximo representante municipal, visiblemente emocionado.
Durante la visita, Ruiz estuvo acompañada por representantes del Rotary Club, así como de la Hospitalitat Diocesana de la Mare de Déu de Lourdes, entidad de la que Pepi es voluntaria. «Soy católica, y tengo claro que me he salvado gracias a Dios y a la ciencia», explicó ayer Ruiz, quien agradeció especialmente el trabajo del jefe de transplantes de la Vall d’Hebron, el doctor Solé.
Los retos de Ruiz no se acaban aquí, sino que justo ahora empiezan. El primero será realizar el Camino de Santiago. Conociendo el valor de Pepi, los responsables ya pueden ir preparando su credencial como peregrina.