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    El Ayuntamiento de Tarragona aprueba los presupuestos, gracias a la abstención de ECP

    ERC claudica y acepta todas las condiciones de En Comú Podem. Finalmente, el billete sencillo de autobús subirá 10 céntimos a partir del 1 de enero

    30 diciembre 2022 09:54 | Actualizado a 30 diciembre 2022 11:22
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    Habemus presupuestos. El Ayuntamiento de Tarragona aprobó este viernes in extremis los presupuestos para el año que viene. Lo hizo gracias a la abstención de En Comú Podem, formación que ha estado negociando las cuentas con el gobierno hasta el último momento. De hecho, fue minutos antes de empezar el pleno, cuando el concejal de Serveis Generals, Jordi Fortuny, y la portavoz de los Comuns, Àngels Pérez, mantuvieron su última conversación. De esta manera, el gobierno de Pau Ricomà claudicaba y aceptaba punto por punto todas las propuestas que En Comú Podem había puesto encima de la mesa el día anterior. Eran condiciones necesarias para dar el apoyo a los presupuestos.

    La más importante, y la que parecía la principal línea roja para el gobierno, era la subida del precio del billete sencillo de autobús. Fortuny defendió hasta el último momento el incremento de cuarenta céntimos, de los 1,50 euros actuales hasta los 1,90. El momento clave llegó poco antes de la votación definitiva, cuando la portavoz de los Comuns presentaba una enmienda a las cuentas. Pedía subir, como máximo, diez céntimos el billete sencillo. El gobierno cledía y aceptaba la medida. No le quedaba otro remedio. Por lo tanto, a partir de mañana, el billete sencillo de autobús costará 1,60 euros.

    Otra de las preocupaciones de la formación morada y que el gobierno se ha comprometido a llevar a cabo es aprovechar la medida impulsada por el ejecutivo central de bonificar con un 50% los bonos de autobús, siempre que el Ayuntamiento se haga cargo del 20%. Además, Fortuny anunció 10.000 euros para la partida de Memòria Històrica, 300.000 para Cooperació y un incremento de presupuesto para departamentos, como Joventut o Centres Cívics. Todas estas medidas formaban parte de las peticiones irrenunciables de los Comuns.

    Minutos antes de empezar el pleno, Fortuny y Pérez protagonizaron un encuentro, delante de todo el mundo, sin disimular, aunque en voz bajita. Su buena sintonia ya auguraba un final feliz para los de Ricomà. Los presupuestos acabaron aprobándose gracias a la abstención de En Comú Podem, y al ‘sí’ de las formaciones que forman el gobierno –ERC, JxTGN y la CUP–. El resto de grupos políticos votaron negativo, alegando que eran unos presupuestos «sin ambición ni proyecto de ciudad»,, y recriminando al alcalde Ricomà haber subido todos los impuestos posibles. La nota anecdótica de la jornada la protagonizó Sergio Piriz, concejal de Ciutadans que no asistió al pleno, al no encontrarse bien. Su ausencia cobró importancia, teniendo en cuenta que habría permitido que, sin el apoyo de los Comuns, las cuentas fueran igualmente aprobadas.

    Tras incorporar dos enmiendas del PSC y de los Comuns, Fortuny explicó algunas de las virtudes de las cuentas. «Son unos presupuestos cocinados a fuego lento durante tres meses, que cuentan con la colaboración de algunas formaciones», explicaba el concejal de Serveis Generals, quien añadía que «es un presupuesto que no ‘fa volar coloms’. Tiene consistencia, y no es nada electoralista. Eso sí, el Excel tenía que cuadrar».

    Por su parte, Àngels Pérez (ECP), aseguraba ayer que «no pensamos soportar el peso de aquellos que nos califican de una manera u otra. Es una pantalla que ya hemos superado», y añadió que «para tirar adelante la ciudad necesitamos conseguir el consenso de las izquierdas. Hoy –ayer para el lector–, ha ganado la virtud de hacer política». Por su lado, Fortuny agradeció «la terquedad y la actitud» de Pérez, «por no haberse levantado de la mesa y trabajar punto a punto los presupuestos, con la única voluntad de llegar a un acuerdo para la ciudad».

    Los socios de gobierno dieron su apoyo incondicional a las cuentas de Fortuny. Dídac Nadal, de Junts per Tarragona, recriminó a la oposición «no estar al lado de la ciudadanía», y poner en peligro las ayudas Next Generation. Por su lado, la portavoz de la CUP, Eva Miguel, reclamó buscar soluciones para «seguir blindando las políticas sociales».

    La oposición, en contra

    Con quien el gobierno municipal no consiguió llegar a ningún acuerdo ha sido con el PSC, quien pese a mostrarse dispuesto a negociar durante el proceso, el resultado final fue un contundente ‘no’. «Estos presupuestos son el epílego de una historia de fracaso», decía la portavoz socialista, Sandra Ramos, quien añadía que «Tarragona se ahoga», y recriminaba al gobierno «no tener ambición».

    La más dura fue la concejal no adscrita Sonia Orts, quien aprovechó su turno de palabra para atacar frontalmente al alcalde Ricomà. Del presupuesto y de la explicación de su voto negativo ni rastro. «Estaría bien que convirtiera su prepotencia y soberbia en humildad», decía Orts, quien añadía que «usted vendió la Tarragona del cambio. Del cambio a peor. Solo ha inaugurado los proyectos del PSC y ha dejado la ciudad en bancarrota». Ricomà, perplejo, se pasó todo el dicurso de Orts haciendo el gesto de negación con la cabeza.

    Por su parte, la portavoz de Ciutadans, Lorena de la Fuente, justificó su voto alegando que «son unos presupuestos cogidos en pinzas, ya que hay inversiones sometidas a condiciones que no dependen del propio Ayuntamiento».

    En la misma línea, el número 1 del PP, José Luis Martín, aseguraba que «son unas cuentas de una ciudad sin rumbo», y de un gobierno «débil». Además, el portavoz popular acusó a Ricomà de «incoherente».

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