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    La autoescuela de maquinistas

    Movilidad. En la estación de Tarragona hay un simulador de cabina de conducción por el que pasan buena parte de los futuros conductores de tren

    23 noviembre 2022 20:22 | Actualizado a 24 noviembre 2022 07:00
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    Junto a la puerta de acceso al vestíbulo de la estación hay una pequeña entrada que pasa desapercibida para la mayoría de los viajeros que todos los días suben al tren. Desde allí se accede al piso de arriba, donde se encuentra una de las aulas en la que se forman buena parte de los maquinistas de mercancías que operan tanto en Tarragona, como en el resto del Estado. El motivo es el simulador de una cabina de conducción, que permite a los futuros profesionales entrenar sus habilidades como maquinistas antes de salir al andén.

    El cuadro de mando es como la cabina de cualquier tren. Hoy el ejercicio lo hace Locomotora 252, que lleva un convoy de mercancías de 2.500 toneladas de peso, iniciando su trayecto en la estación virtual de Brezo. Se abre el retrovisor y Abel Roig, que está detrás de los mandos, acciona el pedal de hombre muerto, el sistema de seguridad que cada cierto tiempo tiene que presionar para verificar que el conductor está bien o que no ha salido de la cabina.

    Con la máquina en marcha, hay que probar el sistema de frenado y casi está todo a punto para que el convoy pueda ponerse en marcha. En este ejercicio todo está preparado para que los futuros profesionales conduzcan un tren de la forma más real posible, incluso los ruidos con los pitidos del tren, pero Locomotora 252 no se pone en marcha. El sistema de señalización no funciona. También en la vida real pasan esas cosas.

    Francisco Giménez, uno de los instructores, se encarga de complicarle las cosas a nuestro maquinista. De repente aparece la lluvia y en la pantalla frontal prácticamente no puede verse nada. «Podemos cambiar las condiciones del tiempo, que de repente pase un coche por el paso a nivel o que se estropee la máquina. A veces trasteamos un poco para ver cómo reaccionan y si saben responder delante de situaciones que pueden surgir en la vía», afirma Giménez.

    En este caso es un ejercicio para un maquinista que se especializará en mercancías, pero también los hay para cercanías, media distancia o alta velocidad. En función de las características de cada convoy o de cada desplazamiento la formación es diferente, ya que aspectos como el perfil de las vías o el tiempo de frenada varían en cada uno de los casos. «Esto no es como sacarse el carnet de coche y ponerse a conducir», dicen. Por esto, cada línea también necesita sus maquinistas. Los que se forman en Tarragona pueden cubrir el triángulo desde València a Portbou y hacia Zaragoza, si el tren sobrepasa estos dominios deberá entrar un segundo conductor.

    Muchos de los veteranos obtuvieron la titulación para conducir trenes en el servicio militar

    El convoy alcanza la velocidad máxima de 100 km/h cuando nuestro maquinista se encuentra con otra ‘trampa’, ya que a causa de unas obras se ve obligado a circular en dirección contraria, unos kilómetros más adelante hay un coche que cruza el paso a nivel cuando la barrera ya está bajada y el tren acaba dándole. El personal de las instalaciones de Renfe Mercancías en Tarragona asegura que este tipo de accidentes «son muy habituales. La gente tiene prisa». También lo son los arrollamientos de personas, una situación que viven en sus propias carnes muchos profesionales que, en este caso, no tienen nadie que los prepare.

    Los ejercicios con este simulador son el último paso antes de que los becarios que participan en el programa de maquinistas de Renfe estén preparados para conducir un tren. Según la ley del Sector Ferroviario este personal debe contar con un permiso que se obtiene en uno de los centros homologados por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, como la Escola Tècnica Professional de Conducció i Operacions de L’Hospitalet de Llobregat. Desde 2007 la gran terminal de esta ciudad centraliza en Catalunya la formación para la obtención de este certificado, que consiste en un curso de 1.150 horas lectivas. A partir de la obtención de esta licencia, estas personas deberán esperar que los contrate una empresa privada. Esta tendrá que completar su formación o participar en una de las convocatorias que hace el operador público, para acabar la instrucción en cuanto a locomotora e infraestructura, además de la parte del simulador, que forma parte del examen de final de beca. Ahora mismo en las dependencias de Tarragona se está formando a 64 maquinistas y a nueve becarios de mercancías, aunque desde que se instaló el simulador en 2012 –que fue sustituido por uno nuevo en 2021– se calcula que más de mil alumnos han pasado por el centro, al que cada dos años tiene que acudirse obligatoriamente para el mantenimiento del título de conducción. La primera mujer no entró hasta 1990. Con los años esta cifra se ha ido incrementando tímidamente y ahora ya son seis. Y es que, en el caso de las mercancías estas tan solo representan un 10% del total de maquinistas.

    «Las condiciones de los maquinistas son buenas», dice el jefe de base Antonio Loshuertos. Y esto hace que la demanda sea muy superior a la oferta. En la última convocatoria se presentaron 900 solicitudes para 305 plazas, unas convocatorias que en los últimos años Renfe ha abierto de forma anual para cubrir las jubilaciones de la compañía. Y es que, muchos de estos veteranos llegaron tras obtener la titulación cuando hicieron el servicio militar. Desde 1941, cuando se creó Renfe, hasta 1988 había un convenio entre los ministerios de Defensa y Fomento para cubrir la demanda de profesionales ferroviarios, por lo que se creó un regimiento específico, el de Movilización y Prácticas que todavía existe. «La formación duraba 36 meses e íbamos vestidos de azul», según recuerda Francisco Giménez.

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