!

Viernes 23 de diciembre –ayer para el lector–. Doce y media del mediodía. Rosana y su marido Esteve deciden ir a dar un paseo por la playa del Miracle y la zona de los Tinglados. Quieren ver mar. Viven en la calle Gasòmetre. Pero su propósito se ve frustrado.

Las escaleras mecánicas de la Plaça dels Carros no funcionan y Esteve lleva dos años en silla de ruedas por un accidente de tráfico. Tampoco funciona el ascensor. «Pero si funcionara no lo cogeríamos. Da asco entrar. Esta muy sucio», dice enfadada Rosana. Este matrimonio asegura que es el sexto intento de cruzar las vías del tren en dos meses. «No hay manera. Estas escaleras están siempre inoperativas. ¡Qué alguien haga algo, por dio!», añade Rosana. La pareja, indignada, volvió a su casa tal como vino. Sin ver el mar.

El paso soterrado para peatones de la Plaça dels Carros es uno de los puntos negros de la ciudad. El escenario es el siguiente. Las escaleras funcionan cuando quieren. Y, a veces, funciona una y la otra no, lo que significa que alguien en silla de ruedas baja por la primera, pero al llegar abajo, queda atrapado al no poder salir por el otro lado. Además, la alternativa del ascensor no acaba de gustar, ya que, en caso de que funcionase, su interior está lleno de pintadas y basura. Hace tan mal olor que hay que entrar aguantándose la respiración.

La limpieza tampoco es su punto fuerte. Es habitual encontrarse el paso lleno de hojas y de suciedad, como bolsas y botellas de plástico. Tampoco hay mucha luz y, cuando oscurece, da miedo pasar por allí. Por otro lado, algunas de las baldosas amarillentas que forman las paredes del paso están rotas y otras a punto de desprenderse.

La Associació de Veïns del Barri del Port asegura que cada día se reciben quejas por este tema. «Es una constante y, lo peor de todo, es que eso es así desde el minuto 0 que se inauguró el paso», explica la presidenta de la entidad vecinal Carmen Puig. Para ella, que las escaleras no funcionen es uno de los problemas más graves. «¿Saben lo que significa encontrarse con las escaleras mecánicas inoperativas? Que la persona no tiene otro remedio que andar toda la calle Real, hasta llegar al Serrallo», dice Carmen Puig.

La presidenta de la entidad asegura que ya está sufriendo por el día 31 de diciembre, cuando la asociación de vecinos organiza el Bany de Sant Silvestre en la playa del Miracle. «Me da vergüenza porque es un acto en el que viene gente de toda la demarcación. Ya tiemblo. ¿Qué deben pensar al encontrarse esto?», se pregunta.

Además, Puig está convencida de que este paso les ha dejado incomunicados. «Antes, podíamos pasar andando o en coche por las vías del tren. Con este sistema no. Pensaban que nos hacían un favor, y nada más lejos de la realidad», añade la presidenta, quien ya está cansada de reclamar mejoras en este punto.

Empiezan las conversaciones

La administración encargada de conservar en buen estado este espacio de la ciudad es el Ayuntamiento, a través de una empresa subcontratada. Según el concejal de Territori del Ayuntamiento de Tarragona, Xavi Puig, «somos sabedores de que es un espacio de la ciudad que debe mejorar en muchos aspectos. Heredamos un sistema de gestión y de contratos que no podemos mover».

La novedad es que ya han empezado las conversaciones entre Consistorio y Port para decidir qué hacer con este espacio. No hay que olvidar que es uno de los principales viales de acceso de la ciudad a la zona portuaria.

El concejal Xavi Puig asegura que «debemos buscar la manera de revertir la situación, con la complicidad del Port», y asegura que las negociaciones acaban de empezar.

Por su parte, desde la Autoritat Portuària confirman que hay conversaciones abiertas «para colaborar con el Consistorio en los planes municipales de revitalización del Barri del Port», y añaden que entre las diferentes actuaciones que se plantean, «hay la posibilidad de buscar una solución definitiva para las escaleras mecánicas».