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    «Perdí a mi mujer, perdí a mi hija; lo perdí absolutamente todo y me salvaron la vida»

    La demarcación registra casi las mismas consultas por drogodependencia que hace veinte años. El alcohol es la droga que más tratamientos por adicción provoca en Tarragona

    26 febrero 2023 23:12 | Actualizado a 28 febrero 2023 19:00
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    «Llevo 26 años con problemas con la cocaína, problemas que derivan en alcohol, en juego... Mis actos han causado dolor, he perdido propiedades, he perdido a mi mujer, a mi hija; te ves en una situación donde tocas fondo y dices, no puedo, no quiero seguir así».

    El caso de Adolfonombre ficticio– podría ser el de cualquiera de las personas que cada día nos cruzamos de camino al trabajo, a hacer la compra o a cualquier otro quehacer. Forma parte de Proyecto Hombre en Tarragona desde octubre del pasado año: «Al final, haces un poquito de balance y ves que no has vivido», comenta.

    Años atrás, en 2018, Adolfo, de 47 años, inició un proceso en las Islas Baleares. «No fue por iniciativa propia, lo hice para callar bocas, para que vieran que yo estaba ahí y que quería recuperarme, ya que se generó un ambiente nocivo en la familia, pero hasta finales de 2022 no me he dado cuenta de toda la realidad», reconoce.

    ¿Qué le llevó a caer en las garras de las drogas? «Empiezas socialmente; eres joven, sales de fiesta con los amigos y lo pruebas para sentirte integrado», reconoce. Sin embargo, añade que la situación llega a un punto peligroso: «Hay emociones que no eres capaz de afrontar y que mitigas con las sustancias; yo me evadía para no hacer frente a cuestiones de la vida incómodas; no me veía con fuerzas y era un antídoto momentáneo», admite.

    Su situación se agravaba con el paso de los días: «Buscas la solución, pero ya no sabes parar y acabas autodestruyéndote», destaca. Después de unos meses en Proyecto Hombre, se encuentra en un momento de reconstrucción personal: «No tengo trabajo, no tengo ingresos, pero estoy viviendo el mejor momento, lo perdí absolutamente todo y me salvaron la vida, literalmente; ahora tengo proyectos de futuro, quiero recuperar a mi mujer y a mi hija», comenta.

    Como Adolfo, 1.432 personas en la demarcación de Tarragona iniciaron un tratamiento por drogodependencia en el año 2021. «A quien esté comenzando a encontrarse en esta situación, le diría que no tirara su vida por la ventana; una adicción es no vivir, es pasar de puntillas, sin sentir», sentencia.

    El total de casos del 2021 no dista mucho de los 1.349 del 2003, según el Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat), que conserva datos desde el 1999. Precisamente en el penúltimo año de siglo fue en el que se registraron menos tratamientos, con 973. En el año 2000, el dato creció hasta los 1.132 y fue creciendo progresivamente hasta rozar los 1.400 en 2005. Después, fue decreciendo hasta los 1.053 de 2008. En el año 2015, se alcanzó un pico de 1.627 casos y, a partir de 2016, los datos se mantienen estables entre los 1.300 y los 1.500 tratamientos anuales.

    «La prevención es muy, pero que muy importante, hay que empezar a trabajar desde los institutos, facilitando herramientas para que se reduzcan los factores de riesgo», expone la directora del Servicio de Atención en Tarragona y Terres de l’Ebre de Proyecto Hombre, María San Pedro.

    Para la coordinadora del centre d’atenció i seguiment a les drogodependències (CAS) de Tarragona, Blanca Carcolé, «estas problemáticas van ligadas al ser humano, nadie se hace adicto porque quiera, es un trastorno psiquiátrico como cualquier otro, pero no se trata como tal porque hay un estigma».

    «Nosotros trabajamos con el malestar de las personas, las causas son múltiples y los perfiles también, debe ampliarse la visión», indica la directora del Servei de Drogodependències del Hospital Sant Joan de Reus, Tre Borràs.

    Por comarcas de procedencia de los pacientes, las que registraron más casos fueron, con 454 –un 31%–, el Tarragonès, con 401 –un 28%–, el Baix Camp, y con 144 –un 10%–, el Baix Ebre. Normalmente, son las regiones en las que más procedimientos se notifican, junto al Alt Camp y al Montsià.

    El perfil de las distintas dependencias también va evolucionando con el paso de las décadas

    El alcohol sigue a la cabeza

    Por tipología de drogas, el alcohol no ha dejado de ser la que más tratamientos provoca, con 549 casos en 2021 en Tarragona. Le sigue la cocaína, con 291, y el cannabis, con 220. Después, se encuentra la heroína, con 163, y el tabaco, con 35, mientras que los 74 procedimientos restantes fueron provocados por otras drogas.

    En palabras de Carcolé, «el alcohol está repuntando desde el 2020, experimentó un pico en 2015, fue bajando, pero ahora vuelve a subir». «Es cierto que el perfil general es un hombre; tenemos una media de 39 años, no obstante, en el caso de Proyecto Hombre, el 58% de los procedimientos fueron provocados por una adicción a la cocaína», remarca San Pedro.

    De los 13.423 pacientes que hubo en Catalunya en el 2021, la mayoría fueron hombres –un 76%–. Por tramos de edad, la mayoría de personas que iniciaron un tratamiento se sitúan entre los 30 y los 54 años –un 66%–. Por situación laboral, el paro se impone, con un 30%, mientras que un 28% se encontraba con un contrato indefinido o en situación de autónomo. Y por estudios, un 77% tiene, como máximo, BUP, COU, FP o bachillerato.

    Los jóvenes suelen tener más problemas con el cannabis, las personas entre 30 y 50, con la cocaína y, las que tienen entre 40 y 60, con el alcohol. Según Carcolé, «como es una droga socialmente aceptada, llegan más tarde».

    El grupo como medicina

    «Nosotros tenemos una dinámica de trabajo grupal, ya que trabajamos con un modelo biopsicosocial», apunta San Pedro. Hay diferentes vías para que las personas con alguna adicción puedan llegar a este tipo de tratamiento. Por una parte, pueden ser derivados desde otros servicios. Además, el propio paciente puede haber solicitado la consulta por su propia cuenta, algo que también suele suceder.

    «A partir de aquí, se lleva a cabo un diagnóstico para saber cuáles son sus necesidades», explica San Pedro. También pueden ser los familiares los que decidan solicitar la ayuda, o los educadores sociales a través de las visitas a zonas de consumo activo.

    En el caso de los CAS, se entra en una lista de espera, a excepción de los menores de 21 años, las personas gestantes y las que tengan problemas orgánicos severos. Para los casos que se encuentran en las listas de espera, existe un grupo de acogida.

    Una vez en dinámica, se organiza una primera visita para establecer un diagnóstico. «Se lleva a cabo para saber qué problemas tiene el paciente y cuál es la mejor vía para solucionarlos», expresa Carcolé. «Aquí no viene nadie solo con un problema adictivo, suele venir gente con más adicciones y, además, trastornos mentales añadidos», añade. Las patologías duales son cada vez más comunes. «Lo que más tenemos son trastornos de personalidad», destaca.

    «Nunca se puede saber realmente si la adicción ha provocado un trastorno o al revés, por eso, prefiero hablar de malestar, ya que todo cambia mucho en función del caso», comenta Borràs. Es cierto que, si una persona sufre de un trastorno de la salud mental, este puede hacerle proclive a caer en el abuso de sustancias, que a su vez pueden volverse una vía de automedicación.

    Si el paciente sufre una dependencia activa, se plantea una desintoxicación de diez días en una unidad hospitalaria. En caso de comorbilidad, se deriva a las unidades de patología dual, donde pasan 28 días. Posteriormente, en ambos casos, el CAS realiza un seguimiento a través de sesiones con personal especializado.

    «No somos túneles de lavado», proclama Borràs. Carcolé, por su parte, denuncia que «muchos pacientes están sin techo, cobran el ingreso mínimo vital y no encuentran casa porque no hay alquiler social, las necesidades básicas deberían estar cubiertas en estos casos».

    La individualización y la profundización en todos y cada uno de los tratamientos se vuelven aspectos clave a la hora de abordar cada historia de forma diferente. Como le sucedió a Adolfo hace tan solo unos pocos años, la adicción puede llegar a destruir miles de vidas. Por ello, los expertos insisten en la importancia de la prevención.

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