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    Vida de ‘rider’: siete días y 10 horas por 1.200 euros

    Son unos 50 en Tarragona. Llegan a hacer 200 kilómetros al día. Soportan esperas, frío o lluvia. «No hay jefes pero hay que echar muchas horas para un sueldo digno», dicen

    23 marzo 2023 21:01 | Actualizado a 24 marzo 2023 07:00
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    Los domingos son fecundos para Mohamed. «Son días fuertes. He llegado a hacer unos 30 servicios y 200 kilómetros, trabajando unas diez horas y ganando 100 euros», confiesa. Pero no siempre es así. Este ‘rider’ muestra ahora la app en su móvil: su jornada arrancó a las 11 de la mañana, cuando se conectó, pero hasta las 12.45 h. no tuvo el primer pedido. «Me he sacado unos 20 euros en cinco servicios», dice en una de esas esperas de los repartidores frente al McDonald’s de la Rambla Nova.

    Ese es el punto neurálgico donde se junta este nuevo perfil disparado por las nuevas tecnologías y que ya ha cambiado el paisaje urbano y su movilidad poscovid. «Aquí están más o menos todos los restaurantes cerca y por eso nos juntamos», explica Álvaro De Juan, otro joven. La dilación y la paciencia son ingredientes indispensables en este rincón de móviles iluminados, cajas amarillas y motos y bicicletas aparcados, aguardando el próximo trayecto.

    Son casi las nueve de la noche, casi el momento punta para el servicio. «Desde las siete y media no me ha salido ningún pedido. Antes estuve tres horas, me hice dos y me gané 6,73 euros en esos dos viajes», explica Natalia, una colombiana de 19 años. «Llevo tres meses en esto, es el único trabajo al que me puedo dedicar», apunta. Es la sensación entre buena parte de este colectivo, en el punto de mira de la precariedad, de sus condiciones y de su controvertido encaje en el mercado laboral.

    La aplicación y el algoritmo

    Pero todo tiene matices. «No es un mal sector. Sí es un trabajo duro, porque hay que pagar autónomos y tienes muchos gastos. Pero ganas en función de lo que quieras trabajar. Y no necesitas ninguna titulación. Te puedes poner incluso con un patinete a repartir», explica Álvaro De Juan, tarraconense de 23 años que lleva año y medio.

    Cobran en función de la distancia o el clima: a veces dos euros por una entrega y otras hasta 20

    Glovo les cobra tres euros al mes por usar la aplicación y, a partir de ahí, ellos ingresan por quincenas y deciden el nivel de implicación. Todo es relativo. Cada repartidor es un mundo. En función de la franja en la que estén disponible, el algoritmo afina para darles pedidos en ese segmento del día.

    Todos esperan lo mismo: ring, una notificación, y empieza el trabajo, casi sin límites. Desde las franquicias de comida rápida a los restaurantes de más solera tarraconense, a estas alturas ningún negocio de la restauración puede renunciar a la opción del envío a domicilio, más en pospandemia. Tarragona abre sobre las 10 de la mañana y no acaba hasta pasadas las 12. En Barcelona, la horquilla abarca prácticamente 24 horas.

    «No es un mal sector. Es duro pero ganas en función de lo que quieras trabajar», reconoce Álvaro De Juan, uno de los repartidores

    La queja es recurrente. «A veces estamos de las 10 de la mañana a las 23.30 de la noche. Y pagando autónomos. Y cuando no hay pedidos no ganas nada. Cada tres meses pago 1.300 euros de IVA e IRPF, la gasolina de la moto, el préstamo que pedí para comprarla, las multas que a veces te pone la Urbana... Tienes que hacer muchas horas y trabajar duro para ganar algo digno. Somos un poco esclavos», admiten algunos.

    Cálculos que no salen

    Sin derecho a paro ni a vacaciones, a veces los cálculos no salen. La cuenta bruta que acumulan en su aplicación tiene que rondar los 2.000 euros para luego ir restando gastos: 298 de autónomos, 300 euros de gasolina, reparaciones del vehículo... Las ganancias son muy volátiles para estos autónomos, la mayor parte trabajadores para Glovo pero también para otras plataformas digitales de delivery como Uber Eats.

    Dependen de la distancia que deben recorrer hasta recoger el pedido, de la que tienen que cubrir hasta la entrega y de factores como el horario o hasta la climatología. Se gana más si hace viento frío o llueve, y también por la noche. Algunos enseñan los móviles con el saldo del día: 21,14 euros por cinco viajes; 12,57 por tres.

    La queja principal de estos empleados es el pago de impuestos. La cuota de autónomos es de 298 euros al mes en algunos casos

    Conviene aprovechar los momentos propicios. Desde el centro, a recoger una cena en Les Gavarres y llevarla a Sant Pere i Sant Pau pueden ganar unos 20 euros. Otro truco: aprovechar las noches de fin de semana, ya que entre 21 a 23.00 hay movimiento casi sin parar. «Trabajamos cuando llueve, cuando hay viento... Algunos todos los días de la semana. Y a veces te sacas 900 euros limpios, pero de ahí tienes que pagar tu hipoteca, la luz, el agua...», explica un repartidor de Glovo.

    La mayoría, extranjeros

    Hay un desgaste por estar conectado nueve, diez o hasta 12 horas e intentar agrandar la cuenta. Eso sí, algo muy bien valorado es la libertad. «Todo depende de las horas que eches, aunque si no trabajas, no comes. Pero nadie te va a decir nada, no tienes jefe. Trabajo y lo dejo cuando quiero, me organizo el día. Para mí es mejor estar aquí», cuenta Houchimi, que lleva dos años como repartidor.

    «Llevo tres meses. Es el único trabajo que puedo tener», admite Natalia

    Zohoor tiene 62 años y lleva tres meses repartiendo: «Trabajaba muchas horas en una carnicería, fines de semana, y quería dejarlo». Optó por asumir ese riesgo mientras aún hace cuentas sobre cuánto va a poder ganar. La mayoría son extranjeros, en general colombianos, venezolanos y marroquíes, que encuentran en este empleo su primer modo de vida.

    Alberto De Juan viene de hacer dos pedidos en dos horas y media. Reconoce que «hay días malos que luego se compensan». Sus cuentas: suele ingresar unos 1.500 euros, a los que descontar 154 de autónomos, más la gasolina y el mantenimiento de la moto.

    «Todo depende, pero si no echas horas, no ganas», dice Houchimi

    El resultado le deja satisfecho: «Me quedan algo más de 1.000 euros pero tampoco hago muchas horas, unas siete o así. He estado en otras empresas más precarias, este me parece un buen trabajo, aunque en los últimos tiempos hacemos menos dinero que antes, quizás porque el consumo baja o porque somos más repartidores. Pero creo que es un dinero decente para el trabajo que haces».

    Todos están mucho más en contra de los impuestos que pagan que de Glovo, la firma en el ojo del huracán. Sobre ella ha recaído una multa de 569.000 euros en Tarragona. La inspección mantiene que la empresa no es solo una mera intermediaria en la contratación sino que presta servicios, fijando las condiciones principales.

    La Ley Rider aprobada en 2021 no ha conseguido que Glovo, la mayor empresa de reparto a domicilio que opera en España, convierta a sus repartidores en miembros de la plantilla. Se calcula que ocho de cada diez de una flota de alrededor de 10.000 trabajadores siguen siendo autónomos. La compañía continúa en el punto de mira de la Inspección de Trabajo.

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