El té de kombucha llega a Tarragona

Empieza la comercialización de esta bebida probiótica, buena para no tener resaca

19 mayo 2017 19:21 | Actualizado a 21 mayo 2017 17:18
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A menudo una calçotada puede dejar un peso en el estómago que dura toda la tarde, y cuando uno padece una enfermedad, como el síndrome de Gilbert, un ágape de estas características puede ser sinónimo de 24 horas de ayuno. Es lo que le pasaba a Jordi Dalmau, que a los 15 años le diagnosticaron esta deficiencia en el hígado que padece entre el 5 y el 10% de la población, y que le generaba molestias como jaquecas, fatiga y un malestar generalizado los días que se pasaba con la comida.

El alivio lo encontró en el té de kombucha, una bebida fermentada, que se prepara mediante té endulzado, que se fermenta a partir de una colonia de bacterias. De consumo ancestral en algunos de los principales países de Asia, su principal dificultad era cómo encontrarlo. «En el herbolario no había, así que investigué cómo podía obtenerlo», describe.

Se informó y al principio se lo preparaba en casa. Por sus propiedades digestivas, antes de comer, y por su sabor refrescante, que de dulce se transforma a ácido a medida que pasan los días, la kombucha empezó a tener éxito también entre los amigos. Así que creyó que había llegado el momento de dar el salto del ámbito doméstico al comercial. Y buscó un socio. «Pensé que en el mundo este de las cervezas artesanas podría encontrar a alguien», explica.

Pero su socio lo conoció vía Skype, Toni Sánchez estaba trabajando haciendo la campaña de la vendimia en Nueva Zelanda. Y, a pesar de no conocer el producto, este enólogo empezó a informarse y a conocer lo que se estaba haciendo en aquella zona, de forma que a su regreso pusieron en marcha la maquinaria de la producción. «Estuvimos ajustando diferentes parámetros y variables, y en abril salió el primer producto», describe Dalmau.

El de manzana y jengibre y el de granada e hibiscos son las dos primeras variedades de esta sociedad que empieza ahora con la fase de comercialización. Mün Ferments mantiene en estos momentos una producción de 600 litros mensuales, que se envasan en botellas de 750 ml y que tienen un coste de 8,5 euros. Su comercialización va a hacerse en establecimientos de alimentación saludable y herbolarios. Y las cajas con seis unidades también pueden comprarse por internet.

La preparación del té de kombucha se hace en Organyà, mientras que el desarrollo del plan de negocio lo han hecho a través del Pla Embarca. «Ahora tenemos el producto, pero tenemos que enseñarle a caminar», describe Dalmau. Y esto pasa por dimensionar la inversión necesaria, que hasta el momento asciende a 10.000 euros, así como también las previsiones de producción. De momento, para este 2016 el objetivo pasa por dar a conocer el té de kombucha y «llegar a un punto de equilibrio para que la empresa se financie sola y de cara el año que viene podernos plantear la posibilidad de generar empleo».

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