Vila-seca: La naturaleza se abre paso en Els Prats d’Albinyana
Una explosión de biodiversidad, tras seis meses de trabajos, obliga al Port a repensar el proyecto de restauración ambiental. Se han encontrado más de 40 especies animales y trasladado 700 ejemplares

Los trabajos sacaron a la luz gran cantidad de serpientes.
Al sur de uno de los principales puertos industriales del Mediterráneo y al norte de uno de los grandes destinos turísticos de la Costa Daurada. Un espacio de apenas 38 hectáreas con un valor medioambiental incalculable. Uno de los últimos reductos que se ha mantenido al margen de la presión urbanística de nuestro litoral y que conserva su carácter de humedal. En Els Prats d’Albinyana, en La Pineda, la naturaleza todavía guarda la capacidad de sorprender.
El Port de Tarragona empezó el pasado otoño los trabajos de restauración ambiental de Els Prats, una de las medidas compensatorias por la construcción de la Zona d’Activitats Logístiques (ZAL). Se trata de la recuperación de una zona húmeda más importante que se ha llevado a cabo en Catalunya en los últimos 25 años. Una ambiciosa actuación que sienta las bases de cómo gestionar la biodiversidad de forma sostenible en entornos portuarios.
Durante los primeros seis meses, los trabajos se han centrado en limpiar y desbrozar el terreno, eliminar las especies invasoras, derruir los restos de viejas construcciones y retirar escombros y residuos que se vertían de manera ilegal. La semana pasada, empezaron los trabajos para excavar la gran laguna artificial de 11 hectáreas que se convertirá en el epicentro de este pulmón verde.

Una familia de zorros frecuenta Els Prats d’Albinyana.
«La gran sorpresa ha sido la cantidad de individuos de fauna y de especies diferentes que se han encontrado y que no se contemplaban inicialmente», explica Cristina Miret, directora ambiental del proyecto. Más de 700 animales se han capturado y trasladado al espacio próximo de la Séquia Major mientras duren los trabajos.
«Ya contábamos con que el espacio tenía un gran potencial y que la naturaleza haría su proceso, pero la sorpresa ha sido mayúscula», coincide Ferran Aguilar, que se ha encargado de coordinar la vigilancia ambiental de la fauna y ha hecho el seguimiento fotográfico de todas las especies. Un espacio que dominaba desde hace 30 años, pero que reconoce que no deja de asombrarle.
Sin la presión humana, la explosión de fauna, pero también de flora, ha transformado el terreno en los últimos años. Tal ha sido la regeneración natural que se prevé plantar la mitad de las especies vegetales previstas. «No tiene sentido labrar muchos espacios para plantarlos después, cuando ya cuentan con un hábitat propio y representativo de este ecosistema», sostiene Miret.

La musaraña etrusca, uno de los mamíferos más pequeños del mundo.
Uno de los mayores retos ha sido llevar a cabo las labores de movimiento de tierras, que implican la presencia de maquinaria pesada, delimitando estrictamente las zonas de paso. «Queríamos cambiar la filosofía de trabajo. Todas las personas que han pasado por la obra han recibido una formación para saber qué importancia tiene el espacio y han hecho una labor muy interesante que nos ha ayudado mucho», cuenta Aguilar.
Els Prats d’Albinyana sirven de refugio para más de 40 especies distintas de animales. Durante las labores, se han documentado una quincena de aves de especial interés, como el chorlitejo patinegro (corriol camanegre). La presencia de insectos inusuales como los escarabajos azules o la mariposa monarca ha sido otro de los hitos. Entre anfibios, reptiles, peces y mamíferos, existen 18 especies más, la mitad de ellas protegidas.

Durante las labores iniciales se encontraron una gran cantidad de escarabajos azules.
Entre los mamíferos, frecuenta el espacio una familia de zorros, pero también una especie de musaraña, llamada etrusca, que no aparecía en los censos de Catalunya desde hacía dos décadas. Es un animal diminuto, de entre 3 y 5 centímetros, considerado uno de los mamíferos más pequeños del mundo. Allí, convive con multitud de reptiles, como una de las últimas poblaciones conocidas de eslizón tridáctilo (bívia, en catalán) que quedan en Catalunya.
Canales llenos de anguilas
Sin embargo, uno de los mayores hallazgos ha sido la presencia de gran cantidad de anguilas, más de 80, en unos canales tributarios que había escondidos entre cañizales. La directora ambiental señala que «esto significa que es un espacio conectado con el mar y eso es algo que desconocíamos por completo. Eran canales llenos de cañas, con aguas poco claras y llenas de sedimentos». El reto ahora es cómo dar cabida a estos peces protegidos en el proyecto de restauración.
Pero no solo a las anguilas, el Port retocará el proyecto inicial para incluir también pequeños estanques donde reintroducir el fartet, el pez emblemático de los humedales de La Pineda; el pejerrey o el sapo corredor, especies que también habitan Els Prats.

En La Pineda se mantiene una de las últimas poblaciones de eslizón tridáctilo (o bívia, por su nombre en catalán) que se conocen en Catalunya.
«La pérdida de biodiversidad en los últimos años es dramática y todas las estrategias que podamos incorporar para dar sitio a más especies es un regalo para el espacio», defiende Miret. Apunta, además, otro desafío de futuro: generar conectores con el otro espacio protegido de la Red Natura 2000 de La Pineda, la Séquia Major.
Por otro lado, los trabajos han servido para eliminar especies invasoras como la gambusia o el cangrejo americano. Una medida imprescindible para proteger un ecosistema que se renueva para abrirse paso entre la industria y el turismo.

Se ha hecho control de las aguas y capturas mediante nasas.

Una salamanquesa en el muro del viejo camping, que se ha derruido.