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Entrevista

Fermí Carré: «Pintar es una forma de ver la vida que se va llenando de colores»

El acuarelista y escritor Fermí Carré lleva décadas plasmando su encanto por Altafulla
sobre el lienzo. Su nueva exposición en el Fòrum se podrá visitar hasta el dia 12 de agosto

Fermí Carré y algunas de sus obras expuestas, donde refleja la belleza de Altafulla y TarragonaMarc bosch

Genís Agustín Machado

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Fermí Carré (Vinaixa, 1943) es un artista apasionado de Altafulla, su estudio y segundo hogar. Es un apasionado de su magia, su encanto, sus rincones. Por eso lleva treinta años pintando la villa, capturando su esencia sobre el lienzo. 

Esta pasión parece no tener fin. Este verano, el pintor presenta sus detalladas y coloridas acuarelas en Altafulla. Su exposición se ubica en el privilegiado espacio del Fórum (Plaça de l’Església) hasta el día 12 de agosto.

El horario de visita de domingo es de las 11:30 h a las 14:00 h y de las 18:30 h a las 21:30 h. Entre semana, de las 18:30 a las 21:30 horas.

¿Qué tiene de especial Altafulla, que le enamore tanto?

Desde que llegué a Altafulla, ahora hará 30 años, me di cuenta de que la villa tiene un encanto especial. El encanto está en cada rincón, no solo en la Vila closa, con su castillo y sus callejones perfectamente conservados.

También está en su litoral: desde la platja del Canyadell, la del Racó, hasta la desembocadura del Gaià. El paseo de las Botigues del Mar, con la larga playa del pueblo, es magnífico. Y, por último, tiene el castillo de Tamarit como un final perfecto. 

Como pintor, me encantan sus paisajes, con ese frescor de la luminosidad de la Costa Daurada. Me permiten jugar mucho con las transparencias y los matices de color.

¿Si tuviera que escoger uno de sus rincones, cuál sería?

Es difícil. Hay unos cuantos... Diría la Punta del Racó, las Botigues de Mar o cualquier vista panorámica del pueblo, siempre con el Castell como ‘pal de paller’ de la Vila closa.

No se lo pondré fácil. ¿Altafulla o Tarragona?

Son totalmente distintas... No puedo escoger. Soy un enamorado de Tarragona. Allí pasé los mejores años de mi juventud. La Rambla y el Balcó del Mediterrani son motivos imprescindibles para cualquier pintor, sus calles, su majestuosa Catedral... Es donde he expuesto muchas de mis obras. Incluso, le dediqué un libro de pinturas en 2016: Tots els carrers de la Part Alta de Tarragona.

Y Altafulla es mi segunda residencia. Vengo cada fin de semana desde Barcelona, paseo por sus calles, las contemplo y me inspiran continuamente para pintar nuevas obras. Su luz, sus colores bien llamativos, el azul perfecto del mar tan típico de las costas tarraconenses... Es tan especial.

Pintar es una forma de ver la vida, las cosas, las personas, y plasmarlo sobre el papel. Se va
llenando de manchas y colores mientras se intenta encontrar la
perfección con los pinceles

¿Qué es la pintura para usted?

Es una manera de ver la vida, las cosas, las personas, la materia, los paisajes... Y luego plasmarlo sobre el papel: primero lo dibujo y, simplemente, se va llenando de manchas y colores mientras intento encontrar la perfección a través de los pinceles. Desde que me jubilé ya no diseño con ordenador. Me he rebelado. Pintar es volver a los orígenes: mojar un pincel y ejecutar una obra, solo con tus propias manos y tu sensibilidad

¿Qué le motiva, a su edad, a seguir pintando y exponiendo año tras año?

Es una necesidad imperiosa. Soy diseñador gráfico de profesión, me he pasado toda la vida pintando y dibujando. La jubilación solo significó dejar mis obligaciones profesionales, porque desde entonces no he parado. Continúo dibujando y escribiendo novelas; hago pequeñas autoediciones, confecciono mis portadas, preparo la impresión...

El arte es su vida. 

Por eso no puedo parar. Parar de pintar es dejar de vivir. Empecé con ocho años, cuando un profesor me regaló una caja de acuarelas. No he parado desde entonces y no contemplo vivir sin hacerlo. He tenido una vida hecha a dibujo... y pintura.

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