La Costa Daurada espera el paso del Tour: orgullo y promoción mundial aunque no tanta caja

Millones de ojos mirarán hacia la Costa Daurada el 5 de julio de 2026, cuando la etapa 2 del Tour de Francia la atraviese desde la salida en Tarragona hasta Cunit, para acabar alcanzando en Montjuïc la línea de meta. Difícil encontrar un evento que ofrezca semejante visibilidad a nivel mundial: retransmisión en 190 países y 110 horas en directo. El Tour regalará a los municipios de la costa una oportunidad de promoción inigualable y muchos ayuntamientos se suben a la ola: Torredembarra prepara una pedalada popular la semana de la ronda y ha pedido exponer el trofeo oficial, Roda de Berà quiere vestir su arco con el nombre del municipio o el de Tarraco Romana y hacerlo protagonista al vuelo del helicóptero, El Vendrell recibirá al pelotón con banderolas amarillas en sus calles y Cunit buscará la complicidad de las escuelas.

Si bien se da por hecho que el Tour reforzará la posición del territorio en el mapa turístico internacional, el impacto económico directo que pueda generar a pie de carretera no se prevé tan desorbitado. Hay varios factores. Por un lado, la prueba coincide con el pico de visitantes del verano y el lleno habitual de los alojamientos. Por el otro está el trazado de la etapa: Altafulla y Torredembarra habrían querido que los corredores, que enfilarán la N-340 y avanzarán por los extremos de sus términos municipales, entraran de lleno a los pueblos.

«En Altafulla, el Tour ya toma carácter de carrera en lugar de exhibición y ni siquiera circula por Marquès de Tamarit. Habrá gente que vendrá a verlo, pero pasa por detrás de los dos mayores pueblos del Baix Gaià», lamenta Jordi Molinera, alcalde altafullense, que igualmente confía en que la cita «ayude a crear marca y a a mostrar que este es un buen lugar para ir en bici».

La concejala de Deportes de Torredembarra, Berta Castells, apunta: «El simple hecho de ver ciclistas corriendo por nuestra costa tiene un valor muy potente. Que el Tour pase por casa nos permite conectar el deporte de elite con la ciudadanía. A nivel de impacto, favorecerá al comercio, la restauración y los alojamientos si se le vinculan acciones previas». Sobre el recorrido, la Torre está «de acuerdo con Altafulla»: «Es una lástima que no pase por el núcleo, podría lucir mucho más. Lo pedimos pero no se aceptó».

En Creixell, la alcaldesa Montse Muñoz está «a la expectativa» de la repercusión de este evento, teniendo en cuenta que «en esa época, los campings suelen estar llenos de por sí» y «además, la etapa cae justo en domingo». Y ya está trabajando en alternativas de movilidad.

Roda quiere poner el peso en el Arc de Berà, al que embellecerá con el escudo o el nombre del municipio, para «recuperar las imágenes y emplearlas para promoción»; y cuenta con habilitar algún parking para que la gente pueda acercarse a ver pasar la serpiente multicolor. Tal como explica el alcalde, Pere Virgili, Roda de Berà, igual que el resto, aportará efectivos policiales y de protección civil, y planifica soluciones para minimizar las afectaciones al tráfico.

El Vendrell espera el Tour como una gran ocasión: «Miles de personas de todas partes verán pasar al pelotón por el centro, por un kilómetro de calles», celebra el alcalde, Kenneth Martínez. La localidad dedicará la siguiente Festa de la Bicicleta a La Grande Boucle, que también coincide con que El Vendrell será en 2026 la Ciutat Europea de l’Esport. A su vez, la concejala de Promoción de Calafell, Luisa Lastra, señala: «Es un fin de semana que atraerá a mucha gente. Colocaremos banderolas para dar visibilidad». Y en Cunit están montando una pedalada popular, confían en un incremento de reservas en alojamientos y restauración y quieren darse a conocer como lugar de «gran calidad de vida», detalla su alcalde, Jaume Casañas.