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Bunbury y el Huracán recuperan tiempo perdido en Barcelona

La gira que celebra los 20 años del adiós de la banda llega a la montaña de Montjuïc rodada y con éxito de crítica

Enrique Bunbury durante uno de los shows de la actual gira.

Enrique Bunbury durante uno de los shows de la actual gira.José Girl

Marc Libiano

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«Utilicen los celulares lo estrictamente necesario», avisa una voz en off antes del arranque del show. Enrique Bunbury no deja indiferente a nadie, o le amas o le odias, quizás ahí radica su éxito. Siempre hay un motivo para hablar de él, para encumbrar su prestigiosa carrera o para bramar contra sus formas, algunas veces polémicas. En todo caso, pocos artistas en el país completan un recorrido como el suyo. Tras superar un problema de salud que le obligó a parar, el de Zaragoza ha vuelto al ruedo con energía. Ha visitado la nostalgia para recuperar a su Huracán Ambulante, la banda que le acompañó en sus primeros pasos en solitario (1997-2005).

Se cumplen 20 años de la disolución de esa formación y el artista lo ha celebrado con una gira por Latinoamérica y España que ya cuenta con el beneplácito de la crítica y el público, que ha comprado entradas a puñados para recordar tiempos mozos, sobre todo las canciones de tres discos fetiche para los fans, Pequeño, Flamingos y El viaje a ninguna parte.

El disco que gestó en Cambrils

La relación de Enrique Ortiz de Landázuri (Zaragoza, 1967) con Cambrils resulta tan estrecha como artística. De pequeño disfrutó de los encantos turísticos de la villa marinera junto a sus padres y sus tres hermanos, Ana, Jorge y Rafa, en una casa que frecuentaban en el barrio de la Llosa. En Salou, a sólo un puñado de kilómetros, sufrió la pérdida irreparable de su hermano mayor Rafa en 1994.

Allá por 1999, el zaragozano publicó Pequeño, un disco humilde, con aire mediterráneo, que catapultó su trayecto como solista. Antes, se había atrevido con Radical Sonora, un trabajo que precedió a la separación de los históricos Héroes del Silencio, y que sus seguidores más extremos no lograron entender. Radical Sonora rompió con todo, incluso con la propia imagen del músico, y eso generó muchísimo recelo entre la crítica y el público.

Cambrils le rescató entonces. Concretamente en el proceso de creación de Pequeño. Enrique se refugió en el chalet de sus padres, la típica segunda residencia de los turistas maños, para acelerar a pleno invierno un período de introspección y búsqueda. En concreto, tres meses de soledad y creatividad. Salieron 20 canciones, casi todas incluidas en Pequeño.

El periodista Josu Lapresa publicó el libro Pequeño, el disco que salvó a Bunbury, en el que detalla todo ese camino y el reseteo del artista en la villa marinera. «A primera hora de la mañana caminaba solo por la playa, el resto del tiempo lo dedicaba a trabajar. Era tiempo de frío y soledad. En aquel pueblo tan volcado al turismo, ya quedaba poca gente», cuenta en la obra.

No sólo Pequeño cuenta con influencia cambrilense. Algunas canciones de El Viaje a Ninguna Parte disfrutaron de composición en Cambrils, lugar de vuelta a la infancia y de recuerdos imborrables para Bunbury.

Todos los himnos de esos dos álbums referencia para los adeptos y adeptas del artista se recogen en el setlist diseñado para esta gira especial, un reencuentro especial con el público, que ha vuelto a responder a la llamada del aragonés errante.

El bolo de mañana en el Sant Jordi, que ha vendido casi todos los tickets, aunque todavía no ha colgado el cartel de «no hay billetes», respirará el mismo aroma que el resto del tour. La escenografía invoca el espíritu cinematográfico de Federico Fellini: un telón rojo que cubre el fondo mientras proyecciones y luminosos dibujan siluetas en el fondo. Del resto se encarga Enrique y la banda, con Jordi Mena como única novedad. Sustituye a Rafa Domínguez.

El cantante y su grupo llegan a Barcelona rodados, pocos días después de arrasar en el mítico Movistar Arena de Madrid y tras conquistar América Latina, segunda residencia artística de Bunbury desde Héroes del Silencio. Barcelona también es tierra conquistada desde hace tiempo, aunque mañana, Bunbury tendrá que arremangarse de nuevo.

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