Animación
‘Bob Esponja: Una aventura pirata’, más humor absurdo
El fondo de Bikini se disfraza de relato de corsarios, mapas del tesoro y clichés marinos, pero el verdadero botín sigue siendo el mismo: el disparate

Un fotograma de este filme de animación.
Bob Esponja: Una aventura pirata confirma algo que ya intuíamos desde hace tiempo: Bob Esponja no es solo un personaje infantil, sino una máquina cultural capaz de adaptarse a cualquier envoltorio sin perder del todo su esencia absurda. En esta ocasión, el fondo de Bikini se disfraza de relato de corsarios, mapas del tesoro y clichés marinos, pero el verdadero botín sigue siendo el mismo: el disparate.
La película avanza como una sucesión de gags más que como una narración propiamente dicha. El argumento —una búsqueda pirata con moraleja ligera— es poco más que una excusa para encadenar chistes visuales, referencias meta y un ritmo que rara vez se detiene a respirar. Y funciona… hasta cierto punto.
- Director: Derek Drymon
- Duración: 96 minutos
- Género: Animación, aventuras, comedia, secuela
Visualmente, Una aventura pirata juega con colores saturados y un diseño que mezcla lo clásico con lo digital sin grandes riesgos. No hay la experimentación formal de otras entregas más ambiciosas, pero sí una clara voluntad de mantenerse accesible para el público infantil, incluso a costa de perder capas de lectura para el espectador adulto que creció con la serie.
El filme no reinventa nada, pero tampoco traiciona su ADN. Es cine animado funcional, pensado para entretener más que para perdurar, una aventura ligera que se disfruta en el momento y se diluye poco después. Como una canción pirata pegadiza: divertida, ruidosa… y fácil de olvidar.