Fútbol
El Reus conserva su dignidad
Los rojinegros ceden ante la Real Sociedad en la segunda eliminatoria de la Copa, aunque dejan una imagen brillante (0-2)

Imagen del partido de esta noche en el Estadi municipal.
Hay historias que se escriben a flor de piel, que no dependen de un resultado, su simbolismo refuerza identidades y orgullo. Probablemente Reus ha recuperado el suyo por el fútbol. La Copa ha servido de nuevo para elevar a un equipo que necesitaba de una dosis popular como la de este miércoles, con el Estadi entregado y el futuro intacto. Llegó la Real Sociedad en la segunda eliminatoria copera y el Reus jamás se escondió, le miró a los ojos al enemigo y, aunque cayó, guardó su credibilidad.
El 0-2, además, conlleva tintes exagerados, lo que expusieron los dos protagonistas reflejó más igualdad que otra cosa. La Real se lo llevó porque, entre otros registros, disfruta de un caudal mayor de calidad y necesita mucho menos que el Reus para decantar sus actuaciones. En todo caso, precisó trabajar mucho y, a veces, incluso padeció por su integridad deportiva.
Deportes
Así se ha vivido la espectacular llegada de los jugadores del Reus y la Real Sociedad en el Estadi
Juanfran Moreno
Enseñar colmillo en la puesta en escena, no hundirse en la guarida, parecía un plan imprescindible. Que la Real no sintiera el confort, que las distancias siderales entre las dos plantillas se acortaran. En realidad, el Reus convirtió la primera media hora de la noche en un hogar idílico. Manejó el balón de una manera deliciosa, arropado en sus peloteros fetén; Folch Xavi Jaime y, sobre todo, Sandro Toscano, un hallazgo descomunal para el plantel. Sandro secuestró la pelota y conquistó todos los duelos con ese tren inferior poderoso que exhibe. Folch, por su parte, paralizó los sentidos con cada aparición. Todo lo que tocaba quedaba limpio de polvo, el juego direcciona con sentido con su pulcritud. En los retornos, el equipo se arropó en el rigor, con la estructura de los tres centrales. Carrasco clamó fidelidad a su ideario. Su equipo fluyó.
El técnico se guardó a Dani Homet, su delantero centro para el desenlace, y apostó por la variante de los pequeños en la ofensiva. Ustrell como referencia y Vaz, con libertad por detrás. A pesar de su escasez de estatura desahogaron la salida del equipo con astucia, Ustrell ni se inmutó ante las torres gemelas enemigas, clavaba cuerpo a tierra y se mantenía firme. Su socio portugués adivinaba todas las caídas y gambeteaba sin respiro y con la personalidad que acostumbra. No le pesó el escenario.
Los rojinegros, eso sí, no amenazaron demasiado. Solo un cabezazo clarísimo de Alarcón, tras una estrategia, alteró emociones de un Estadi entregado. La Real, que no disimuló su incomodidad, rozó el 0-1 un poco antes, con un remate en la boca del gol de Carrera. Hubo respuesta supersónica de Dani Parra, que recuperó titularidad en la Copa. Justo el día de la fiesta mayor futbolística en Reus.

Los aficionados han disfrutado con el partido.
El enigma resultaba claro; hasta cuándo iba a durarle la energía al Reus. Mantener el nivel del primer episodio resultaba una quimera, quizás había que activar el espíritu de supervivencia.
Sergio Francisco, técnico visitante, tomó cartas en el asunto en el mismo intermedio. Triple cambio sin esperar. Barrenetxea, Sadiq y Elustondo, sus tres miuras, se despojaron del chándal y de las pipas e ingresaron al césped. El golpe de efecto no tardó en fructificar.
Barrenetxea fue lo que suele, un especialista de la profundidad en su primer contacto con la pelota, sirvió con música a Sadiq, que la dejó muerta y Goti, de primeras, culminó la acción. A los 48 minutos. En un destello, Barrene, tal y como le conocen en Donosti, desequilibró la noche. Ocurre a menudo con el exceso de talento.
El Reus encajó con naturalidad el sofocón, como si anduviera en su libreto de posibilidades. Hasta el punto que dispuso de un par de aproximaciones venenosas, aunque no terminó ninguna. Casi siempre con Alberto Benito como aventurero romántico por el carril diestro. A Benito no le gustó el cambio cerca de la media hora, le sustituyó Pol Fernández Serra. Al mismo tiempo se marchó Xavi Jaime por Homet. Modificaciones con destino Terrassa, el domingo. No hay que olvidarlo.
Lejos de caer en el manicomio, el Reus guardó las formas y creció a través de la pelota, jamás se descompuso consciente de que eso significaba castigo. A lomos de Folch y Sandro, estelares toda la noche, los rojinegros obligaron a la Real a cerrar con cinco defensores. Pequeñas conquistas que indican el buen comportamiento local.

Aficionados de los dos equipos han compartido emociones.
Había en la grada la certeza que el Reus iba a contar con una clara, por lo menos una, para igualar la batalla y para soñar con la hazaña. El equipo emitía ambición, una capacidad asombrosa para transmitir entusiasmo. Esos presagios emotivos se cumplieron cuando apenas restaba un cuarto de hora para la conclusión. Pol Fernández, uno de los tres zagueros, condujo desde la cueva y cuando atisbó tierra prometida cargó la zurda y soltó un tiro maravilloso. Chocó en el poste. El Estadi se caía.
El partido se consumió así, con la creencia romántica del Reus y la pose medio conformista de la Real, que ya le iba bien lo que tenía. No era poco, la clasificación, aunque su imagen no solventó sospechas. De hecho, el 0-2 de penalti de Sadiq se quedó en una broma pesada.
Carrasco y sus chicos cierran una Copa nostálgica y productiva, suman adeptos a la causa y refuerzan el sentimiento de pertenencia. Su dignidad quedó impoluta.