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Luis César: «Sabía el tiempo que tenía cuando acepté venir»

El nuevo entrenador grana analiza su regreso a Tarragona, admite su disgusto con el juego del debut y explica cómo quiere moldear al equipo antes del play-off

Luis César posa para el Diari de Tarragona en la entrevista concedida este martes.

Luis César posa para el Diari de Tarragona en la entrevista concedida este martes.Foto: Àngel Ullate

Juanfran Moreno
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Luis César Sampedro (Vilagarcía de Arousa, 59 años) estrenó su tercera etapa en el banquillo del Nàstic con un empate agridulce ante la Gimnástica Segoviana. El punto sirvió para certificar matemáticamente la clasificación para el play-off, pero el juego no convenció en absoluto al técnico gallego, a quien el tiempo le aprieta. El nuevo entrenador quiere construir un equipo con su sello antes de llegar a la promoción de ascenso. Cree firmemente en ello y, en la entrevista concedida al Diari, explica sus sensaciones, sus esperanzas y sus motivos para regresar a Tarragona cuando ya nadie lo esperaba.

Tras el empate en Segovia se le vio contento con el billete al play-off, pero enfadado con el juego del equipo. ¿Es así?

No estaba enfadado. No se puede estar enfadado cuando el Nàstic de Tarragona se mete en el play-off. Enfadado no es la palabra exacta. Era una sensación cruzada. Por un lado, pensaba: «Luis, pocas cosas se han cumplido de lo que tú querías». Pero por otro lado, me decía: «Bueno, son solo cinco entrenamientos». Interiormente, estaba contento, aunque no lo demostrase, porque ya tengo un documento real sobre el que trabajar. Para mí, el partido fue mucho más productivo que los cinco entrenamientos anteriores. Esto es como la vida: o ganas o aprendes, nunca pierdes. Y el otro día no perdí nada, al contrario, gané. No gané el partido, pero gané conocimiento sobre cómo evoluciona lo que trato de proponer. Así que tengo que sacar conclusiones positivas de ese día, que son muchas, a partir de los errores que detecté.

Fue un partido ideal para analizar porque el Nàstic fue lo que ha sido, tanto en lo bueno como en lo malo.

Sí, exactamente. De lo anterior no tengo nada que opinar porque no estaba aquí: no he vivido la construcción del juego ni los partidos fuera de casa. Desde fuera veo la estadística, y somos el número 15 en la clasificación. Entonces, algo no estamos haciendo bien, y probablemente sean muchas cosas.

¿Qué conclusiones sacó?

Del partido del otro día, con solo cinco entrenamientos, tengo muy claro qué hicimos mal. No me gustó nada. Me pregunté: «¿Qué quiero que pase en el campo? ¿Qué quiero que ocurra con el balón en campo rival y en el propio campo, cuando defendemos o atacamos?». Para que eso pase, tengo que pedirlo, necesitarlo, entrenarlo, mecanizarlo y automatizarlo para que el jugador lo haga de forma inconsciente. Por eso, el partido fue fantástico para mí. Cuando me calmé, saqué las conclusiones correctas. Ese partido me dijo qué tenía que entrenar esta semana. Empecé a entenderlo bien tras acabar, alrededor de las nueve de la noche. Antes del partido entrenaba cosas de mi guion, pero trataba de ser concreto porque no puedo dar demasiada información al jugador. Además, un día antes del partido no se pueden trabajar ciertas cosas para no llegar fatigados, y dos días antes tampoco. Antes del partido no sabía qué iba a hacer en el siguiente entrenamiento, y cuando acabó, lo supe perfectamente.

Más allá de eso, conseguir la clasificación para el play-off con una jornada de margen da tranquilidad, ¿no?

Mucha suerte, mucha tranquilidad... porque estamos con seis jugadores apercibidos. Imagínate que tuviésemos que jugar contra el Arenteiro para meternos y que perdiésemos tres jugadores. Lo normal es que no perdamos ninguno, ¿entiendes? Pero entramos, estamos clasificados. Entonces, tengo que estar contento. El partido no me gustó nada, pero nos metimos. Y además puedo proteger a seis jugadores. Tuve suerte.

O sea, que ya tenemos claro que el sábado Luis va a proteger a los apercibidos.

Sí, es lo lógico. Ya veremos, igual juega alguno, pero los tengo que proteger, porque si no, no me lo perdonaría en la vida. Tengo que llegar al play-off con todos mis elementos, con todos mis guerreros, con todos mis soldados. Si pierdo tres por ponerlos contra el Arenteiro, no me lo perdonaría. Es puro sentido común.

Pero ganar al Arenteiro también sería una inyección importante de moral y confianza.

Yo quiero ganar al Arenteiro, claro que sí. Pero quiero ganar haciendo las cosas bien. No quiero ganar de cualquier manera, ni sin merecerlo. Quiero merecer ganar, porque así me voy tranquilo a casa. A veces me voy más contento mereciendo ganar que ganando sin merecerlo. Porque si ganas sin merecerlo, puedes estar contento por el resultado, pero preocupado. Y eso es transitorio. Las casualidades me gustan poco. Yo quiero ser mejor que el rival y, cuando acabe el partido, poder decir: “Se ganó y se mereció”. Eso me da tranquilidad y paz interior. Si se ganó y no se mereció, no me quedo tranquilo, porque eso puede ser pan para hoy y hambre para mañana.

Luis, le pregunté el día de tu presentación si le preocupaba el hecho de que quedaba poco tiempo para preparar el play-off y ya me habló de que quiere construir el Nàstic de Luis César. ¿Tiene la sensación de que le falta tiempo o cree que, con el que hay, vas a ser capaz?

Cuando tomo la decisión de venir aquí, soy un poco clásico para algunas cosas. Cojo papel y boli y empiezo a escribir: ventajas e inconvenientes de venir al Nàstic. Escribo los pros, escribo los contras. Y cuando los tengo todos delante, ya no es una cuestión de cantidad, sino de peso. A veces hay más ventajas que inconvenientes, pero los inconvenientes pesan más. O al revés. Uno de los inconvenientes era, por supuesto, el poco tiempo. Pero las ventajas que me proporcionaba volver a un sitio donde fui feliz, donde sé que puedo trabajar, donde no llego a una puerta fría y donde conozco el terreno que piso, fueron más importantes para mí. Cada paso que doy aquí lo tengo más o menos controlado. Así que no me puedo quejar por el tiempo. Ya lo tenía asumido cuando acepté venir. No voy a decir públicamente que me falta tiempo, porque si hubiera pensado que era un problema insalvable, no habría venido. Y como vine, no voy a poner eso como excusa. Yo no soy de buscar disculpas. Intento ser concreto y argumentar lo que digo. Sabía el tiempo que había y lo acepté desde el principio.

Tengo que llegar al play-off con todos mis elementos, con todos mis guerreros, con todos mis soldados

¿Y cómo quiere que sea su Nàstic?

Pues mira, a mí me gusta que, con balón, sea un equipo equilibrado. ¿Qué quiero decir con equilibrado? Que tenga control y progresión. No quiero que, por tener mucho control, no haya progresión, ni que, por tener mucha progresión, se pierda el control del partido. No sé si me explico.

Sí, sí.

Y defensivamente quiero un equipo presionante, agresivo, pero sin perder solidez. No quiero presionar a lo loco y quedarme con el equipo partido cada dos jugadas. Tampoco quiero que, por tener mucha solidez, perdamos agresividad, ni al revés. Hay que encontrar ese punto intermedio.

¿Y eso cómo se consigue? Pues trabajando las alturas de las líneas, el perfil de los jugadores —quiénes son, sus nombres y apellidos, sus características—. Si lo consigo, y voy a hacer todo por conseguirlo, tendré el equipo que quiero. El sistema es una herramienta más, como lo es la ocupación de los espacios valiosos, tanto para atacar como para defender, el balón parado... En fin, son muchas cosas que hay que trabajar para llegar ahí.

Luis, ¿qué opina de los sistemas? Porque hay entrenadores que dicen que son solo una herramienta para que los periodistas podamos dibujar lo que pasa en el campo, pero que cuando las piezas se mueven, ya no hay sistema que valga.

Sí. Mira, la mitad de España juega 4-3-3 y la otra mitad juega 4-4-2, y el Barça juega 4-3-3... y los que juegan 4-3-3 no se parecen en nada al Barça. No tiene que ver. Lo que marca la diferencia es el perfil de los futbolistas y lo que tú les pidas. No hay más. Un 4-3-3 puede ser ultradefensivo, y un 5-4-1 puede ser muy ofensivo. Todo depende de los jugadores, de dónde te posiciones para presionar, de cuántos futbolistas pones por delante del balón cada vez que atacas. Mira Xabi Alonso con el Leverkusen: juega con un 5-4-1 y es ofensivo.

Justo le iba a preguntar que la semana pasada le vi entrenando con defensa de cinco. ¿Fue porque la Segoviana tiene esa estructura en muchos partidos o porque le gustaría ver a su Nàstic posicionándose así?

Yo tengo muchas ideas en la cabeza, pero tengo que ir poco a poco. A mí me gustan los equipos que tengan variedad. Si tienes variedad, tienes alternativas. Y si tienes alternativas, vas ofreciendo soluciones. Eso te hace más poderoso. Es como todo: cuantos más recursos tengas, mejor. Si puedes tener cuatro bolígrafos de cuatro colores, es mejor que tener uno solo. Pero eso hay que construirlo.

¿Por qué el Nàstic encaja tantos goles? ¿Tiene respuesta?

Mira, yo a los jugadores les digo: «No me fijo en la última acción cuando recibimos un gol. Me fijo en lo que pasó 15 o 20 segundos antes». Porque muchas veces ahí está el verdadero problema, no en la última acción. Al final, siempre queda señalado el jugador que interviene en la última jugada, pero... ¿por qué se llegó a esa situación? ¿Por qué llegó la pelota ahí? Por ejemplo, el otro día encajamos dos goles de córner. ¿Defendimos mal el balón parado? Sí. Pero, ¿por qué nos sacaron ocho córners en la primera parte? Porque no fuimos capaces de evitarlo. El rival no quería sacar ocho córners. Quería marcar ocho goles. Pero si tú no le quitas la pelota antes, le das la oportunidad de colgar balones. No puedes echarle la culpa solo al que pierde la marca o al que despeja mal. Si nos sacan ocho córners es porque el equipo defendió mal. Y el equipo que defendió mal va desde el nueve hasta el dos: el delantero, el mediocentro, los defensas...

Luis, de su primera etapa aquí en el Nàstic, a la segunda y a la tercera, ¿ha cambiado mucho su visión del fútbol?

Sí, claro. En la primera etapa, hace cuatro años, y luego hace tres y hace dos, lo que le pido a los laterales en ataque es distinto de lo que pedía en el Albacete cuando subimos a Segunda. No tiene nada que ver. También cambió la altura que pido a los centrales cuando atacamos en campo propio, las misiones de los mediocentros para sacar el balón... todo ha cambiado, incluso el punta. Hoy todo es muy diferente.

¿Qué aprendió en su etapa en Inglaterra? El fútbol británico es muy diferente al resto... ¿puede aplicarle cosas a su Nàstic de él?

Sí, sí, a nivel táctico es muy rico. Yo creo que el fútbol inglés es para los ingleses. Cuando vas allí, no te contaminas mucho, pero ves los campos llenos y un ritmo mucho más alto que en España. Sin embargo, cuando esos equipos entran en Europa, salvo excepciones como el City, suelen luchar más por la Europa League que por la Champions.

¿Entonces cree que el fútbol inglés no es tan superior como muchos piensan?

No es cuestión de superioridad, pero sí que tienen maneras de atacar y de presionar que no se ven en España. Equipos como Aston Villa, Liverpool, Tottenham o Chelsea tienen recursos que aquí no hay. Incluso equipos de segunda división sacan cosas interesantes, como el Burnley que entrenaba con Kompany, ahora entrenador del Bayern de Múnich. Vi muchas cosas que me hicieron pensar. Además, cuando estuve allí, visité a mucha gente y vi entrenamientos; algunas cosas me gustaron y otras no.

Luis César en el momento de la entrevista concedida al Diari de Tarragona.

Luis César en el momento de la entrevista concedida al Diari de Tarragona.Foto: Àngel Ullate

¿Cómo ha evolucionado la manera de entrenar y dirigir a los jugadores en estos años?

Todo cambia. Hace diez años me hacían entrevistas con papel; ahora vienes tú con una tablet. La forma de dirigir a los futbolistas de 25 años ahora no es igual que hace 20. Las personas evolucionan, cambian. Dar clase a un chaval de 16 años hoy no es como hace 30. Las distancias que recorren los equipos, las líneas... Todo ha cambiado y hay que adaptarse. La cocina, los coches, la ropa... todo cambia.

¿Y el partido del Arenteiro, lo ve como una pretemporada o un partido oficial ya?

Por encima de todo quiero ganar, pero este partido me va a dar información valiosísima para preparar la semana del playoff, cuando se sepa el rival. No es lo mismo enfrentarse al Murcia que al Ibiza, son equipos muy diferentes. Este partido me va a decir qué funciona y qué no.

¿Y cómo prepara esa adaptación?

Entreno, vídeo, entrenamiento, vídeo... ¿Cuándo meto una cosa? El lunes, el martes, el miércoles... Cada día damos inputs. Hoy hubo vídeo de lo entrenado ayer, vi cosas que no salieron bien. Mañana habrá vídeo de este partido y el siguiente día después también. Esto es un proceso intenso, corto y constante. Ellos están con los ojos abiertos, quieren que les salga bien, pero tienen que adaptarse a lo que les pido, que es distinto a lo que les pedía Dani Vidal.

En un playoff en el que pueden ser el mejor local y el equipo más goleador, ¿cree que esos datos pueden asustar a los rivales?

Sí, evidentemente, pero yo miro los goles que marcó el rival en casa y él mira los nuestros. Pero esto es otra historia, no una liga regular. Hay que saber jugar el playoff, que es muy diferente. No es cuestión de mirar si un equipo fuera ganó siete partidos o le marcaron 30 goles. Eso vale, pero hay que estar preparados.

Para terminar, ¿qué significaría para usted volver a subir con el Nàstic?

Es algo personal. No es fácil subir, soy afortunado de haber subido tres veces. Subir dos veces con el Nàstic sería fantástico, igual me jubilo ya (ríe), es broma. Sería maravilloso. Pero no es solo por mí, sino por la afición, los jugadores, los periodistas... El fútbol de Segunda no tiene nada que ver con la Primera RFEF, es otra historia. El Nàstic hace feliz a mucha gente cuando gana. El fútbol es de los aficionados. En la pandemia se vio con los campos vacíos... Nosotros somos afortunados: hacemos lo que nos gusta, cobramos, firmamos autógrafos para la gente que paga por venir. Hay que hacer felices a los que pagan. Cuando subes, la ciudad se llena de alegría, la gente olvida sus problemas por un momento y eso es lo que me hace mucha ilusión.

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