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Marc Arza

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Hoy la revolución de la IA automatiza los trabajos intelectuales no rutinarios y mañana la revolución robótica lo hará con trabajos manuales no rutinarios

Más sobre el trabajo en la era de la IA

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si la revolución industrial automatizó los trabajos manuales y rutinarios (del telar a la forja), la revolución digital extendió la automatización a los trabajos intelectuales y rutinarios (de la contabilidad a la gestión administrativa). 

Hoy la revolución de la Inteligencia Artificial (IA) automatiza los trabajos intelectuales no rutinarios (de la programación a la abogacía) y mañana la revolución robótica hará lo mismo con los trabajos manuales no rutinarios (de la construcción a la limpieza). Las máquinas y la destrucción de empleo, una historia de más de dos siglos, entre el terror y la esperanza. ¿Y ahora qué?

Cuatro ideas sobre el trabajo en la era de la IA, mientras van llegando los robots:

- Implacable: El camino del futuro sólo puede recorrerse en un sentido, hacia adelante. El genio no va a volver a entrar en la lámpara, para bien y para mal. La única opción individual es adaptarse al cambio mientras nuestras democracias intentan pilotarlo y compensar sus efectos negativos.

El genio no va a volver a entrar en la lámpara, para bien y para mal.

«Donde está el peligro, crece también lo que salva», los versos de Hölderlin sirven para entender nuestro momento. Regular y proteger siendo conscientes de que la competición es global. Europa no puede perder este tren.

- Formación: Sabemos pocas cosas sobre el futuro incierto que nos espera, pero si los últimos 200 años nos han enseñado algo es que la educación es la mejor armadura para protegerse contra los vaivenes de la disrupción tecnológica. No va a ser la IA la que desplace a los humanos, serán los humanos que sepan usar la IA en sus trabajos los que desplacen a aquellos que no incorporen ese superpoder. La triple bala de plata es la misma de siempre: educación, educación y educación.

- Humanismo: «Hace casi 30 años que las máquinas juegan mejor al ajedrez que cualquier humano, pero nos seguimos emocionando con el campeonato mundial de ajedrez mientras nadie quiere ver una partida entre dos ordenadores».

Lo dijo Sam Altman (CEO de Open AI) en el Foro de Davos y resume bien una evidencia interesante: con máquinas y sin ellas somos personas y conectamos con las personas de un modo en que no lo hacemos con las máquinas. De las ventas a la medicina pasando por tantas otras profesiones, lo emocional no es digitalizable y será una reserva de valor humano y creación de empleo.

- Abundancia: La mirada pesimista se repite desde los luditas pretendiendo que la automatización destruye empleos y nos lleva a la pobreza. Doscientos años de progreso afirman otra cosa. La tecnología multiplica la productividad, la riqueza se dispará y nuevos productos y servicios crean nueva ocupación con mejores salarios.

Nada está escrito, la transición puede ser larga y difícil para algunos sectores, pero el patrón tiende a repetirse. La IA dará un turboempuje a la digitalización que disparará la riqueza y, con ella, un horizonte potencial de bienestar material para la gran mayoría. Sólo faltará repartirlo con equidad y justicia.

Marc Arza es CEO de Startsud Studio.

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