Comercio
El acuerdo UE-Mercosur se retrasa por Italia y divide a gobiernos, industria y agricultores
Los agricultores ganan, por ahora, el pulso a la industria con el aplazamiento de la firma del acuerdo comercial Unión Europea-Mercosur

Las organizaciones de agricultores protestan ante la sede de la Comisión Europea en Madrid
El retraso en la aprobación y firma del acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur, provocado por las dudas de última hora de Italia, supone una victoria a corto plazo para el sector agrícola y las organizaciones ecologistas. En cambio, los representantes empresariales reclaman que se fije cuanto antes una fecha para la rúbrica final de un pacto negociado durante más de 25 años.
La Unión Europea no logró el pasado jueves reunir una mayoría suficiente para aprobar el acuerdo comercial con el bloque latinoamericano, lo que impidió que la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, viajara este sábado a Brasil para firmarlo junto a los líderes del Mercosur.
Al rechazo ya conocido de Francia se sumó esta semana Italia, que solicitó más tiempo para convencer a sus agricultores. El voto en contra de París y Roma, junto al de otros países de menor peso, conformó una minoría de bloqueo que hizo imposible someter el acuerdo a votación.
El aplazamiento se prolongará previsiblemente varias semanas, hasta una fecha aún por determinar en enero. Algunos dirigentes europeos restaron importancia a la demora, pese a que las negociaciones con Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay comenzaron hace más de 26 años, cuando la UE estaba integrada por solo quince Estados miembros.
Desde el ámbito empresarial, la patronal europea BusinessEurope instó a las instituciones comunitarias a fijar de inmediato la fecha de la firma. «La credibilidad de la UE está en juego», advirtió su director general, Markus J. Beyrer, quien lamentó que Bruselas «vuelva a retrasar un acuerdo vital para sus intereses económicos y geopolíticos».
Industria contra agricultura
Beyrer subrayó además la necesidad de diversificar las relaciones comerciales en un contexto de creciente incertidumbre geoeconómica y de abrir nuevas oportunidades para las empresas europeas, especialmente para las pymes.
Por el contrario, el aplazamiento del acuerdo UE-Mercosur fue recibido con satisfacción por agricultores y organizaciones ecologistas. El director de Asaja en Bruselas, José María Castilla, calificó la decisión como «una medida acertada» y celebró que haya sido impulsada por países como Francia, Italia, Polonia y Hungría. No obstante, advirtió de que las cláusulas de salvaguarda previstas para la agricultura «van por el buen camino, pero de momento son insuficientes».
En la misma línea, la oficina europea de Greenpeace pidió a los líderes comunitarios que rechacen un «acuerdo tóxico», perjudicial para el medio ambiente y lleno de «contradicciones». La organización ecologista defendió una relación «sostenible y equilibrada» entre la UE y los países del Mercosur y alertó del impacto negativo que el tratado podría tener, especialmente sobre el Amazonas, tras más de 25 años de negociaciones que, según denuncian, se han desarrollado con escasa transparencia.