¿Dónde están los buenos directivos?
Cada vez es más difícil encontrar perfiles que encajen con los retos actuales. Y no es por falta de talento... sino porque ha cambiado el «buen liderazgo»

Hace poco volví a ver ‘Moneyball’, una película protagonizada por Brad Pitt. Un equipo sin presupuesto que, para poder competir, tuvo que cambiar por completo la forma en la que buscaba talento. Y entonces pensé: en el mundo de la búsqueda directiva, estamos viviendo algo muy parecido. Cada vez es más difícil encontrar perfiles que realmente encajen con los retos actuales. Y no es por falta de talento... sino porque ha cambiado lo que entendemos por «buen liderazgo». En este caso, no nos sirve lo que funcionaba antes; hoy no basta con tener experiencia contrastada. Buscamos saber liderar en un entorno incierto, adaptarse a los cambios, conectar con equipos diversos... las famosas soft skills.
Es cierto que hace 20 años también había dificultades para encontrar talento, sí. Pero ¿qué ha cambiado? Claramente, el contexto. Antes, las búsquedas eran más locales y se priorizaba el perfil ideal sobre el papel. Hoy, buscamos al directivo capaz de llevar la organización más allá. Esto implica que, a veces, ese perfil ideal está en otra industria, en otro país, o en una fase vital distinta. Es necesario ampliar el radar, cultivar la curiosidad, reforzar la visión, potenciar la resiliencia. Como Brad Pitt en ‘Moneyball’, lo que importa no es seguir los estándares tradicionales, sino encontrar valor donde otros no lo ven. Esa es la mentalidad que necesitamos hoy.
Cuando entrevistamos, ya no indagamos solo sobre logros. Preguntamos por el propósito, por los valores, por la visión. Apostamos por la autenticidad. Porque necesitamos líderes humanos, imperfectos, pero profundamente conectados con el equipo y su entorno.
Buscar talento hoy es más desafiante, sí. Pero también más estratégico, más humano y transformador.
Porque ya no se trata solo de cubrir una vacante, sino de construir futuro. Cada contratación es una oportunidad para redefinir la cultura de la empresa, incorporar nuevas formas de pensar y sumar perspectivas que antes no estaban representadas. El reto ya no es encontrar al mejor del sector, sino al mejor para este momento, con la capacidad de evolucionar junto a la organización.
En este escenario, la búsqueda directiva se convierte en un ejercicio de escucha activa, de comprensión profunda del negocio, de conexión real con las personas. Esta perspectiva exige un cambio también por parte de las empresas. Aquellas que entienden que el liderazgo, no es solo una función, sino una palanca estratégica, son las que están ganando ventaja. Invierten tiempo en definir con claridad qué esperan de sus líderes, qué cultura quieren consolidar y cómo alinear el propósito individual con el colectivo.
Por eso, cuando me preguntan: «¿Dónde están los buenos directivos?», mi respuesta es clara: están ahí fuera, sí. Pero para encontrarlos, primero hay que saber mirar de otra manera. Como en ‘Moneyball’, se trata de romper moldes, de desafiar supuestos, de mirar donde nadie está mirando.
Porque el talento no escasea. Lo que escasea es la voluntad de mirar más allá de lo evidente.