Daniel Tugores (Mallorca, 28 años) se pasó la temporada en blanco por culpa de una rotura del ligamento cruzado anterior de la pierna derecha. Trabajó sin descanso, pensando en el curso 2023/24, pero llegó la fase de ascenso y estaba bien. Tanto como convertirse en uno de los jugadores importantes en Llucmajor para lograr el ascenso a LEB Plata.
¿Cómo son los días después del ascenso?
Sin dejar de trabajar. Somos conscientes del reto que se nos viene la temporada que viene. Son cuatro meses sin competición, pero en los que hay que seguir haciendo gimnasio con Rubén (Llanos, preparador físico del club) y algo de tiro para no perder el ritmo. Si queremos competir en LEB Plata no podemos parar.
¿Un final soñado, con el ascenso a LEB Plata, para un año duro?
Ha sido un año complicado, obviamente. A nivel colectivo, pero especialmente, a nivel individual porque justo antes de comenzar la temporada tengo una de las peores lesiones que puede tener un deportista. En ese momento solo te queda pensar en la próxima temporada y trabajar para recuperarte bien. Acabar de la manera que lo hemos hecho ha sido el mejor premio posible.
Como al equipo, le cae la bola extra del play-off y ahí se ve con opciones de jugar.
Sí, cuando suena la campana de final de temporada, con esa opción de ir al play-off y después de una charla con Berni (Álvarez) y Rubén decidimos jugar la fase. Sin marcarnos unos minutos, solo para estar a disposición de ayudar al equipo.
¿Te convertiste en el arma secreta del CBT en la fase de ascenso?
No sabía cómo me iría. Solo entrené dos semanas. Nadie, ni yo, me esperaba el nivel que pude dar en la fase final. Muy contento de haber podido aportar tanto.
Dicen que tras una lesión grave de rodilla el principal obstáculo es el miedo a lesionarse. ¿No se te vio asustado?
Rubén me dio el visto bueno a nivel físico, pero me dejó la decisión de jugar a mí. Estuve un día pensando si valía la pena. Había enfocado la recuperación de cara a la siguiente temporada y tuve una pequeña duda. Probé un entrenamiento y vi que no tenía miedo, así que me lancé. La verdad, no he pensado en la lesión en ninguno de los tres partidos.
¿Qué te empujó definitivamente a arriesgar?
Las ganas de volver a jugar y de competir, después de muchas horas en el gimnasio mientras veía entrenar a mis compañeros en pista. Estuve siete meses trabajando para estar bien. Si hubiera notado alguna molestia no hubiera jugado. Pero estaba listo.
¿Cuál fue la clave del ascenso?
La mentalidad con la que fuimos. Viajamos para competir. Sin marcarnos más metas. Luego cuando ganamos los dos partidos en la prórroga, especialmente al Logroño, todo cambió. Recuerdo que alguien dijo: «Ya nos hemos asegurado jugar el domingo (la final en la que se jugaba un billete de ascenso)». Y respondí: «No, no. Vamos a subir, mañana». Teníamos mucha confianza. Era igual el rival.
¿Cómo has vivido la temporada desde ‘fuera’, cuando las cosas estaban mal?
Han habido dos partidos que recuerdo haber hecho incluso el movimiento de levantarme de la silla para saltar a la pista. Ante Roser y CB Valls en casa, dos encuentros que si no estás fuerte mentalmente te pueden marcar el resto de la temporada. Pero el equipo se sobrepuso.
¿Qué momento ha sido el más complicado de la recuperación?
Al principio estás desanimado. No puedes fijarte un tiempo de recuperación. Luego, cuando empiezas a correr y tirar a canasta, tienes una sensación rara. Por un lado feliz de poder moverte y saltar a pista, pero por otro sabes que todavía te quedan semanas de trabajo antes de poder jugar.
¿Te diste cuenta de la gravedad de la lesión?
Hasta que no hubo la prueba no sabía exactamente la gravedad. Tenía muy presente la lesión de Víctor Vinós, que había sido la misma, pero ni el gesto ni la evolución de los primeros días era el mismo. Llegas a pensar que quizás no es tan grave. Cuando la resonancia te confirma lo que es, te llevas el golpe, pero enseguida piensas en operarte y comenzar la recuperación.
Hablemos del futuro. ¿Será muy diferente del que has vivido, sin Berni?
Hay que darle las gracias por los jugadores de la base que han salido con él y todo el trabajo que ha realizado. Pero ahora hay que pensar ya en Noé Monroy. Lleva muchos años entrenando y en el club y lo hará lo mejor posible.
¿Qué ha cambiado del Tugores que llegó a Tarragona hace seis años?
Además de pesar 12 kilos menos, porque en Cádiz se come muy bien. He crecido mucho como jugador gracias a Berni. Si estoy aquí ahora es por él. También creo que soy un jugador más maduro en pista y también fuera de ella, porque como capitán del primer equipo te ves como una referencia para los jóvenes del club y te hace dar ese paso de madurez.
Tugores es uno más de los jugadores de la casa.
Desde el primer momento que llegué me sentí muy querido. Por la directiva, el cuerpo técnico, la afición, etc. Me siento como cualquiera de los jóvenes que se han formado en el Serrallo.
Será su 7ª temporada en el CBT... si sigue.
Está hablado. Las ganas están. Quiero estar el máximo tiempo posible ayudando al club. Más si es en LEB Plata. Tarragona necesita baloncesto de nivel. Si es por parte del CBT, mejor.
¿Tendrás ganas de volver a LEB Plata?
LEB Plata es una categoría profesional. Tengo mucha ilusión y objetivo de que no sea el último y se pueda formar un proyecto consolidado en LEB Plata, o más arriba.
