Los ultras y los menas

Es repulsivo que un partido político, en lugar de ofrecer proyectos en positivo a la ciudadanía, base su campaña en la expulsión de grupos vulnerables

27 abril 2021 09:20 | Actualizado a 27 abril 2021 10:15
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Los menas son, como todo el mundo sabe, menores extranjeros no acompañados que tiene su residencia en nuestro país por haber ingresado irregularmente en él y que, por los convenios internacionales de carácter humanitario suscritos por España, no pueden ser rechazados en frontera ni devueltos a sus países de origen si ellos no lo reclaman.

Una vez en suelo español, quedan al amparo del llamado Protocolo Marco de Intervención con Menores Extranjeros no Acompañados. Dicho protocolo, cuyo contenido está basado en normas como la Ley de Extranjería, la Ley de Infancia y el Código Civil, les protege teóricamente y trata de integrarlos en la sociedad española. En otras palabras, nuestra legislación en materia de inmigración no se aplica a los menores de edad, por comprensible razones éticas: son niños/adolescentes que han corrido serios peligros en el viaje desde su país de origen, y parece razonable no obligarles a realizar el camino a la inversa. Por lo demás, hay razones morales que impulsan a ofrecer a este colectivo emprendedor y valiente las oportunidades que no tuvo en su lugar de nacimiento: lo lógico es darle las herramientas para que estos muchachos se conviertan ciudadanos españoles, que después contribuirán como todos al sostenimiento de lo público.

Ese partido que ha nacido como excrecencia reaccionaria del PP, Vox, ha hecho lema de campaña la expulsión de los menas, que estarían absorbiendo el dinero de todos, mientras el Estado sigue siendo incapaz de ofrecer pensiones dignas a los nacionales. El cartel es indignante: junto a un mena embozado y con aspecto desharrapado y peligroso, y a una venerable anciana en actitud contemplativa, un texto dice: ‘Un mena 4.700 euros al mes. Tu abuela 426 euros de pensiones’. El caso no es ni siquiera económicamente significativo porque, como ha aclarado la presidenta de la Comunidad de Madrid, tan solo hay 269 menas en la región. Pero, además, es de una execrable vileza el utilizar argumentos de este tipo para mantener la marginalidad de un colectivo tan duramente golpeado por la vida. Es repulsivo que un partido político, en lugar de ofrecer proyectos en positivo a la ciudadanía, base su campaña en la expulsión de grupos vulnerables, en la omisión de socorro a personas que lo precisan porque no tuvieron suerte en la vida.

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