Queda menos de un mes para que llegue a su fin la gratuidad de los abonos de Rodalies y Regionals, una medida que durante meses ha supuesto un alivio económico para miles de usuarios, especialmente en el sur de Catalunya. Sin embargo, y a diferencia de lo que sucede con Rodalies, los viajeros habituales de Regionals continúan a oscuras, sin saber cuánto tendrán que pagar a partir del 1 de julio. La Generalitat, competente en materia de tarifas, guarda un silencio incómodo que no hace más que incrementar la sensación de abandono que sufren estas comarcas. La bonificación total, impulsada por el Gobierno de Pedro Sánchez para mitigar la inflación y recuperar la confianza en el transporte público tras la pandemia, ha caducado en cuanto a su prórroga. Mientras las tarifas para Rodalies ya están definidas, aquí seguimos esperando una propuesta que evite el agravio comparativo y la exclusión.
Es un hecho palmario: quienes viven en localidades como Sant Vicenç de Calders pueden acceder a un abono de Rodalies por 20 euros mensuales, mientras que en municipios como Torredembarra, a escasos kilómetros, el coste puede dispararse hasta los 92 euros, y desde Reus superar los 100. Resulta incomprensible que el sistema tarifario siga perpetuando estas diferencias cuando los Regionals cumplen aquí una función esencial, equiparable a una segunda corona de Rodalies.
A esta injusticia se suma la precariedad del servicio, con retrasos, averías y unas obras eternas que lastran la movilidad diaria. Muchos usuarios, para garantizar la puntualidad laboral, se ven obligados a combinar trenes Avant y Regionals, lo que implica asumir el coste de dos abonos distintos, un lujo que no todos pueden permitirse.
En el ámbito político, las demandas se intensifican. Y mientras la cuenta atrás para el fin de la gratuidad avanza inexorable, la Generalitat mantiene un mutismo preocupante que solo contribuye a la indignación de los usuarios. Es urgente una respuesta clara, justa y equitativa que reconozca la realidad del sur de Catalunya y no deje a su población atrapada en un sistema desigual e insostenible.