Tarragona

¿Qué entidades quieren formar parte del Àrea Metropolitana de Tarragona?

El organismo territorial decidirá el 23 de junio su modelo de gobernanza y podrá iniciar su ampliación

El presidente del Port, Santi Castellà, la pasada semana con los alcaldes de Vila-seca y Tarragona.Foto: x.com/PortTarragona

Octavi Saumell
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Tras un año y medio de preámbulo, la esperada Àrea Metropolitana de Tarragona está a punto de entrar en la fase de acción: la de formalizar un modelo de gobernanza para tener operatividad. En este nuevo escenario, en el que todavía no está claro el papel que tendrá la Diputació, ya podrán incorporarse nuevos integrantes, tanto del sector público como del privado, para convertir el actual Grup Impulsor en un ente con personalidad jurídica. El lunes 23 se tomará la decisión.

A día de hoy, los socios fundadores son los ayuntamientos de Tarragona, Reus, Salou, Cambrils, Valls, La Canonja y Constantí, con Vila-seca en el limbo, además de los Consells Comarcals del Tarragonès y del Baix Camp, la Generalitat y la Diputació.

Una vez que el movimiento político metropolitano se convierta en una asociación o mancomunidad, financiada con cuotas de los socios y con la posibilidad de atraer subvenciones, llega el momento de su expansión para empezar a caminar con los equipos de trabajo sectoriales.

El desarrollo y la promoción económica, junto con la movilidad, son las primeras cuestiones que se han puesto sobre la mesa. Por ello, no es de extrañar que entidades como el Port, Pimec o las cámaras de comercio suenen para incorporarse con fuerza a la segunda fase del proyecto territorial.

«Estamos a disposición»

18 meses después de empezar a caminar, las entidades territoriales aseguran no tener contactos para incorporarse al Àrea Metropolitana. Pese a ello, se diferencian tres grupos: los que quieren entrar (Port, Pimec y ImpulsCatSud), los que muestran frialdad (las cámaras de comercio y la URV) y las que son muy críticas: FEAT y Cepta.

Desde el Port, el presidente, Santi Castellà (PSC), se muestra contundente: «Tenemos vocación metropolitana. Creemos que instituciones del territorio como el Port o la URV pueden contribuir al impulso de este proyecto de futuro», indica el máximo representante de la Autoritat Portuària de Tarragona, añadiendo que «estudiaremos las propuestas de participación que nos lleguen».

La apelación a la universidad, sin embargo, no es compartida por la Rovira i Virgili (URV), que muestra más escepticismo a corto plazo. «De manera institucional no hemos participado en el proyecto de Àrea Metropolitana. Y oficialmente no se nos ha hecho ninguna propuesta. Cuando se haga y se nos explique el antes, el ahora y el futuro, podremos valorar», afirman fuentes del gabinete del rector, Josep Pallarès.

Entre los partidarios de implicarse activamente con el futuro ente territorial está la patronal de la pequeña y mediana empresa, Pimec. «Estamos a disposición de las instituciones para participar. Nos comprometemos a actuar como agente activo y colaborador en el impulso de actuaciones que favorezcan la competitividad empresarial», indica el presidente en Tarragona, Jordi Ciuraneta.

Asimismo, la organización ImpulsCatSud también reivindica sus ganas de colaborar. «Nuestra entidad tiene la aspiración de estar presente, ya que fuimos los primeros en reclamar espacios para canalizar esta colaboración público-privada en beneficio de la captación de inversiones y la generación, atracción y retención del talento», indica el presidente Miquel Maria Aragonès.

«No sabemos nada»

Por el contrario, las cámaras de comercio se mantienen a distancia. «No sabemos nada», se afirma desde el ente cameral de Tarragona, mientras que desde Reus la postura es muy similar. Si en algún momento se amplía, nos lo plantearemos, pero ahora no formamos parte», se afirma desde la capital del Baix Camp.

Las voces más críticas son la Federació de l’Auto Transport y la Confederació d’Empresaris. «¿Cómo pueden hablar de modelo de gobernanza si Vila-seca se aparta y la Diputació se distancia? Mientras no nos inviten no es necesario pensar en esta posibilidad», afirma el director de la FEAT, Josep Lluís Aymat.

Xavier Rigau, desde la Cepta, teme que la puesta en marcha del ente «sea una nueva capa administrativa que genere más estructura, más funcionarios y, en consecuencia, más impuestos. No estamos de acuerdo, ya que lo que debe hacerse es adelgazar el sector público y bajar la presión fiscal», indica. Luces y sombras a la espera del despegue de la futura Àrea Metropolitana.

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