Turismo
Vecinos de la Part Alta de Tarragona: «Todo se ha transformado de cara al turismo»
La llegada de turistas marca la vida de un barrio en el que el comercio del día a día prácticamente ha desaparecido y ha sido substituido por bares o tiendas de souvenirs

La calle Major es durante estos meses uno de los ejes más transitados.
Las calles y su gente son el reflejo de una ciudad. Y si situamos el foco en uno de los ejes más transitados, como es la calle Major de Tarragona, lo que encontramos un viernes a partir de las diez de la mañana son grupos de turistas que sortean los camiones de carga y descarga, mientras las primeras tiendas empiezan a levantar la persiana.
«Esto es un desastre. Acabará como las Ramblas de Barcelona, con el barrio lleno de turistas y los vecinos sin unos servicios básicos, porque no queda nada», afirma Joan Juncosa, de la tienda de antigüedades Capri. Este suma casi setenta años en la Part Alta y ahora es el único anticuario de los diecisiete que sumaba la ciudad. «Si vas mirando puerta por puerta, todo se ha transformado de cara al turismo. Si me compran la tienda me marcho», asegura.

Joan Juncosa, de la tienda de antigüedades Capri.
Tan solo en la calle Major encontramos dos pequeños supermercados de productos básicos y precio de turista, tres restaurantes, dos heladerías, cuatro cafés, una joyería, un spa, una tienda de deportes, además de la de antigüedades y catorce negocios de souvenirs y productos turísticos varios. Donde antes había una zapatería ahora hay un bazar. La antigua bodega es ahora una tienda de bolsos y en el local que ocupaba la farmacia ha abierto un establecimiento de realidad virtual, con luces de neón por la noche que buscan captar la atención de posibles clientes.

Sílvia Mas y Carme García, farmacéuticas.
«Tenía que pagar un alquiler desproporcionado y como tenía este local propio era absurdo pagar cada mes, pensando de cara a la jubilación», afirma la farmacéutica Sílvia Mas. El nuevo local de la calle Merceria es una maravilla, con las piedras del antiguo Fòrum Provincial visibles. «Una farmacia es una necesidad, pero ahora mismo en el barrio hay déficits que no están cubiertos y cada vez hay menos gente mayor y más jóvenes, que están acostumbrados a comprar on-line», indica.
Una convivencia difícil
«Se está perdiendo la identidad de barrio. Este ha cambiado mucho. Antes eran familias, pero la gente mayor se va muriendo y los alquileres son muy caros. Está dejado y sucio», asegura Maria Pilar Sentís, desde detrás del mostrador de Carns Carme i Magí.

Maria Pilar Sentís, de Carns Carme i Magí.
La convivencia entre los vecinos y los visitantes hace tiempo que genera debate y cada vez que cierra un nuevo establecimiento o aparece una nueva terraza o un nuevo negocio destinado a la actividad turística crece el run run y la denuncia por parte de estos últimos. «Si seguimos con esta dinámica es muy probable que muchos vecinos podamos valorar la posibilidad de irnos. El sitio es increíble si lo mimas, pero vemos como poco a poco se va perdiendo la identidad», asegura una vecina de toda la vida, que prefiere mantenerse en el anonimato. Explica que «los vecinos notamos mucha diferencia entre la Part Alta de invierno, en la que se vive muy bien, y la del verano». Y aquí apunta a los pisos turísticos y «a las externalidades que estos comportan, que nos acaban afectando a todos».
Los últimos datos antes de que se aplicara la moratoria para la concesión de nuevas licencias cifraban en cerca de 600 las viviendas de uso turístico en esta parte de la ciudad, lo que representa el 20% de los cerca de dos mil que tiene la ciudad. Junto con La Móra y los barrios marítimos esta es la zona de Tarragona con más presencia de estos establecimientos, lo que suma presión sobre un mercado del alquiler tenso en el que encontrar una vivienda se hace cada día más complicado.

Maribel López y Montse Peñarrubia, panaderas.
Las maletas de ruedas delatan a unos huéspedes sobre los que no hay cifras sobre el impacto que representan. Sin embargo, según las del Patronat Municipal de Turisme, Tarragona registró el año pasado 1,7 millones de pernoctaciones, un dato al que hay que sumar los visitantes. Todos estos acaban confluyendo en un momento u otro en la Part Alta, que constituye un reducto encerrado entre murallas, en el que los cerca de 3.600 habitantes censados quedan diluidos por la masa.
El Ajuntament de Tarragona prevé iniciar la redacción de un plan de usos de la Part Alta en 2026
Para algunos vecinos, el turismo es un problema. Otros, prefieren el dinamismo que comporta a las casas abandonadas. Todo esto ha generado que en los últimos tiempos haya surgido la plataforma Som Part Alta, que canaliza muchas de estas demandas. «No estamos en contra del turismo, pero no queremos una ciudad fotografía», afirma Enric Benaiges. Este vive en el km 0 del meollo, la Plaça de la Font, y en 2023 abrió La Quimera, una librería de segunda mano en la Baixada de la Misericòrdia. «Somos la resistencia», asegura. El negocio es una realidad después de que el propietario del local era una persona del barrio que «decidió que no quería un sitio turístico, sino para la gente de la Part Alta, y que nos rebajara el precio». Esto es una excepción. «Estamos en un momento muy delicado y si no nos ponemos las pilas esto no será Venecia, pero sí un PortAventura que hará que se pierda la población autóctona».

Benaiges, el librero de la Baixada de la Misericòrdia.
El problema por los déficits en el servicio de limpieza de la ciudad también es más que evidente en esta zona, que es la que más visitantes recibe. Y, en los meses de verano, la presión se incrementa, ya sea por el turismo o por las fiestas, que en buena parte celebran el grueso de las actividades intramurallas. «Me entran muchos turistas y te dicen que es una ciudad sucia, incluso hubo quien me dijo que Tarragona era como Nápoles», dice Benaiges.
La nueva ordenanza de terrazas tiene el reto de mejorar la convivencia con los vecinos. Tan solo en la Plaça del Fòrum hay trece bares con terraza a los que hay que sumar otros tres en la Plaça Sant Bernat. «La convivencia es esencial, lo que pasa es que aquí hay gente que quería vivir como en la montaña en medio de la ciudad», asegura un empresario de esta plaza que prefiere mantenerse en el anonimato.
El plan de usos, para 2026
El Ajuntament de Tarragona asegura que en 2026 empezará la redacción del plan de usos de la Part Alta, un compromiso adquirido por el gobierno, que recogerá las acciones a impulsar «para asegurar que no se pierda la identidad del barrio y al mismo tiempo conserve su atractivo como espacio emblemático a visitar», según la concejala de Turisme, Montse Adan.
Esta asegura que lleva casi dos años «trabajando en la realidad del barrio, sus déficits históricos y los retos que plantea la Part Alta, con excesiva concentración de pisos turísticos y una gran implantación de establecimientos de restauración». En paralelo, se está ultimando un plan estratégico de turismo, con profesionales del sector, que se dará a conocer este otoño.