Tarragona: Año I sin los ingresos de la química de La Canonja

Lejos de la hecatombe que se presagiaba hace años con la pérdida de los ingresos de la química por la segregación de La Canonja, el gobierno municipal del Ajuntament de Tarragona afronta la negociación del primer presupuesto sin recursos procedentes de la industria con tranquilidad, con la menor deuda del siglo XXI y con la congelación de tasas e impuestos.

De esta forma, las cuentas del consistorio del 2026 ya no prevén ni un euro de los más de diez millones que las ansiadas empresas del polígono sur pagan anualmente en tributos, y que a partir del próximo año ingresará íntegramente La Canonja.

De esta forma, se pondrá el punto y final al convenio de transición firmado en 2010, y que se empezó a aplicar en 2011. En el primer año, Tarragona ingresó el 60%, por el 40% de La Canonja. Desde entonces –en tramos de cinco años del 3%, 4% y 5%– el municipio liderado por Roc Muñoz (PSC) ha ido incrementando su porcentaje de cobro, dejando a su antiguo socio con apenas un 5% el año pasado: 497.000 euros. Y para 2026, nada.

Mascaró: «Política fiscal justa»

¿Cómo afronta el gobierno municipal la inminente negociación de las cuentas con la oposición? A diferencia de otros años, sin nervios ni impaciencia. Tras la subida impositiva del primer año de mandato que permitió consolidar seis millones de euros, ahora las arcas municipales presentan un estado de salud mucho mejor, habiendo pasado de un pasivo del 78% al 57% –129 millones–, y sin necesidad de incrementar las tasas e impuestos para el próximo año.

Tarragona y La Canonja firmaron el convenio en 2010. Caduca a final de año

«Es una decisión para dar un respiro a las familias y empresas. Debemos actuar con responsabilidad y garantizar que la fiscalidad sea una herramienta para ayudar», indica la concejal de Hisenda, Isabel Mascaró (PSC), quien añade que los cambios en la tarifa social de la basura –que todavía podría renegociarse con ECP–, y las bonificaciones por usar la deixalleria mòbil, dibujarán una política fiscal «más justa y sostenible». Además, es posible que en 2026 el superávit pueda destinarse a inversión o gasto corriente, tras una moción de Junts aprobada ayer en el Senado.

ERC o no adscritos

Políticamente, además, no se prevén mayores dificultades. La marcha de Vox de Jaime Duque y Javier Gómez abre una vía de negociación, ya que no han sido declarados tránsfugas por su formación de origen. De momento, Junts tampoco ha hecho lo propio con Elvira Vidal, por lo que estos tres votos pueden decantar la balanza... a no ser que ERC se abra a dialogar porque el ‘no’ del PP se da prácticamente por hecho, después de que ayer exigiera bajar impuestos o un centro de interpretación histórica en el edificio del antiguo Banco de España.

Esquerra, por su parte, reivindica que antes de hablar del 2026 ha pedido un informe sobre el grado de ejecución de las cuentas del 2024, que son las que pactó con el PSC. «De momento, estamos en el ‘no’ porque lo que vemos con Unió-Prim-Apodaca, los centros cívicos, el plan de accesibilidad y el Polígon Francolí es un flagrante incumplimiento, y eso no nos permite negociar. Si nos convencen de que se están dando pasos determinantes, se abrirá la puerta a poder negociar. Si no, no», indica el concejal Xavier Puig.

¿Y los dos socios de mandato del PSC? Junts y ECP están en la misma línea que ERC: cumplir primero los pactos del 2025 antes de hablar del 2026. «Queremos asegurarnos que todos los proyectos que hemos impulsado se ejecuten antes de finalizar el mandato. Esa es nuestra línea roja», indica el juntaire Jordi Sendra, mientras que Jordi Collado (ECP) prioriza en primera instancia la batalla por «ampliar la propuesta de la tarifa social de la basura», que ayer contó con el ‘no’ de los Comuns. Empieza la carrera para las cuentas del Año I tras La Canonja.