Tarragona solo detecta el origen del 15% de contagios
No sabemos ni dónde ni cómo nos infectamos. La provincia suspende en rastreo y es una de las peores de España en la trazabilidad de los casos, lo que complica el control de la pandemia

Tarragona solo detecta el origen del 15% de contagios
No sabemos, en general, ni dónde ni cómo nos contagiamos. La imparable propagación del virus en esta tercera ola y la incapacidad para seguir su pista hacen que Tarragona sea una de las peores provincias de España en cuanto a rastreo o, al menos, en trazabilidad, uno de los indicadores usados por Sanidad y Salut para monitorizar el ritmo de la pandemia. La tasa de trazabilidad en la provincia se queda solo en un 14,6%, según el último informe de los indicadores del Ministerio de Sanidad.
Por lo tanto, no se conoce el origen del 85,4% de los contagios, una cifra que ilustra el gran descontrol en el que se ha sumido la epidemia de Covid-19 sobre todo después de las fiestas navideñas. Solo Menorca (7,7%), Cádiz (8,7%), Granada (12,1%) están peor. Pero es que, a juzgar por el informe previo –Sanidad realiza entregas semanales–, Tarragona, con un 8,4%, tenía hace diez días la peor cifra de todas las provincias españolas. Pero, ¿qué mide la trazabilidad? En síntesis, tienen trazabilidad aquellos contagios que se recogen como contactos de otros positivos confirmados. Es decir, son casos de los que conocemos quién y en qué situación les contagió. Se trata de un parámetro especialmente decisivo porque en el fondo está midiendo si el sistema es capaz de seguir las cadenas de transmisión, algo, por otra parte, muy complicado con la gran difusión del patógeno en esta nueva oleada.
En peor situación que el resto
La rápida expansión del SARS-CoV-2 y la avalancha de nuevos positivos dificulta en gran medida seguir la pista de los focos de contagio para así detectar el origen y poner cuanto antes en cuarentena a los posibles contactos que pueden ser transmisores del virus. Tarragona está en mucho peor situación que las otras tres provincias catalanas pero, en global, se trata de una dinámica muy generalizada. La mitad de las provincias desconocen el origen del 50% de los contagios. «Hay muchos factores que pueden influir. A veces, cuando estamos en una ola así, cortar las cadenas de transmisión es una locura y no hay manera de hacerlo. La hipótesis puede ser que el rastreo no se haga bien. Cuando das positivo, te deben preguntar con quién has estado y deberías hacer una especie de descripción de tus contactos. En realidad es como un trabajo de investigación que es complejo», explica Àlex Arenas, catedrático de Física en la URV y experto en la modelización de epidemias. Se trata, pues, de una ardua tarea complicada de realizar, pese a las buenas intenciones. «Puede ser que el contagiado no ofrezca la información correcta o suficiente o que no se le hagan las preguntas adecuadas o, simplemente, que no haya la posibilidad de llamar a los contactos, de ponerse en contacto con esa gente susceptible de estar contagiada», explica Arenas.
«Con estos niveles de transmisión tan altos, cortar las cadenas de contagio es muy complicado». Àlex Arenas, Catedrático de Física en la URV
La capacidad de rastreo ha estado siempre en el punto de mira. Lo que es cierto es que los niveles de saturación en la atención primaria, la responsable de hacer el rastreo, han sido tan extremos durante las últimas semanas que tener una buena trazabilidad se ha convertido casi en misión imposible. Una trazabilidad menor del 30% ya indica un riesgo extremo, según los criterios establecidos por Sanidad. Tarragona siempre ha mostrado en los últimos informes cifras bajísimas de trazabilidad, que rondan el 15%. Cuando el sistema identifica un contagio, se activa una estrategia de detección precoz y los rastreadores deben realizar el estudio de los contactos. Llamar uno a uno para hacer la prueba e indicarles que se aíslen, incluso siendo negativos. A la práctica, la saturación de la primaria pero también una transmisión comunitaria tan elevada como la actual hacen que el seguimiento del origen de cada positivo sea más difícil y desborde a una sanidad que no da abasto. «Es muy complicado realizar este seguimiento y delimitar los contactos si no se utilizan aplicaciones telemáticas», reconoce Àlex Arenas.
La atención primaria, el primer lugar de la cadena sanitaria donde se percibe la evolución de la pandemia, ya ha notado un descenso de los casos durante los últimos días. A pesar de eso, los contagios aún son abundantes y los datos del Ministerio muestran que hay una gran cantidad de contactos de positivos que no se están controlando.
«Con estos niveles de transmisión tan altos, cortar las cadenas de contagio es muy complicado» Àlex Arenas, Catedrático de Física en la URV
La estadística dice que, en general, la mayoría de contagios se producen en el entorno familiar. Sin embargo, hay que tener en cuenta que existen interacciones y espacios que son más difíciles de analizar. Todo lo que queda fuera de contactos primarios como amigos, convivientes, familiares o compañeros de trabajo se suele escapar. En otras ocasiones, no se le puede seguir la pista porque, directamente, el positivo no sabe dónde se contagió. «Normalmente tenemos la idea clara de con quién hemos estado cuando esa persona pertenece a nuestro entorno pero también existe riesgo en aquellas interacciones anónimas o de las que no eres plenamente consciente», indica Arenas. Lo que sucede en el transporte público pero también, por ejemplo, situaciones como la relación con personas sentadas en la mesa de al lado en un restaurante sin la correcta ventilación o la distancia adecuada son casuísticas de riesgo que impiden un buen seguimiento. Las reuniones y los encuentros navideños han sido uno de los entornos donde se han originado más contagios, si bien la mayor parte de los positivos no tienen un rastreo claro.
El fracaso de Radar Covid
Los expertos sostienen que las herramientas telemáticas son más eficientes a la hora de seguir la trazabilidad del virus. Así, un estudio en el que ha estado involucrado el propio Àlex Arenas, de la URV, acaba de concluir que la aplicación Radar Covid, descargable en el móvil, permite detectar hasta el doble de contactos estrechos de una persona infectada en comparación con el sistema de rastreo manual. Sin embargo, la aplicación se topa con el hándicap de una baja implantación, lo que reduce significativamente su utilidad. En cinco meses, solo 42.000 personas de las que la usan han dado positivo. Es, aproximadamente, un 2% de todos los contagiados desde entonces. La app se basa en el código que introduce una persona que da positivo. Se envía un aviso a quienes han estado en contacto estrecho en los últimos días, sin revelar el contacto ni cuándo se ha producido, a través de una transmisión de datos que se realiza por Bluetooth. El empleo masivo de esta herramienta es una asignatura pendiente a estas alturas de la pandemia.

Un cribado en Bonavista antes de las fiestas navideñas.