El cambio del Mercat Central en 5 años

La inauguración del equipamiento, el 16 de marzo de 2017, fue el punto de partida de la transformación que ha sufrido la zona. Lo analizamos destacando diez puntos clave

15 marzo 2022 20:00 | Actualizado a 17 marzo 2022 06:16
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Un día como hoy de hace cinco años, el Mercat Central de Tarragona abría sus puertas de nuevo, tras once años de obras. La remodelación del edificio modernista no fue fácil. Desde los paradistas, hasta los comerciantes del entorno, y pasando por los vecinos, sufrieron lo que no está escrito. Calles levantadas durante meses y meses, ruido de máquinas a todas horas e incertidumbre constante, fueron algunas de las situaciones que se vivieron.

Pese a ello, los responsables políticos de ese momento ya auguraban que el renovado Mercat Central se convertiría en eje comercial y dinamizador de la ciudad. Y no se equivocaban. Pese a haber vivido la crisis económica más grave de los últimos tiempos con la llegada de la Covid, el mercado y la Plaça Corsini se han convertido en el centro neurálgico de la ciudad. Y es que ese 16 de marzo de 2017, no solo cambió la fisonomía de la plaza, sino que también empezaron a variar los hábitos y costumbres de los tarraconenses. En este artículo analizamos como ha cambiado el Mercat Central y su entorno desde la inauguración del edificio. Lo haremos a partir de diez ideas clave.

1. Un mercado donde comprar y comer

Con la inauguración de las instalaciones, también cambió el concepto que hasta ese momento teníamos de mercado. El equipamiento se ha convertido en un espacio donde, a parte de poder comprar alimentos frescos, también se puede comer o tomar algo en cualquier momento del día. Salvando las distancias, estamos hablando de que en Tarragona se ha apostado por un mercado al estilo al de San Miguel, de Madrid. «Esto convierte el equipamiento en un espacio sociabilizador», apunta Dani Milà, gerente de la Empresa de Mercats. Muchas paradas han apostado por servir comida hecha o incluso un menú para tomar insitu. El mercado cuenta con espacios exclusivos, con taburetes o botas de vino, para que la gente tome algo mientras compra.

2. Unos paradistas con más autoestima

«Nos hemos formado, hemos evolucionado y nos ha subido la autoestima», dice Montse Bertran, presidenta de la Associació de Concessionaris de Mercat Central. Cuando se llevó a cabo el traslado de la carpa al renovado edificio, los paradistas entendieron que tenían que adaptarse a los nuevos tiempos y captar un público más joven. El mercado ha pasado de ser un espacio donde se vendía solo producto de primera gama, para ofrecer producto más elaborado.

Los paradistas reconocen que hace cinco años les cambió la vida: ahora trabajan también por la tarde, lo que significa que la mayoría se han visto obligados a aumentar el personal. Ahora tienen más gastos.

3. El oasis dentro del desierto

Durante los primeros meses de la pandemia, el Mercat de Tarragona se convirtió en un oasis dentro del desierto. La ciudad estaba paralizada y solo se respiraba vida y ambiente en este equipamiento. Los responsables de Mercats se activaron en seguida y adaptaron rápidamente las instalaciones, con gel hidroalcohólico y metacrilatos en las paradas. Además, ganaron puntos ofreciendo la compra de producto fresco a domicilio, a través de una aplicación móvil.

4. La revitalización comercial del entorno

No hay duda de que uno de los cambios más destacados es la revitalización comercial del entorno del Mercat y de Corsini. «Después de once años era muy fácil que la cosa fuera a mejor», opina Anna Álvarez, empresaria que regenta una tienda de decoración en la calle Reding. El núcleo comercial de la ciudad se ha desplazado de la zona de la Rambla Nova al entorno del mercado. Eso es una realidad. La apertura constante de nuevos comercios lo demuestra, sobre todo, en los últimos meses. «El cambio ha sido muy progresivo, pero ahora sí que nos sentimos muy céntricos a nivel de comercio. Los tarraconenses han cambiado definitivamente sus hábitos», añade Álvarez. Otro de los aspectos que ha contribuido a esta revitalización es la llegada del mercadillo de los martes y los jueves a Corsini.

5. La proliferación de bares y terrazas

Donde hay más disputa es en el tema de la proliferación de bares y terrazas en el entorno del Mercat Central. Tienda que cierra, bar que abre. Los vecinos y comerciantes llevan meses quejándose y pidiendo al Ayuntamiento que elabore un plan de usos para regular la apertura de negocios de restauración en el lugar, como se hace por ejemplo con las farmacias. La empresaria Maribel Rubio abrió su bar en la calle Reding a finales de 2018. «Es increíble la afluencia de gente que traemos los bares hasta aquí. Unos nos retroalimentamos de los otros. No somos incompatibles», explica Rubio. Los vecinos, sin embargo, defienden que este aumento de bares y terrazas perjudica a su descanso.

6. El nuevo centro neurálgico de la ciudad: donde todo pasa

Hace unos años escuchábamos la cantinela de «todo lo que se hace en Tarragona, se concentra en la Part Alta». Pues ahora la Plaça Corsini ha cogido el relevo a la Plaça de la Font. Conciertos, Carnaval, fiestas populares, verbenas, correfocs, campañas de Navidad y otros, son los eventos que se celebran en este punto de la ciudad, desde que se urbanizó definitivamente la plaza, en mayo de 2018.

Además, en los últimos meses, hemos visto como asociaciones y entidades de todo tipo apuestan por presentar sus iniciativas dentro de las instalaciones del Mercat Central. Se ha convertido en un lugar de referencia en todos los sentidos.

7. Tres paradas y cinco locales vacíos

Como punto negativo, cabe destacar que cinco años después de su inauguración, el Mercat Central todavía no está al cien por cien de su ocupación. De las 42 paradas que hay en la primera planta, 39 están llenas y tres vacías. Estas están siendo ocupadas por mesas y taburetes para aprovechar el espacio y darle un uso. Los datos empeoran en la planta baja, donde está el Mercadona. Solo está ocupado un local del interior y otro del exterior. Quedan libres cinco establecimientos.

Por su parte, los responsables de la Empresa de Mercats trabajan para flexibilizar los contratos y así hacer más atractiva la opción de abrir un negocio dentro del mercado. La idea es que las concesiones no sean por tantos años como hasta ahora. Otra de las líneas de trabajo de la empresa municipal es revisar el reglamento del Mercat Central, para adaptar los horarios y el funcionamiento a las necesidades actuales.

8. La liberación y recuperación de la Rambla Nova, gracias al traslado de los marchantes

Otro de los cambios significativos ha sido el traslado del mercadillo de los martes y jueves a su ubicación original. Durante las obras del Mercat, los marchantes estuvieron afincados en la Rambla Nova. Hace cuatro años volvieron a Corsini. «La realidad es que desde que estamos aquí, las ventas se han reducido considerablemente», explica el marchante Juan Benítez, quien añade que «no es lo mismo un mercadillo en línea recta con paradas en los dos lados, que uno de circular y cuadrado. La gente se pierde». Actualmente, los únicos que montan las paradas en la Rambla Nova son los del mercado de Brocanters.

9. El carillón como atractivo

Con la remodelación del edificio modernista, se instaló un carillón en la puerta principal del mercado. El tema trajo cola. Cinco años más tarde, se ha convertido en un atractivo imprescindible para la ciudad. A ritmo de Amparito Roca, del carillón salen bailando algunos de los elementos del Seguici Popular. Cada día, a las 12 del mediodía y a las seis de la tarde, la plaza se llena de niños con sus padres, que esperan que la maquinaria se ponga en marcha. Durante los dos años de pandemia, el carillón ha sido lo más cerca que hemos estado de las fiestas de Santa Tecla.

10. Cuentas pendientes de futuro: la pérgola y la Illa Corsini

Todavía hay cuentas pendientes a resolver en el entorno del Mercat Central. Desde un principio, los vecinos han defendido que la Plaça Corsini es un espacio duro, con demasiado asfalto. Reivindican zonas verdes y de sombra. La Empresa de Mercats lleva meses –por no decir años– trabajando en la instalación de una pérgola que convierta la plaza en un lugar más agradable. Los obstáculos que se han ido encontrando por el camino están retrasando el proyecto. Otro de los planes pendiente de iniciarse es la peatonalización de la calle Canyelles, primer paso hacia la Illa Corsini.

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