Homenaje
Alonso, la última y nos vamos
Uno de los más conocidos camareros de El Vendrell se jubila tras más de 40 años detrás de las barras de los locales más recordados

Alonso Donoso ha estado 40 años detrás de las barras.
Él lo llama ser discreto por no decir secreto de confesión. Porque lo que se oye detrás de la barra del bar se queda detrás de la barra del bar. Y eso lo sabe Alonso Donoso, el camarero de El Vendrell que se jubila después de una vida dedicada al oficio.
Más de 40 tacos de almanaque. Día a día. Desde los 17 años. Haber sido atendido por Alonso podrá explicarse algún día.
Ahora en La Barretina de la calle Flors de El Vendrell, pero Alonso comenzó allá por 1977 en el histórico Capri. La mili en Sant Climent Sescebes y después en el cuartel del Bruc de Barcelona fue un paréntesis.
Los recordados
Después Alonso se incorporó al recordado Sendrós de la Rambla de El Vendrell y a aquel restaurante de los Masos de Coma-ruga que abría las 24 horas, junto a la gasolinera del Ribas y un club de alterne que "tenía mucha actividad". Sin más datos.
Alonso es de aquellos camareros que casi ponen nombre a los locales. Siempre ’el del Alonso’. Como la Lluna d’Or de la calle Montserrat de la señora Ribas y el Café de la Vila de la plaza del Ayuntamiento.

Alonso su último jefe.
Hoy en La Barretina, donde ya lleva doce años, Alonso es una institución. El mejor maestro para el que quiere aprender, que hoy son pocos. Su actual jefe, Ian Cowley, recuerda que siendo un niño entraba en el bar donde trabajaba el camarero y se sentaba en la barra para pedirle un vaso de agua. Suerte que se lo pusiste.
De Badajoz
Alonso Donoso llegó a El Vendrell desde Villagonzálo (Badajoz) y enseguida se integró. "Siempre me sentí muy acogido". Explica. Cuando se acerca la jubilación ya hace un tiempo que planifica qué hacer. "Me gusta la montaña, caminar y quizá me apunte a la piscina. Para hacer algo". Pero no se aburrirá, asegura.
Un tiempo ganado a base de echarle horas. "Porque en esta profesión es cuestión de trabajo, horas... y atención al cliente, que se sienta a gusto". Algo que ahora echa en falta en las nuevas hornadas de camareros.

Alonso, un ejemplo de oficio
"Esto se veía como una profesión, pero ahora muchos lo entienden como un trabajo temporal para ganar un dinero y cambiar". Porque todo ha cambiado mucho. También al otro lado de la barra, entre la clientela.
Y saber vivirlo. Porque Alonso pasó un tiempo fuera de las barras. Trabajó en la entonces Cristalería Española de L’Arboç. "En una cadena de montaje". Sí que ganaba más dinero, pero "echaba de menos el contacto con el cliente, la variedad de hacer cosas...Lo dejé y volví a ser camarero".
Sin rejoj
De los que no tenían reloj y una conversación con un cliente podía alargarse incluso con las persiana ya bajadas.
Alonso ha sido alma mater en los locales por los que ha pasado. Atendiendo, ideando montaditos, sirviendo y escuchando. Y callando. "No me llevaba a casa el trabajo", explica con esa sonrisa de quien de un vistazo tiene todo controlado.