Sociedad
Cambrils se convierte en una enorme galería de arte abierta a todos
Los cambrilenses entra en casa de los artistas con Tallers Oberts. Quince pintores, ilustradores, joyeros, escultores, fotógrafos y ebanistas con sello local reciben al público en el lugar donde sus obras y su vida entera toman forma

La pintora Marta Fàbregas (izquierda) en su taller de la calle Cardenal Vidal i Barraquer, atendiendo a un grupo.
Las pinturas de la cambrilense Dolors Castells se han expuesto en Manhattan, Roma, Corea y Katmandú y también pudieron verse, este fin de semana, en la 18ª edición de Tallers Oberts de Cambrils. Una quincena de artistas quitaron el pestillo a sus espacios de creación durante dos días, el 13 y 14 de diciembre, y dejaron entrar en ellos a quienes quisieron hacerlo.
Sobre todo el Barri Antic se convirtió en un goteo constante de curiosos que, mapa en mano, trataban de localizar los talleres más recónditos, entablaban conversación con ilustradores y escultores y acababan, a veces, seducidos por alguna de sus piezas. Ese es el sentido de la iniciativa, que pronto cumplirá dos décadas sacando brillo al talento local: «Que la gente nos conozca, que nos vea y que tenga la oportunidad de llevarse algo, por qué no, para regalar en Navidad». El buen tiempo favoreció la afluencia.
Cada año se pide a los artistas de los Tallers Oberts de Cambrils que impriman su estilo en un objeto concreto y el conjunto se muestra en el Centre Cultural en la siguiente cita. Este 2025, el artículo elegido ha sido una silla de madera. El sábado y el domingo fue posible ver los delantales que se reinterpretaron hace justo 12 meses.
Todos los artistas esconden algo especial. «Leo periódicos americanos, cojo titulares que me llaman la atención y que me inspiran, los coloco antes de pintar y quedan dentro de la obra, en estructuras de cityscapes. En ocasiones son grandes pinturas y contienen esta crítica; hay algunas de Nueva York, una ciudad que siempre me ha acogido muy bien. En otras, son flores», explica Castells.

Nuri Mariné (izquierda), pintora, frente a la silla que se expondrá en 2026. foto: alba mariné
«El arte es un gran desconocido. La gente no lo ve como algo cercano y hasta siente cierto respeto al entrar en una galería. Lo que queremos es que esto cambie. También en cuestión de precios: hay piezas, por ejemplo, a partir de 15 euros, asequibles para todos», añade desde el Forn del Tallero, donde estuvo instalada junto a la joyera Lluïsa Recasens, recientemente jubilada pero que no ha querido perderse los Tallers Oberts.
Recasens también preparó expresamente para la iniciativa unos alfileres de solapa que no había hecho desde su época de juventud. «Creé mis primeras joyas con esmalte a los 14 años, unos anillos y pulseras que todavía hoy conservo. Siempre me ha gustado el color y el esmalte se lo da. Luego, descubrí las piedras y se me abrió otro mundo», explica, y reivindica un arte «rompedor, original, que no se parezca a nada y que sea único y manual».
Unos metros más allá, pero en la misma calle Cardenal Vidal i Barraquer, la pintora Marta Fàbregas atiende a un par de visitantes. «Si venís mañana, que trabajo y pinto aquí, esto no está tan ordenado», bromea. Fàbregas empezó en el mundo del tapiz, al que dedicó 15 años de su trayectoria. Por eso, en los cuadros que ahora pinta, muy coloristas, se ven puntadas y elementos textiles. «Es muy interesante que la gente ubique dónde estás y sepa que pueden venir siempre que quieren. Y los Tallers Oberts son una oportunidad para explicar el porqué de las cosas, los orígenes artísticos de una», añade.

La pintora Dolors Castells y la joyera Lluïsa Recasens ocuparon el Forn del Tallero.
A Nuri Mariné, los últimos días se le han ido recolocando en su estudio las piezas de la exposición El peix no cau del cel, que se pudo ver hasta el 7 de diciembre en el Tinglado 1 del Moll de Costa de Tarragona. «Es el lugar donde trabajo y aquí está toda mi vida en obra», apunta. ¿Y cómo lo hace? «Los materiales tienen mucho que ver con la temática que todo. Guardo cosas que encuentro. Y, luego, el concepto me pide piedra, me pide madera... Y en el taller lo tengo». Mariné es una de las veteranas de los Tallers Oberts. «Creo que el día que surgió la idea, estaba allí», recuerda, y añade: «Soy artista, soy de Cambrils y hay que participar».
Y entre armarios «frankenstein» hechos recuperando piezas de otros antiguos, junto a una silla triple con patas de pato en la que «se pueden arreglar muchos problemas del mundo», se mueve el especialista en madera Jesús Gómez, de Antítesi. «Básicamente restauro muebles antiguos conservando la técnica antigua», indica. Ya no deben de quedar muchos como él. «Alguno habrá», dice, encantado de «preservar esto una generación más». Empezó pronto: «De pequeño, ya reparaba los juguetes de mis amigos». Y tiene cuerda para rato.