Vecinos de Cambrils Mediterrani, una entre la quincena de urbanizaciones no recepcionadas de Cambrils, reclaman al Ayuntamiento que ataje los «problemas de deterioro» que arrastran parte de sus calles, con baches y tramos muy levantados, que se han ido agravando con el tiempo y resultan «imposibles de asumir» por parte de los residentes.
Ubican uno de los focos más llamativos en la calle Pal, a la que se refieren como «el Dragon Khan» porque, por «los efectos de las raíces de los árboles», esa carretera «ya prácticamente no puede usarse, los ciclistas van dando saltos y los coches tratan de pasar por otro sitio».
Aunque lo que más preocupa a los vecinos de Cambrils Mediterrani son los «socavones y volcanes» que se forman en la calzada, no es eso lo único que denuncian. También ven deficiencias en la riera de Riudecanyes, con «acumulación de vegetación y sedimentos, y riesgo de que se forme un desastre si llueve»; y en el camino paralelo a esta, que «la gente usa para jugar a petanca porque está lleno de tierra».
Detectan falta de iluminación y de papeleras. Y se quejan de la situación de la playa: «El mar se la ha ido comiendo y hay un tubo totalmente descarnado», explica Cristina Gallart, una de las vecinas. El estado del Mas de l’Arany, «abandonado y con ocupas», inquieta.
Consultado sobre la situación, el Ayuntamiento se compromete a ponerse manos a la obra y precisa que empezará por la calle Xerès, «interviniendo en las raíces de los pinos». Especifica que «las raíces son la prioridad» y que «luego, habrá que ejecutar más actuaciones».
El hecho de que se trate de una urbanización no recepcionada supone que el Ayuntamiento no tiene que asumir su mantenimiento en general, pese a que igualmente asegura que comenzará a poner al día la vía pública. El gobierno indica que, en estas circunstancias, «las obras tienen que hacerse bajo condiciones concretas».
En Cambrils Mediterrani hay cerca de 840 viviendas, según las cuentas de los vecinos, que reivindican que «se cumplan unos mínimos».