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    Álvaro Urquijo (Los Secretos): «Siempre que hemos tirado la toalla, el público ha aparecido»

    La banda madrileña repasará este sábado sus más de cuatro décadas de exitosa carrera en la Tarraco Arena de Tarragona

    11 mayo 2023 20:18 | Actualizado a 12 mayo 2023 07:00
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    Los Secretos crecieron en la Movida Madrileña. De hecho, hay quien sitúa el origen de este movimiento en el concierto de homenaje a su cantante y batería Canito –fallecido en accidente de tráfico– celebrado en la Escuela de Caminos de la Universidad Politécnica de Madrid el 9 de febrero de 1980. Sin embargo, su música y su estética se alejaban del pop y el punk más transgresor de la época y se dirigían más hacía el folk y el country americano con tintes de rock and roll. Más de cuarenta años después, éxitos y dramas incluidos, la banda liderada por Álvaro Urquijo (Madrid, 1962) y reconvertida en sexteto sigue en activo. Este sábado llevará a la Tarraco Arena su gira Recuperando las emociones. La apertura de puertas es a las 19.30 y el inicio del concierto está previsto a las 21.00 horas.

    ¿Con Los Secretos empezó la Movida Madrileña?

    Puedes dar el dato como verdadero, pero fue casual. La Movida no fue más que un reflejo de lo que estaba pasando en el resto del mundo. Toda una generación de jovencitos a los que nos gustaba la música y nos vimos atrapados por la corriente que se llamó New Wave. A finales de los setenta surgieron en Inglaterra grupos como The Clash, The Police, Sex Pistols, Elvis Costello, The Pretenders... que revolucionaron esa nueva ola. Nosotros también teníamos el pie puesto en la costa oeste americana y escuchábamos a Jackson Browne. La radio jugó un papel importantísimo al difundir esa música.

    El concierto de homenaje a Canito ha pasado a la historia como el origen de todo aquello.

    Fue la visibilización de que veníamos a ocupar un lugar que en otros países ya ocupaban otras bandas. Aquí faltaba esa cultura de pop rock contestatario e irreverente que ya existía en los 70 en todo el mundo. No teníamos referentes de grupos modernos, aunque sí estaban Los Módulos, Los Peknikes o Los Pasos. Había cantantes de música ligera, como Nino Bravo, Camilo Sesto o Julio Iglesias, y no había una cultura de rock que no fuera la urbana o la heavy. Faltaba una alternativa para muchos jóvenes que necesitábamos la música y que empezamos a crear grupos aunque tocábamos fatal.

    Tan mal no suenan sus primeros discos.

    La verdad es que yo escucho ahora nuestro primer disco y no suena mal. Éramos autodidactas, no había escuelas, ni siquiera una cultura de que tu padre te apoyara y te animara a tocar la guitarra. Tenías que luchar para abrirte camino con las circunstancias propias de unos chavales que no teníamos futuro y que dependíamos de nuestros padres. Y si encima ellos no estaban de acuerdo en que te metieras en esta profesión... Ahora hay escuelas estupendas en toda España y se puede tener una guitarra eléctrica por 150 euros y grabar un disco en casa con un ordenador.

    Pues en su casa estarían contentos con tres hijos músicos...

    Mi padre fue quien nos metió el veneno de la música. Le apasionaban Duke Ellington o Ray Charles, la música clásica y la ópera. Y era un entendido en discos de folk de Bob Dylan o Crosby, Stills & Nash. Nos daba mil pesetas a los tres hermanos si era para que nos compráramos discos o libros. Nos compró una guitarra porque decía que era bueno para la mente, sin imaginar que aquello derivaría en nuestra profesión y cuando quiso pararlo ya fue tarde. Tuvimos que hacerlo a espaldas de él, estaba con el morro torcido y nunca nos apoyó. Nos metió el delirio de la música en la sangre pero nunca estuvo de acuerdo con que fuéramos músicos.

    Y ya llevan cuarenta años en este oficio. ¿El tiempo ha pasado muy deprisa?

    Joder, superdeprisa. Nuestra vida ha sido siempre la misma: viajes, furgonetas, risas, pasarlo bien, escenarios, bolos... También ha sido un camino muy duro, con altibajos de todo tipo y superación. Cuando miramos al pasado nos sentimos muy parecidos a como somos ahora, aunque ahora la tecnología nos ayuda muchísimo. Lo que antes era un sufrimiento ahora es una gozada. Antes, por ejemplo, cuando grabábamos teníamos que parar a mitad de canción y volver a afinar la guitarra porque era muy vieja y mala y no aguantaba una canción entera. Y un buen amplificador era un artículo de hiperlujo. Yo tenía uno que me costó lo mismo que a mi padre un coche SEAT 132. Ahora por 200 pavos tienes una guitarra, un ampli, una correa, un cable y un pedal.

    En este camino han perdido a tres miembros del grupo, entre ellos su hermano Enrique. ¿Cómo se recompusieron?

    Nunca hemos sido gente que hiciera planes inmediatos o a medio o largo plazo porque los planes solo sirven para que no se cumplan. Nuestra carrera ha sido un devenir por la vida y nos hemos ido adaptado a las circunstancias. Los grandes baches y traumas de la historia de la banda han coincidido con la pérdida de un ser querido, un amigo con el que compones, la persona que canta en tu grupo... Eso nos ha pasado tres veces. Primero Canito, que falleció en 1980 y era la persona que componía y cantaba todas las canciones. Luego Pedro, el segundo batería, que murió en un accidente de coche en el 84. Y en 1999, mi hermano Enrique, que era el líder. Él siempre necesitó un álter ego, alguien que cantara alguna canción del disco. Solo componía unas cuatro canciones por álbum, pero eran muy buenas. Y esa dualidad nos permitió tener una alternativa para, ante las ausencias, seguir tocando.

    ¿Nunca se plantearon abandonar?

    Siempre que ha habido un momento de esta índole hemos tirado la toalla, hemos abandonado la profesión y llorado al ser querido. Pero por circunstancias que serían raras de explicar, el público volvía a aparecer y a tirar de nosotros para que tocáramos. Y eso hace que un manager te diga «oye que nos siguen llamando porque os quieren ver». Y en 2001 dijimos vamos a probar, a hacer unos cuantos conciertos, siempre cobrando entrada aunque fuera a un precio simbólico, para ver la respuesta de la gente. Yo no iba a hacer el ridículo y a tirar de un nombre y unas canciones si no había una buena respuesta del público. Y hasta ahora la ha habido.

    Aunque, a veces, el reconocimiento les ha llegado tarde. El tema ‘Pero a tu lado’, hoy uno de sus grandes éxitos, pasó desapercibido cuando salió en 1995.

    No fue un hit ni vendimos mucho de ese disco (Dos caras distintas). De hecho, la compañía pensó que era un fracaso y sacó un recopilatorio al cabo de seis meses. El disco cayó en el olvido y luego murió mi hermano y fue más al olvido. A mediados los años 2000 fue cuando la canción empezó a subir en las primeras plataformas que hubo y la gente la compartía en las redes sociales. Se convirtió en número uno sin que hubiera promoción y una compañía detrás gastando dinero. 27 años después de salir fue cuando se hizo más popular. Eso es un fenómeno que pocas veces pasa, pero que es fruto de hacer las cosas bien, con profesionalidad y humildad.

    La discográfica Polygram les echó de la compañía porque tocaban el banjo.

    Decían que nuestra música no estaba de moda, que no nos escuchaban porque hacíamos country y que para vender discos no había que hacer música con un banjo. Es muy probable que tuvieran razón, no lo discuto, pero nosotros, en vez de decir que lo habíamos hecho mal, darnos tiempo y poner a un teclista con hombreras como A-ha o Duran Duran, mantuvimos nuestro estilo sin subirnos a modas pasajeras y eso nos acabó dando el éxito. Nuestras canciones han sobrevivido muy bien porque nunca estuvieron ligadas a la moda.

    ¿Y ahora en qué proyectos andan metidos?

    Yo estoy componiendo. No sé cuándo tendré preparada la música para sacarla porque es algo que nunca me ha preocupado. Desde que nos falta Enrique nos cuesta mucho más sacar adelante un disco que nos guste, porque él siempre traía cinco o seis canciones hechas y otras tres o cuatro letras que nos ayudaban en nuestra terapia. No me avergüenza reconocer que si muere el miembro más importante del grupo, ¿cómo no le vas a echar de menos? Echo de menos sus canciones, pero humildemente, creo que los trabajos que hemos hecho sin él, seis o siete LP en veinte años, son de alta calidad y forman parte de nuestro repertorio. Estamos muy felices por seguir trabajando en lo que nos apasiona.

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