Empanada feliz (Nàstic 2 - 1 Tenerife)

El Nàstic sumó tres puntos que le mantienen en zona de play-off gracias a siete minutos en los que marcó dos goles (Emaná y Naranjo), pero en el que sufrió jugando contra diez hombres

19 mayo 2017 20:25 | Actualizado a 22 mayo 2017 07:58
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Para estar en play-off hay que saber ganar en todas las circunstancias. Hacerlo cuando juegas bien. Pero también en los casos que no se tiene el día. Como ayer. Los de Vicente Moreno sumaron tres puntos ante el Tenerife con una agonía innecesaria. Al descanso el marcador era de 2-0 y el Tenerife jugaba con un hombre menos. Se intuía una tarde plácida en el Nou Estadi. La desgana y el desacierto de los futbolistas granas en la segunda mitad se encargaron de que los últimos minutos fueran una auténtica tortura. Un sufrimiento que hoy se habrá olvidado y únicamente quedarán los tres puntos que mantienen al Nàstic en el play-off.

La primera media hora de juego fue totalmente plana. Un desarrollo sin sobresaltos. El Nàstic ya no entró bien. Concedió el protagonismo al Tenerife sin ofrecer demasiada resistencia. El buen arranque visitante se disolvió cuando Jorge Saénz tuvo que retirarse a los vestuarios por un corte en la cabeza. El Nàstic aprovechó esa superioridad numérica para arrebatar la posesión e ir creciendo en el partido a través del dominio.

Al equipo le faltaban protagonistas. Inventores que rompieran la mediocridad del juego. Una llamada a la que respondió Achille Emaná. El africano regala habilidades a diestro y siniestro. Controles orientados con la puntera. Cambios de ritmo imposibles. Y entrega. Presionó hasta que le faltó el oxígeno. A cambio, claro está, de ciertos desajustes que sus compañeros deben corregir.

Las conducciones de Achille intimidaron a los canarios que corrían hacia atrás atropelladamente cuando el camerunés metió un balón al hueco a Naranjo. El andaluz recibió con espacio, pero quiso hacer demasiadas cosas y se le acabó el tiempo y el campo.

El Nàstic maduraba con los minutos. Sin desarrollar un fútbol exquisito iba haciéndose fuerte. Su superioridad en el juego se reflejó en el marcador con el tanto de Emaná. El camerunés peinó una falta botada deliciosamente por Juan Muñiz desde la derecha y sorprendió al guardameta del Tenerife. El panorama se puso mejor todavía con la segunda amarilla para Jorge Sáenz, que dejaba a los isleños con uno menos. Antes del descanso, llegó el 2-0. Pase profundo de Achille a Naranjo que define ante Carlos maravillosamente, golpeando el cuero con el exterior. Naranjo está en estado de gracia. Moreno le ha dado continuidad y confianza y el andaluz le está respondiendo con trabajo y goles. Cinco en nueve partidos.

En los pasillos del Nou Estadi durante el descanso se respiraba tranquilidad. Pero la inferioridad numérica del Tenerife no se notó en los segundos 45 minutos. El Nàstic se relajó. Dio el duelo por cerrado sin atender a las razones que le ha enseñado la Liga Adelante. Nada es fácil. Incluso con uno más y un 2-0 a favor en el marcador no se puede asegurar que los tres puntos están atados. No cuando tienes enfrente un conjunto que osado y decidido. Los de Martí tomaron el balón y acomplejaron a un cuadro tarraconense que le costaba conectarse al duelo. Sólo bastó que el Tenerife recortara distancias a los siete minutos de la reanudación. Jairo estaba desquiciando a la defensa grana con sus diabluras entre líneas. Lo volvió a hacer en el 56. Atravesó el campo de lado a lado sin problemas y puso un centro templado a Omar que cabeceó para perforar la meta del Reina.

Al equipo le entró el miedo. Esa pavor que agarrota músculos y convierte en impreciso al que toca. Madinda y Tejera, el doble pivote escogido por Moreno, no encontraban espacios para crecer. La triangulación de los jugadores locales era lenta y pesada. Mientras el Tenerife iba engordando su fe. Sobre todo cuando Omar estrelló la pelota en el poste en otra ocasión que dejó en evidencia a toda la zaga grana. El jugador tinerfeño se plantó solo ante el marco de Reina, pero cruzó en exceso el balón.

El técnico valenciano del Nàstic acudió al banquillo para intentar desviar el curso del partido, porque apuntaba a la igualada. Volvió a juntar a los hermanos Emaná. Con Stephane en punta obligaba al rival a atarlo en corto para evitar los envíos largos a la carrera del camerunés. Tuvo su momento cuando se zafó de sus defensores con un toque técnico. El balón le llegó a Naranjo que con toda la portería para él remató fuerte por el centro. Dani sacó el guante para despejar a córner.

Fue la única jugada de peligro local en toda la segunda parte. A los pupilos de Moreno les costaba hacer circular el balón. Mejoraron con Aburjania. En su debut con el Nàstic el georgiano hizo lo fácil y evidente, dar pases sencillos y seguros que durmieran el partido y deshabilitaran las energías rivales. Pero no fue suficiente para dotar de contundencia al conjunto tarraconense, que cayó en el nerviosismo.

El Tenerife se aferró a la locura de los últimos minutos. Cuando el miedo a fallar duplica las probabilidades del error. Consiguió llegar vivo y generó ocasiones claras para llevarse un botín inimaginable al descanso. En el tiempo de descuento Lozano remató desviado y ya en el último suspiro Reina blocó un disparo a bocajarro de Martínez que dejó blancos a los 5.921 espectadores del Nou Estadi. Un susto que cuando hoy miren la clasificación y vean al Nàstic en la prestigiosa zona de play-off estará olvidado.

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