Fútbol
El análisis del Nàstic-Hércules: 40 buenos minutos que se fueron al traste por errores propios
El empate ante el Hércules volvió a mostrar las costuras de un Nàstic que ya no impone ni en casa y que navega entre dudas e irregularidad

David Alba remata un balón ante el Hércules.
El Nàstic ha dejado escapar dos puntos en casa, algo que se está volviendo habitual. Lamentablemente, el Nou Estadi ya no es un fortín y la victoria no está asegurada. El equipo, en casa, se muestra más humano que nunca, y ya no siempre se acerca la victoria como antes.
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La cuestión ahora es si debemos mantener las mismas exigencias sobre el equipo o rebajar un poco las expectativas. La primera posición está a nueve puntos, y podrían ser doce si el Atlético madrileño gana su partido pendiente. En definitiva, la brecha es significativa, pero no definitiva.
Sin embargo, en este momento, el Nàstic no parece preparado para aspirar al ascenso directo. Cuesta creer que, incluso, sea un candidato al play-off. La realidad es que el equipo no transmite esa sensación de resultado que invita a mirar hacia arriba, sino más bien hacia abajo.
De la euforia al drama
Cuando el equipo falla en la fase ofensiva, también lo hace en la defensiva, y cuando inicia bien el partido, como ante el Hércules, se complica con errores que terminan costándole la victoria. En ese encuentro, el Nàstic fue superior en los primeros 40 minutos, pero luego se complicó todo. En ese primer gol, se vio la magia en la jugada, con Óscar Sanlo iniciando la acción, y el segundo tanto llegó gracias a una presión alta que culminó en un gol de Pau Martínez, demostrando su picardía.
Sin embargo, luego llegaron los problemas. La expulsión de Aleix Jiménez y el penalti cometido por David Alba, que el Hércules aprovechó. La segunda parte fue un auténtico desafío para el Nàstic, que tuvo que defender con uno menos y se le hizo imposible mantener la ventaja.
¿Bajar las expectativas?
Al final, el empate fue un mal menor, pero no debería ser suficiente para un equipo que aspira al ascenso. Quizá sea momento de ajustar las expectativas y centrarse primero en la permanencia, antes de soñar con grandes logros. En definitiva, el Nàstic ya no infunde el mismo temor en sus rivales, y quizás sea hora de bajar las expectativas de manera realista.