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Dana Alice: Rodolfo y Emilia, los abuelos rescatados de su casa de Vinallop en un congelador
La masía, situada cerca de un barranco, ha empezado a inundarse esta mañana. Los afectados están a salvo con la ayuda de Bombers, que los ha llevado en esta barca improvisada hasta tierra firme

Emilia saluda a su hija montada en un arcón. Es uno de los rescates de la dana Alice en las Terres de l'Ebre.
Rodolfo Riesco y Emilia Martínez, de 85 y 77 años respectivamente, sabían que aquellas lluvias intensas de este domingo 12 de octubre traían un peligro escondido. No era la primera vez que esta casa, situada en el término de Vinallop y cerca de Roquetes, sufría las inclemencias del tiempo. Pero de aquellas inundaciones menos dañinas hacía ya más de dos décadas.
Ayer, Rodolfo y Emilia estaban en casa, mirando la televisión y con un ojo puesto en el exterior. Su hija, Alicia, estuvo en contacto permanente con ellos, y la última llamada fue la de buenas noches. El matrimonio subió al primer piso para descansar, dejando abajo la cocina y el comedor recogido.
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A las seis de la mañana, la llamada de sus padres no sorprendió a Alicia. Más que dormir, había pasado la noche con los ojos cerrados, pero despierta, pensando en el bienestar de sus padres. Su madre, de hecho, está delicada de salud tras haber superado dos ictus y un infarto.

Rodolfo, en la ventana, habla con un bombero al otro lado de la carretera.
Hay un metro de agua. Esa fue la frase que resumió la conversación entre esta familia ebrense al despuntar el alba. La hija, entonces, llamó al teléfono de Emergencias 112 para explicar la situación. Se vistió rápidamente y se dirigió hacia la casa de sus padres, rodeada de agua por todas partes y que hacía imposible su acceso para sacarlos sin ayuda.

El abuelo también ha sido rescatado, después de que se dejara a su mujer en tierra firma.
Ellos, despiertos y tranquilos, esperaban en el piso superior a ser rescatados. Los Bombers, procedentes de los parques de El Prat de Llobregat e Igualada, buscaron la mejor manera de sacarlos de la vivienda sin que sufrieran ningún daño.
La primera inspección confirmó el metro de agua en el interior. Al abrir la puerta, los bomberos vieron un arcón congelador horizontal vacío que flotaba como una barca a la deriva. Y al comprobar que cabía por la puerta, no se lo pensaron dos veces: ya tenían la solución.
Primero salió Emilia, montada en el arcón y guiada por los Bombers hasta la orilla. Después fue el turno de Rodolfo, que puso el pie en tierra junto a su mujer y su hija.
Ambos están bien, sonrientes al ver que nadie ha resultado herido. Más adelante se pensará en la casa, en los daños materiales y en todo lo demás, porque lo importante hoy es que Rodolfo y Emilia siguen vivos, sanos y pueden contarlo.