El ocio nocturno de Salou, ante el temor a un nuevo cierre de sus establecimientos

Reivindican que los clientes pasen un test de antígenos ante la dificultad de los locales para cumplir con las medidas

30 junio 2021 16:10 | Actualizado a 01 julio 2021 05:42
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El ocio nocturno de Salou ha puesto de nuevo encima de la mesa la petición de que sus clientes se sometan a un test de antígenos antiCovid para garantizar la máxima seguridad en sus locales. El sector, que solo en el municipio cuenta con un total de diez establecimientos dedicados a este negocio (discotecas y salas de baile), se excluye del actual repunte de contagios pero reivindica las pruebas sanitarias para evitar un nuevo cierre, tras reconocer que es prácticamente imposible cumplir con todas las restricciones y medidas de control que marcó el Procicat con las que reabrieron el pasado 21 de junio.

Cuatro locales lo hicieron ese día, y el resto esperaron dos jornadas más, hasta la noche de San Juan. Ahora ya funcionan todos en Salou a excepción de una discoteca que reabrió puntualmente el domingo para un grupo cerrado pero vuelve a estar cerrada a la espera de que lleguen más turistas.

Las restricciones actuales a las que tienen que hacer frente pasan por un registro de los clientes previo a su acceso al local; un 50% de aforo en el interior, donde es obligado el uso de la mascarilla; el baile únicamente en la pista y sin bebida en la mano; y el desalojo a las 4.00 de la madrugada.

«Con las restricciones que nos impusieron no interesaba abrir a nadie, es insostenible, pero por otro lado necesitábamos ingresos después de tantos meses a cero», explica de entrada Eduardo Abenójar, presidente de la Asociación de Restaurantes y Ocio Nocturno de Salou (ARONS).

A partir de ahí narra las dificultades con que se encuentra el ocio nocturno para poder llevar a cabo todas las medidas que les exigen. «Solo el registro, con nombre, DNI, correo electrónico y el pago de la entrada son ya 10 minutos por persona. En ese momento ya se forman colas increíbles que provocan que se junte mucha gente. Eso ya genera malestar porque te dicen que no hay control», narra.

Prosigue con lo que sucede una vez en el interior. «Los clientes deben llevar la mascarilla en todo momento. Si se sientan junto a una mesa no se pueden levantar ahí a bailar; y si quieren bailar tienen que ir a la pista con su mascarilla y no pueden llevarse su bebida; tienen que dejarla; pero te encuentras con que la gente no quiere perderla de vista por lo que pueda suceder, con lo que muchos se la llevan igualmente; luego tienes otro problema si la gente que está en una terraza exterior quiere entrar a bailar al interior y ya lo tienes lleno».

Llegado ese punto, llega su reflexión: «¿qué haces? ¿Un subturno? ¿Llamas a los antidisturbios? No vas detrás de cada cliente un momento sí y otro también a insistirle, porque al final se siente incómodo y acabas creando un conflicto. Necesitaríamos un ejército para controlar a todo el mundo».

«Estamos abiertos legalmente pero estamos fuera de la ley y totalmente expuestos», aseguran desde ARONS

De ahí que desde Arons consideren que « estamos abiertos legalmente, pero estamos fuera de la ley y expuestos a que en cualquier momento te puedan denunciar y cerrar. Nos dejaron abrir y taparon lo del botellón, pero cualquier cosa que pase vamos a ser nosotros quienes paguemos». «Esta ley la ha hecho gente que sabe que la vas a incumplir», sentencia el propio Abenójar.

Ante tal situación, y tras reconocer que estas medidas son imposibles de cumplir, el sector pide que se apliquen los test de antígenos. «Tardan cinco minutos en saberse los resultados y con esos test los clientes que diesen negativo podrían ir a todas las discotecas durante dos días, y en los otros casos se detectarían los positivos. Nuestra propuesta es que nos dejen montar unos puntos sanitarios y un protocolo que autofinanciaría el propio turista. Ellos quieren ir a sitios seguros y pagarían esos diez euros que costaría todo».

El temor a un nuevo cierre es evidente, ya que un 90% de esos locales están plenamente orientados al turismo y funcionan solo de marzo a octubre (estuvieron cerrados desde octubre de 2019). «Si julio y agosto nos cierran nos dejan al borde del precipicio», sentencia Abenójar. Solo las grandes discotecas funcionaron los fines de semana hasta el cierre por el Covid desde el 13 de marzo de 2020.

Botellones en el punto de mira
Los empresarios del ocio nocturno tienen en el punto de mira a los botellones, que consideran como los auténticos culpables del aumento de los contagios. «No puede ser que a nosotros nos pidan toda una serie de medidas cuando luego se montan botellones en la playa sin ningún tipo de control policial, incluso de gente que no puede entrar en nuestras discotecas o sale de ellas y se van o siguen la fiesta allí», explica el presidente de ARONS, Eduardo Abenójar. «Incluso se ha creado una moda en ese sentido», señala. La asociación denunció públicamente hace dos semanas los macrobotellones que se generaron frente a la Font Lluminosa y en el propio Passeig Jaume I por parte de estudiantes que celebraban el fin de curso. 

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