Karina Sainz: «Todo monstruo paga el precio de ser diferente»

La autora venezolana rinde homenaje a las novelas de aventuras en ‘La isla del doctor Schubert’

08 agosto 2023 15:26 | Actualizado a 08 agosto 2023 16:50
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En una isla ilusoria habita el doctor Schubert, medio médico, medio aventurero, una criatura pintada al óleo sobre cobre, un hombre que despierta la sed en quienes lo miran. La isla del doctor Schubert es una historia de Karina Sainz, con ilustraciones de Natàlia Pàmies, publicada por Lumen. Repleta de mitología, conecta con los grandes libros de aventuras y fantasía: con la Odisea, de Homero; con La isla del tesoro, de Stevenson o con La isla del doctor Moreau, al que rinde homenaje en el título.

¿De qué fuentes bebe este relato?
Es de fantasía y aventuras. El hallazgo fundamental que lo dispara es el Mediterráneo, es un libro muy mediterráneo, un mar que te lleva a releer la aventura de Ulises con otros ojos. Cuando yo me senté a trabajar en la cuarta novela, que es en la que estoy ahora, me di cuenta de que el lenguaje que utilizaba era tieso, polvoriento, como de momia. Y el contacto con el mar me dio otro nuevo. Yo no había leído a Stevenson de manera canónica, no conocía su poesía. Había leído a Conrad, que quizás era lo más cercano que tenía al mar como situación literaria, pero nunca me lo planteé como un homenaje culto a la literatura de mar, sino como una curiosidad tremenda. Yo crecí en el Caribe, que es un mar muy festivo, llano, pero en cierta medida, expuesta al Atlántico. Entonces, era mezclar una serie de emociones, el miedo al mar, la sorpresa de descubrirlo y lo que otros han escrito sobre él. Y empecé a meterme de lleno en sus hendiduras.

¿Y la mitología?
Siempre está muy presente en lo que escribo. El tercer país, en buena medida, tiene muchísimas cosas de Las metamorfosis de Ovidio, pero en este libro necesitaba monstruos, por lo que decidí meter monstruos humanos, que encarnan la amputación, el desamor, el miedo...

¿El nazismo?
No. Eso no lo había pensado. ¿Por qué?

Por los experimentos del doctor.
El doctor Schubert es un personaje nacido del ejército del Káiser, pero su componente teutón es más bien porque él es cobarde como lo era el nieto del Héroe de Solferino, de la Marcha Radetzky, de Joseph Roth. El doctor Schubert es un cirujano al que el Káiser le regala la isla para que haga lo que quiera y él crea un universo de monstruos, en un guiño al doctor Moureau. Básicamente su naturaleza es la idea de un héroe cobarde y de un dios un tanto perverso. El doctor Schubert es un dios cruel.

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Él está por encima del bien y del mal.
Es una criatura paradójica porque nunca sabes cómo se va a comportar. Crea belleza, él mismo es un personaje bello, pero tiene una capacidad destructiva gigantesca. Alguien que es capaz de hacer que lluevan medusas es alguien hermoso que produce cosas hermosas, que llagan. Entonces, esta protagonista es como un Jason sin argonauta, ella va buscando el cadáver de un padre y consigue esta criatura magnífica, pero resulta que es mucho más cruel que el duelo que ella trae de la muerte del padre.

A pesar de todo, termina fascinada por la monstruosidad.
Es la monstruosidad que a mí me gusta porque también es verdad que el libro desmonta la idea del monstruo como alguien amenazante. Los abisales y los dragones se comportan como el deseo de Borges en La casa de Asterión, cuando Teseo va a buscar al minotauro para darle muerte y este apenas se defiende. Y es esa idea. Hay un montón de monstruos que son objeto de un castigo por amor o desamor. También hay otros de mi cultura, tanto de la centroamericana como de la propia del Caribe. Es decir, las sirenas tienen una falda hecha con serpientes como la diosa azteca, Coatlicue. Como crecí en un entorno muy del mito exótico, del trópico, tiendo a buscar criaturas iguales. Por supuesto, cuando desembarqué en la literatura clásica, más adulta, empecé a mirar esos monstruos con una fascinación tremenda y pensé que colocaría todos los que conocía para transmitir emociones. Por ejemplo, Gregorio Sansa es nuestro gran monstruo del siglo XX porque es un hombre convertido en insecto, a merced de otras cosas y Tristán es un ser contrahecho, vulnerable, es el sirviente del doctor Schubert.

Me imagino su inframundo como ese océano en el que están los ahogados que intentan cruzarlo en busca de una vida mejor.
Sí. El Mediterráneo, que es el mar de Ulises, es el cementerio de la vergüenza. La protagonista va buscando a su padre que es patrón de un pesquero, que es una de las cosas que me llaman la atención porque la navegación aventurera contemporánea ocurre en un mar donde unos se ganan la vida pescando lo que pueden pescar y otros intentan salvar la vida. De hecho, hay un montón de homenajes en el libro, hay uno a Antonio Lucas. Cuando él escribió su novela sobre el mar, se fue a Irlanda para embarcarse en un atunero grande, en un puerto de poetas. Hay muchos puntos de vista en el libro con el regalo de la literatura de aventuras.

Con dosis de crítica. Dice que el buen doctor hunde los cruceros, aunque perdona la vida a los pasajeros porque son criaturas que una vez al año viajan por el mundo convirtiéndolo en un lugar peor.
El doctor Schubert vive en un paraíso natural al que llegan los forasteros y a él le desesperan por lo que hunde los cruceros y lo hace con la mente, solamente mirándolos. Le molestan los forasteros de la gentrificación, no sabe qué hacer con ellos y entonces los liquida. Le gusta estar solo porque en su isla manda él. En realidad, a todos nos molesta un poco que nos invadan el espacio personal, aparte de que no nos gusta que se nos acerquen demasiado. Schubert, a su manera, es un ser profundamente individualista. Por otra parte, sabemos que un antepasado se lió con una mujer de una plantación de caña de azúcar, lo que es un guiño a la mamá de Thomas Mann, que era brasileña y a la que nunca aceptaron porque era vista como una salvaje.

«El Mediterráneo, que es el mar de Ulises, es el cementerio de la vergüenza»

Por eso dice que es como un caramelo.
Tiene la piel de caramelo porque sus antepasados fueron fecundados cerca de una plantación de caña de azúcar y eso lo hace un ser extraño y no tan perfecto, tan irrevocable como lo que parece, un dios que juega con los demás, que crea monstruos por diversión.

¿Qué es una isla?
¿A quiénes mandaban a las islas? O eran refugios de piratas o lugares para enviar a gente con lepra: la isla de Venecia todavía hoy se puede visitar como aquel lugar al que enviaban a las personas enfermas. Lo que debe estar apartado está en una isla y las personas nos comportamos como islas, las sociedades nos comportamos como islas; pero también es cierto que una isla es un lugar no del todo definitivo, donde alguien no quiere ser encontrado. Es el lugar de lo esperpéntico y el lugar de los tesoros; el de los experimentos porque nadie los va a descubrir y el de los milagros donde ocurren cosas fascinantes. La Dragonera es la de Baleares. Llegar a un territorio con aquella tierra arcillosa donde hay faros clausurados porque no son suficientemente altos para cumplir su función... Es como un mundo extinto.

¿Con cuál de los artilugios del doctor Schubert se queda?
Con dos cosas: con su capacidad de hacer llover medusas y de convertir las flores en hielo. El doctor Schubert es el dios total porque crea un universo y lo destruye. Es un dios iracundo, es un autor, un escritor.

Pero los dioses son todos iracundos.
Lo dice en el libro, todos los dioses tienen a alguien a quien beneficiar y a quien castigar. Él libera a las furias cuando quiere destruir por completo su paraíso para que nadie se lo venga a tocar. Lo hacemos todos, cuando alguien no quiere ser amado o quiere amar, pero no tanto, también destruye. Cuando alguien quiere mandar, destruye. Cuando ya no puedes tener más poder sobre algo, lo quemas. Es como Nerón, pasa mucho. Estamos rodeados de dioses iracundos, literalmente. Siempre estamos a merced de un doctor Schubert, de un dios iracundo.

¿Los monstruos, las sirenas, los dragones y todos los demás son lo que llevamos dentro?
Todos nosotros somos monstruos, honestamente. ¿Qué es lo maravilloso de un monstruo? Primero es inverosímil en su apariencia. Por lo tanto, es monstruoso porque es inédito, es un personaje que no conocemos, que vemos con asombro. Todos somos amenazantes porque no nos parecemos o somos extraños, tenemos arrebatos, todos somos Tristán, todos tenemos partes feas de nosotros mismos, pero somos unos monstruos incomprendidos como son los abisales. Ellos no quieren dar una batalla, no quieren ir a pelear con nadie y cuando llega Juana y la Flota Negra viven como una fantasía opiácea y se quedan dormidos. En el fondo todos estamos amputados: para nuestras aventuras personales; somos unos cojos cuando queremos cambiar de trabajo; nos movemos con dificultad en lugares que no controlamos; nos sentimos solos como los monstruos, cuando la gente no nos habla; no somos perfectos y estamos malheridos de arponazos. Los seres humanos no paramos de recibir arponazos porque todo monstruo paga el precio de ser diferente.

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