Los 10 libros recomendados por el Diari para este Sant Jordi

El suplemento cultural Encuentros* ofrece a sus lectores reseñas de algunas de las publicaciones más destacadas de este 2024

23 abril 2024 14:42 | Actualizado a 25 abril 2024 13:22
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El Diari de Tarragona publica este 23 de abril, con motivo de Sant Jordi, una nueva edición del suplemento cultural Encuentros* en el que se recogen reseñas de conocidos críticos sobre algunas de las obras literarias imprescindibles este 2024.

Andrea Toribio reseña ‘Estuve aquí y me acordé de vosotros’, de Anna Pacheco
$!Estuve aquí y me acordé de nosotrosAutora: Anna PachecoEditorial: Nuevos cuadernos Anagrama, 2024

Una cosa es la dicha de viajar, ¿otra la de trabajar? Porque, en ocasiones, se trabaja sabiendo que se viajará. Si juntamos ambas cosas, si las agitamos... No resulta otra fotografía que un crucero en miniatura en una estantería del salón de casa de nuestros padres. Así comienza Anna Pacheco (Barcelona, 1991) a narrar la disconformidad del disfrute del dinero en un contexto de ocio, y fuera de nuestro ámbito doméstico y urbano cotidiano, y la clase social a la que se pertenece. Ambas esferas generan fricciones; sobre todo, si alguien puede disfrutar de su tiempo libre en una cama llamada el trabajo asalariado mal remunerado de otro alguien. Más que un ensayo, decía, “Estuve aquí y me acordé de vosotros. Una historia sobre turismo, trabajo y clase”, publicado por Anagrama, es un relato en el que la peripecia del héroe es imposible. No por nada, sino porque los trabajadores de aquella industria, la del turismo, no acostumbran a desenvolverse en su ámbito laboral con los medios que el propio entorno profesional facilita.

Además, no hay adalides de nada, pero sí encontraremos víctimas, porque el uso del dinero para comprar tiempo es incompatible con la tranquilidad, eso sí, para según qué clase social. La sola idea es enajenante. En el libro se abordan las dimensiones del impacto en la vida de los trabajadores que el turismo de lujo ofrece. Estos, durante sus jornadas, consiguen generar esa ficción de riqueza ligera y, sin embargo, agotadora. El colmo de la limitación es formar parte de un sistema de producción que se ocupa del dinero que sobra, aparentemente, de su capitalización y posterior transformación en un tiempo en el que se deja que otro evite pensar por uno mismo y cubra unas necesidades que no sabía que tenía.

Para la autora, dos cosas han de tenerse en cuenta a la hora de hablar de turismo, y serían las dos ideas que vertebran el texto: por un lado, el “efecto desclasante del turismo” y, por el otro, saber se trata de un “disparador del resentimiento de clase”. Porque, a medida que vamos leyendo, la noción del dinero como algo que pueda presentar ‘calidad’ se nos hace menos ambigua y más presente. El dinero se devalúa dependiendo de las manos en las que esté.

En fin, ya no hay nada que suceda a un nivel de experiencia de usuario, ya no existe esa figura. El turismo legitima la existencia de una desigualdad: unos tienen tiempo, otros no. Porque, en ocasiones (o tal vez siempre), unos han sido conscientes de un minutero que otros ni escuchaban avanzar.

Alan Salvadó reseña ‘La luz del norte’, de Hideo Yokoyama
$!La luz del norteAutor: Hideo YokoyamaEditorial: SalamandraPrecio: 21,85€

“La luz del norte” es una novela sobre la belleza arquitectónica, sobre la posibilidad de empezar de nuevo con una segunda oportunidad, y sobre el legado que dejamos al final de nuestras vidas. ¿Dónde se sitúa, pues, la intriga que catapulta la narración hacia adelante de forma frenética y adictiva? La maestría y el estilo de Hideo Yokoyama son tales que las clásicas premisas temáticas del género noir están ausentes en la práctica totalidad de la historia. El punto de partida no es ningún crimen y tampoco hay un equipo de policías ni un solitario detective que lo investiguen.

Todo empieza más bien como una intuición surgida del hecho que el protagonista, Minoru Aose, un arquitecto que sobrevive a la crisis económica y sobrelleva la compleja separación de su mujer a base de alcohol, queda herido en su orgullo cuando descubre que los clientes que le encargaron el diseño de una casa parece que ya no viven en ella o incluso que nunca llegaron a hacerlo. No se trata de una casa cualquiera sino de su proyecto más personal y ambicioso en el que tuvo la oportunidad de verter su talento y creatividad para concebir un hogar como “el que le gustaría vivir”. Por este motivo, decide tirar del hilo y tratar de encontrar el paradero de quien le hizo este encargo que tan buena reputación le generó en el gremio. La búsqueda de estos supuestos desaparecidos, planificada con rigor matemático a partir del desmenuzamiento de cualquier mínimo detalle, sirve a Yokoyama para profundizar en la herida interna de Aose e ir desplegando poco a poco sus emociones respecto su ex-mujer y su hija. La investigación que llevará a cabo por su cuenta, pues, es una forma de autoconocimiento y, especialmente, una vía para tratar de construir simbólicamente su propio hogar. El pensamiento del protagonista, resumiendo, recopilando, ordenando los hechos se contrapone a toda una reflexión alrededor del arte de dar sentido a los espacios. De hecho, el relato tiene un vuelco interesante cuando la figura real del arquitecto expresionista alemán, Bruno Taut, adquiere un interesante protagonismo. Taut vivió poco tiempo en Japón pero fue el suficiente para dejar huella en la cultura nipona. Los escritos y obras de Taut no solo prolongarán las reflexiones alrededor de la arquitectura sino que de forma inesperada tendrán una gran relevancia para la resolución de un misterio más personal de lo que se podía imaginar en un inicio.

Como ya ocurría en “Seis Cuatro”, el protagonista está rodeado de un equipo de gente –la pequeña plantilla de la empresa en la que trabaja– que tendrá un papel destacado en la resolución del caso, convirtiendo el grupo y las relaciones entre ellos, en otro de los ejes de la novela y un rasgo habitual en los thrillers de Hideo Yokoyama. Finalmente, otro rasgo relevante y que también pauta la historia de “La luz del norte” es la maraña burocrática a la que debe hacer frente Aose para salir indemne de las acusaciones de corrupción hacia su empresa. La codicia de los periodistas para obtener una exclusiva o los engranajes jerárquicos para la concesión de una obra son otros de los contratiempos a los que hacer frente para poner luz –del norte– al enigma.

Alan Salvador reseña ‘Un lugar soleado para gente sombría’, de Mariana Enriquez
$!Un lugar soleado para gente sombríaAutora: Mariana EnríquezEditorial: Editorial Anagrama, 2024

Lo terrorífico es natural en Mariana Enríquez y los doce cuentos que componen “Un lugar soleado para gente sombría” son una muestra de ello. Tomemos por ejemplo el cuento “La desgracia en la cara”. Todo empieza con una parálisis facial en la protagonista –Alex– que deriva hacia un progresivo borramiento de la cara. Una imagen inquietante y abstracta que Enríquez introduce de forma naturalizada para, a partir de ahí, descubrir toda una herencia del mal en su sistema familiar. Las relaciones entre madres e hijas emergen en muchos de los relatos y se convierten en el tema central a resolver en el marco del género. En paralelo, el progresivo proceso de despersonificación a partir de la formación de esta “cara borroneada” obliga a la protagonista a emprender una lucha contra el tiempo imprimiendo también un ritmo trepidante a la historia. Otro cuento fascinante y paradigmático del libro de Mariana Enríquez es “Metamorfosis”.

La protagonista se “encapricha” de un mioma que le tienen que extirpar tras verlo en una imagen durante un chequeo médico. Tras hablarlo con su familia y darle un par de vueltas no quiere desprenderse de él y pide que se lo vuelvan a injertar. El cuento transita desde lo cómico, pasando por el imaginario más Cronenberg sobre el cuerpo e ironiza con una nueva forma de transhumanismo. De nuevo recorremos lo real hacia lo fantástico con una sencillez pasmosa y construyendo de nuevo imágenes abstractas e inquietantes –el injerto de un mioma– que no puedes quitarte de la cabeza. Tampoco puedes olvidarte de el “Cementerio de heladeras” que da título a otro de los cuentos y que de nuevo consigue convertir lo doméstico en una pesadilla. Además, y como ocurre en otros de los relatos que componen el libro, el contexto político social argentino se hace presente a menudo convirtiendo muchos de los sucesos siniestros que acontecen como el síntoma del malestar de un país.

Ana Punset reseña ‘La distancia que nos separa’, de Maggie O’Farrell
$!Los 10 libros recomendados por el Diari para este Sant Jordi


$!La distancia que nos separa/La distància que ens separaAutora: Maggie O’FarrellEditorial: Asteroide/L’Altra, 2024

Stella huye de su vida en Londres, de su familia, de su hermana Nina, a la que lleva ligada desde que nació, tras cruzarse con un hombre que le trae al presente un terrible recuerdo. Después de sobrevivir a una experiencia traumática en Hong Kong, Jake abandona a su mujer para buscar sus orígenes, quizá a su desconocido padre, en un lugar que ni siquiera aparece en los mapas. Dos personas que necesitan esconderse, una para olvidar, la otra para recordar, y que acaban encontrándose cuando menos se lo esperan. ‘La distancia que nos separa’ es la tercera novela que escribió la galardonada Maggie O’Farrell. Fue publicada por primera vez hace veinte años, y en ella la autora irlandesa ya marcaba un estilo muy personal que iría reforzándose con los años en sus siguientes novelas, como las populares ‘Hamnet’ o ‘Retrato de casada’.

A través de una prosa cuidadosamente trabajada, llena de perlas poéticas y recursos que dimensionan las escenas tanto a nivel visual como emotivo, los personajes se van construyendo y deconstruyendo, como sucede con Jake en esta en concreto: “Mueve las piernas como puede e inclina la cabeza hacia atrás buscando aire. La llovizna le acaricia la cara como una pluma. Por arriba, el cielo se curva sobre ellos, negro, plano e impasible, quebrado de plata”. En un juego narrativo cuyo narrador omnisciente alterna con maestría pasado y presente, Jake y Stella nacen al inicio de la novela sintiéndose como dos pequeñas larvas solitarias. A medida que eligen caminos por los que deslizarse van creciendo y acaban desenvolviendo sus majestuosas alas, llenas de colores y matices que definen su existencia, sí, pero también sus límites. Cuando sus caminos se cruzan en un recóndito hotel de Edimburgo, se abrazan, se esquivan... Y buscan uno nuevo en el que quizá puedan seguir volando juntos, a pesar de o gracias a sus orígenes.

Aloma Rodríguez reseña ‘Ensayo general’, de Milena Busquets
$!Los 10 libros recomendados por el Diari para este Sant Jordi


$!Ensayo general/ Assaig generalAutora: Milena BusquetsEditorial: Editorial Anagrama/ Àmsterdam, 2024

Hay algo en el tono y los temas de Ensayo general (Anagrama), de Milena Busquets (Barcelona, 1972) de despedida de las cosas que ya no volverán a suceder. Lo hay en el primer texto, un catálogo de lo perdido con el tiempo subrayado –como descubrimos en la última línea del artículo– por una ruptura reciente: “Acabo de dejar a un hombre del que estoy enamorada y tengo ciento cincuenta años”. Pero no hay lamento. Este volumen es por momentos arrebatado y por momentos ligero. Pasa como con aquel juego en el que daban beso o tortazo, en los artículos aquí recogidos hay de los dos y nunca sabes cuándo va a llegar qué. Hay algo así como una recapitulación de lo sabido, que a la vez es reconocimiento de lo no sabido, hay una defensa de sus héroes, como Javier Marías, que es también un elegante ataque a sus detractores.

El superpoder de Milena Busquets es que con esa aparente ligereza te cuela sentencias inapelables y desarmantes, como cuando explica que la experiencia de la maternidad se conoce antes como hija que como madre, opiniones contundentes ajenas a la moda, ajenas a si lo que se lleva es ir a favor o en contra de la corriente –en realidad, de las dos maneras se reconoce la corriente, ella la ignora–, escribe sobre El Principito, que tiene tantos detractores como defensores, y cuenta que fue el primer libro, el que la hizo desear escribir, y sin embargo no descubrió que moría hasta treinta años después de haberlo leído.

En todos los textos hay algo, una frase, una idea, una resolución sintáctica con gracia, un algo inesperado, pero la mejor pieza del libro es la que dedica al décimo aniversario de la muerte de su madre, la escritora y editora Esther Tusquets, “Diez años menos tres días”, una presencia constante en el libro: “Y como no fui joven en los años sesenta y soy mucho menos rica que ella, tengo más autocontrol. Además hago yoga”. Cuenta que no leyó a su madre en vida, a pesar de la insistencia de la madre “no sentía el menor deseo de leerla, temía sus confesiones amorosas y sentimentales, y ya la quería todo lo que un ser humano podía querer a otro. Aunque ella en su infinita vanidad pensase que sí, leerla no me hubiese hecho quererla más, solo me hubiese hecho conocerla más, y no es seguro que los hijos deban conocer a los padres”. Esta pieza es una carta de Busquets a su madre en la que le dice que sabe que la quiso: “Y finalmente un día entendí que mi madre [...] decidió querernos y educarnos con o que consideraba su parte más valiosa: la cabeza”.

Alan Salvadó reseña ‘Estoy bien’, de David Sedaris
$!Estoy bienAutor: David SedarisEditorial: Blackie Books

Para quién no haya leído los anteriores libros de David Sedaris, como “Calypso” o “Vestido de domingo” (imprescindibles), éste último, “Estoy bien”, es una prolongación de lo que podríamos definir como el “universo Sedaris”.

En la amalgama de una mirada humorística, cínica, crítica e irónica de la sociedad norteamericana, el autor realiza una crónica y disección de lo más destacado de su día a día: las relaciones de familia con sus hermanas y su padre, giras de presentación de su último libro, los viajes con sus amigos, la necesidad compulsiva de comprar, la animadversión a las armas, las paradojas de la fama y el éxito...

Sedaris, enraizado en la tradición de la “stand-up comedy” anglosajona, utiliza cualquiera de sus vivencias como material para sus escritos que van tomando forma a partir de lecturas en público. De ahí que leer a Sedaris sea desternillante porque hay frases, réplicas, pensamientos que los sientes como si los estuvieras escuchando del propio autor, en el momento.

El capítulo titulado, precisamente, “Estoy bien” y que da nombre al libro es representativo de la mirada de David Sedaris. Aunque su padre esté viviendo los últimos instantes de vida, ni él ni sus hermanas dejan de lado su sentido del humor. Así por ejemplo, hacen mofa del hecho que el padre – profundamente“trumpista”– se cuestione en el lecho de muerte si votar a Biden porque “Trump era más malo que la quina” o el propio David se burla de forma retrospectiva de las que acabarán siendo las últimas palabras dirigidas a su padre: “Necesitamos llegar a la playa antes que nos cierren los restaurantes”.

Una frase que dice mucho de Sedaris, tanto por su inevitable deseo hacia lo frívolo como por el valor de decirlo ante un padre moribundo. De hecho, solo pronunciar las palabras el propio escritor ya imagina cómo las trasladará al papel y qué dirá al respecto. Su vida convertida en libro y a través de ella, como si se tratara de un “reality”, seguimos las andanzas de la familia.

Ana Punset reseña ‘Un animal salvaje’, de Joël Dicker
$!Un animal salvajeAutora: Joël DickerEditorial: Alfaguara

Sophie y Arpad Braun viven con sus dos hijos en la Casa de Cristal, en la pacífica comuna de Colony (Ginebra). Son la familia ideal, así los presenta el narrador, y así les parece en un primer momento a sus vecinos Greg y Karine, que viven con sus propios hijos en una promoción apodada negativamente La Verruga, por el agravio comparativo con respecto a las demás propiedades de la zona (incluida la Casa de Cristal).

Desde el principio se establece una extraña relación entre las dos familias, mezcla de admiración y envidia, y a medida que transcurren las páginas, se ampliará también a desconfianza y afán de superación. Pero eso sucede mucho antes del atraco a la joyería el 2 de julio de 2022 con el que abre ‘Un animal Salvaje’, protagonizado por el Gorra y el Pasamontañas, y con el que se van a ir estableciendo conexiones de lo más intrigantes.

Joël Dicker echa mano de su habitual estilo ágil y envolvente en su séptima novela. Teñido de humor sarcástico, el narrador mantiene esta vez una postura objetiva de tercera persona, como si un voyeur hiciera el seguimiento de los diferentes personajes, tomando notas sin cesar.

De esta manera, se combina el atraco a la joyería con las anteriores idas y venidas de todos los personajes definidos, con numerosos saltos en el tiempo que marcan sus trayectorias entre Saint-Tropez, Ginebra... Hasta acabar en ese 2 de julio de 2022.

Mediante pequeños tanteos que deja escapar el narrador, como el accidente al que se refiere Arpad durante sus inicios en Londres, o el personaje de el Fiera que oculta Sophie, se van sembrando semillas de secretos que germinarán en auténticas revelaciones entremezcladas con la trama principal, hasta llegar al misterioso final.

El autor suizo es único construyendo personajes hechos de mil capas que se irán cayendo a medida que avanza la historia, y que dejan al descubierto todas esas carencias que pretenden disimular y, al final, colmar. Y es en ese proceso en el que algunos toman la decisión equivocada... ¿será la vanidad?

Toni Piqué reseña ‘El diario secreto de John F. Kennedy’, de Lem Billings y John F. Kennedy
$!El diario secreto de John F. KennedyAutores: John F. Kennedy y Lem BillingsEditorial: Vegueta editorial, 2024

Este tópico futbolero describe al John F. Kennedy de El diario secreto (Editorial Vegueta), que recoge en 30 de sus 229 páginas la transcripción del cuaderno en que el futuro presidente anotó su viaje por Francia, Italia, Austria, Alemania, Holanda, Bélgica y el Reino Unido entre julio y septiembre de 1937. JFK tiene 20 años y estudia Derecho en Harvard.

Viaja acompañado por su compañero de clase Kirk LeMoyne Billings, Lem, cuyo diario de viaje, más extenso y detallado, se incluye también aquí. La combinación es excelente. Lem —vagamente protestante, gay, artista, descarado— es el reverso de JFK —católico cumplidor, conquistador, político, cortés— y sus notas, más incisivas, sueltas y descriptivas, arrojan luz sobre las de JFK, comedidas y rutinarias.

Los mejores comentarios parecen tener origen en observaciones de Lem a las que Kennedy sabe sacar más punta. La observación del primero sobre una matrona francesa (“parecía que no había comido nada aparte de ajo desde la guerra”) es más afilada en Kennedy, que generaliza: “el toque distintivo de los franceses es su aliento a col y el hecho de que no hay bañeras”.

JFK apunta maneras de político, aunque su bagaje cultural de entonces, muy amateur, le oculta lo que sucede ante sus propios ojos: el auge del fascismo y del nazismo, la escalada bélica, el conflicto social. Kennedy es hijo de un millonario, un príncipe de Boston que nunca se preocupó de limpiarse los zapatos o hacerse la cama, y sus pensamientos son superficiales y vagos. Por ejemplo: “He llegado a la conclusión de que el fascismo es lo adecuado para Alemania e Italia, el comunismo para Rusia y la democracia para Estados Unidos e Inglaterra”.

El Diario incluye numerosas fotos del viaje. El prólogo, de Santiago Muñoz Machado, traza un perfil político de JFK excelente y sintético. El epílogo del editor, Oliver Lubrich, pone la obra en el contexto de otras similares y las compara. Una joyita bibliográfica que gustará a los muy cafeteros de la política y a los amantes del detalle de vidas ajenas y famosas.

Alejandro Simón Partal reseña ‘Todas las noches que fuimos humo’, de Alejandro Pelayo
$!Todas las noches que fuimos humoAutor: Alejandro PelayoEditorial: Espasa

Tras toda una vida dedicado a la música, tras veinte años componiendo canciones para Marlango, proyecto que fundó en 2004 junto a la artista Leonor Watling, y tras otros tantos años publicando canciones bajo su propio nombre, Alejandro Pelayo (Santander, 1971) se atreve a lanzar su poética, su visión del mundo, su manera de mirarte a los ojos y contarte lo esencial, al estricto espacio del poema con el libro ‘Todas las noches que fuimos humo’, con el que nos invita en un viaje que parte desde el atardecer («los días son muy largos / anochece tarde / todavía la ciudad no ha terminado sus tareas») y acaba al amanecer, como muchas de las mejores cosas que a veces nos ocurren en la vida y que nos acaban haciendo partícipes de la tarea cotidiana de lo eterno, ese infinito que aparece de pronto («quiero pedirte un favor ahora que amanece / quiero que nos pidamos favores»).

El libro, como comenta el propio autor, fue escrito durante unos meses en los que estuvo sin piano y con un disco recién terminado, titulado ‘Sobre la piel’, una historia de amor para dos cuerpos.

El músico cántabro nos ofrece una selección de las canciones que le acompañaron durante esas noches, una magnífica playlist para que el lector pueda también pasar las suyas con la mejor compañía más allá de las presencias, Karen Ann, Laura Marling, Patrick Watson o Fiana Apple, componen algunos de los muchos nombres que Pelayo ofrece en este libro.

Cada vez son más los músicos que se atreven a salir de la música y las letras para atreverse con el poema y publicarlo, ejercicio natural que todos agradecemos, pero el caso de estas noches es ciertamente una de los mejores noticias que últimamente hemos tenido en nuestra poesía, un riesgo en un músico entregado al riesgo y al arte, que solo podemos agradecer y celebrar con vino, como él propone con todo lo que se celebra o vive, como en el poema de las 03:19 dice: «con una copa de vino joven / en esta noche de luna nueva / con la cabeza despejada / a mis cincuenta años». Y lo que queda.

Alan Salvadó reseña ‘Fugaç joventut’, de Pol Guasch
$!Ofert a les mans, el paradís cremaAutor: Pol GuaschEditorial: Anagrama

El darrer llibre de Pol Guasch parla de la fugacitat de la joventut. A través de les històries de la Rita i en Líton l’autor traça un fresc del trànsit de la infantesa a la vintena mitjançant un desplegament de les possibilitats de la novel·la. Com si es tractés d’un naufragi de les respectives memòries, la història es va recomponent per peces on es fan presents els diferents punts de vista de cadascun d’ells.

El seu passat respectiu es mescla amb situacions presents fent que les anades i vingudes, les trobades i els distanciaments s’encavalquin. I en el centre d’aquest trencaclosques el capítol en què ambdós es troben en una festa.

Per un costat, la Rita, filla d’un miner, viu a la Colònia sabent que sempre tindrà un estigma de classe fruit dels seus orígens. Per l’altra, en Líton, que viu una realitat social completament diferent al Servei i que és conscient de ser portador d’una malaltia mortal.

A les 19.02h s’inicia la nit que acabarà en el matí on començarà el foc, l’ennegriment del paisatge. Com si aquella trobada fugaç explosionés de forma visceral en la realitat exterior. L’origen en el gènere de la poesia de Pol Guasch, amb llibres com “La part del foc” (2021), es visibilitzen amb la contínua suggestió de la seva prosa.

La història s’emmarca en una mena de territori mític, en un temps i un espai indeterminats, com si cada passatge tingués la tonalitat d’un record recuperat per uns instants.

“Ofert a les mans, el paradís crema” il·lustra també la melancolia que s’amaga en les noves formes d’estimar de la joventut, on les trobades fortuïtes i fugaces s’acumulen en una mena de memòria inconscient que espera algun dia recuperar la flama per renéixer.

Però el temps, com el foc i la malaltia, és devastador i passa per damunt de qualsevol possibilitat que un amor arreli. Al llarg de la novel·la de Pol Guasch t’endinses en una mena de torrent que arrossega els personatges i tot el que es posa per davant. Un torrent reforçat pel fet que cada capítol es construeix en una nova formulació literària, com el dedicat a la Rita, on una mena de dietari personal, amb subratllats i ratllats, ens endinsa en les seves pors i els seus desitjos fins a rebel·lar-nos el dolor per la pèrdua de l’amor de la Lena.

O bé el capítol dedicat a en Líton i en René, on la progressiva atracció entre ambdós s’intercala amb passatges de notícies respecte de la sequera i l’arribada d’una malaltia de transmissió sexual. L’estructura de la novel·la es desborda de la mateixa manera que ho fa la història d’ells dos, convertits en les belles expressions de com la vivència de la fugacitat de la joventut és font de dolor.

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