Calçots, arranca una temporada de récord

Los productores auguran superar las cifras de cosechas anteriores, mientras los restaurantes esperan unos meses excelentes

15 noviembre 2021 09:51 | Actualizado a 16 noviembre 2021 06:49
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Valls da estos días el pistoletazo de salida a la temporada de calçotadas, con los primeros calçots en los restaurantes de la ciudad. Aun así, esta cursa comienza oficialmente el 20 de noviembre con la arrancada simbólica del primer calçot y la jornada gastronómica que se celebra en la capital del Alt Camp, con degustaciones y demostraciones culinarias que demuestran la variedad de platos que se pueden hacer con el producto gastronómico estrella de la comarca. 

Este año las previsiones son más que optimistas, más bien de récord, en cantidad y también en calidad. Aunque reina la prudencia, los productores de la Indicación Geográfica Protegida Calçot de Valls (IGP) prevén romper su techo y tener una cosecha de 20 millones de unidades, una cifra que no se había alcanzado antes, además de la alta calidad que presenta el producto esta temporada. 

La IGP es una denominación que garantiza la calidad del calçot mediante una etiqueta específica. Estos productos se diferencian del resto por su método de producción y de elaboración de las materias primas que proceden de una zona geográfica concreta.

Se esperan cosechar 20 millones de calçots este año, superando récords

Abarca cuatro comarcas: el Alt Camp, Baix Camp, Tarragonés y Baix Camp, con 84 pueblos inscritos dentro de su reglamento que cultivan calçots en una superficie aproximada de unas 150 hectáreas. En las últimas temporadas antes de la pandemia la IGP había llegado a barajar cifras que llegaban a los 18 millones de unidades, por lo que esta que empieza ahora se considera óptima. 

«En los últimos cinco años ha habido un crecimiento anual exponencial entre el 10 y 15% del calçots certificados», explica al Diari el presidente de la IGP, Dalmaci Clofent. Estos datos indican que, con mucha prudencia, se podrá llegar seguro a los 20 millones de unidades previstos e incluso superar esta cifra. 

La venta de calçots online o directa a casa podría haber llegado para quedarse

El año pasado un 33% de la producción quedó por recolectar y también hubo entre un 10 y un 15% menos de producción con las restricciones porque la restauración, uno de los principales clientes, a penas consumió calçots. «Fue un golpe fuerte porque para el productor puede representar entre el 20 y el 60% de sus ingresos, así que volver a la normalidad y consolidarnos de nuevo, poder colocar el producto en Mercabarna, en el Mercat del Camp, en la restauración y en la venta directa es muy importante», asegura Clofent.  

Los restauradores esperan recuperar las cifras de temporadas ‘pre pandemia’

Además, después del cambio de rumbo de la temporada pasada, donde los productores tuvieron que reinventarse para dar salida al producto a causa de la pandemia, puede que haya prácticas que han venido para quedarse. De hecho, la IGP afronta próximamente un debate con el objetivo de actualizar el reglamento interno. «El año pasado, con la pandemia, los productores tuvimos que cambiar nuestros canales habituales de comercialización, realizando más venta online o directa a casa», dice el presidente de la IGP y no se descarta que estas prácticas continúen presentes de forma paralela a los canales habituales. 

«El camino de futuro que tiene por delante la IGP es la calidad», asegura Clofent, pero «entendida desde todos los ámbitos y consideraciones y tenemos que modernizar nuestra línea de actuación», añade.  

«Es muy importante la vuelta a la normalidad y volver a consolidar nuestro producto» - Dalmaci Clofent, IGP Calçot de Valls

A las cifras previstas de cosecha hay que sumar los 60 millones de calçots que producirán otros agricultores catalanes, que se encuentran ya fuera del ámbito de la IGP.  

Calçots se pueden encontrar desde el final del otoño, en los meses de invierno y parte de la primavera. Los productores lo tienen todo listo para poder servir su producto al comercio y restauración y dar inicio al ritual gastronómico por excelencia en la comarca. 

Los calçots aportan 12 millones de euros a Valls

La calçotada es un evento que deja un importante impacto económico en Valls y en el Alt Camp entre los meses de noviembre y abril. Vendría a ser como la temporada alta del turismo en otra localidad. En temporadas normales, como antes de la pandemia, la comarca recibe a unas 300.000 personas que vienen a hacer la calçotada, moviendo un volumen económico de unos 12 millones de euros. No es sólo por lo que gastan durante la comida en el restaurante, «sino porque también dejan dinero en gasolina, comercios o visitando la zona», explica el secretario de la Cambra de Comerç de Valls, Rafael Castells.

 «Calçotadas se hacen en diversos lugares de Catalunya, pero hacerla en su lugar de origen tiene su encanto», manifiesta Castells, por lo que la procedencia del consumidor es de diversos sitios de la geografía catalana, que busca degustar el productor en el lugar genuino como Valls. 
Después de la floja temporada pasada, a causa de las restricciones, se espera recuperar estos datos de campañas anteriores, porque «mucha gente se quedó con las ganas», afirma el secretario de la Cambra. 

«El gasto de la calçotada incluye la gasolina, comercios o visitas al territorio» - Rafael Castells, Cambra de Comerç de Valls

El optimismo reina también en los restaurantes, que esperan no tener que repetir el formato de pedidos online del año pasado, ya que los establecimientos estuvieron cerrados durante semanas por la evolución de la pandemia y las calçotadas se servían por encargo. 

La cuarentena de restaurantes de la comarca que sirven calçotadas espera ya los primeros clientes. «Lo tenemos todo preparado», afirma el presidente de la Associació de Restauradors de Valls i l’Alt Camp, Joan Mira

«Los restaurantes aumentamos el trabajo entre un 70 y un 80%» - Joan Mira

La clientela que demanda este menú es muy variada, pero viene mayoritariamente desde el área metropolitana de Barcelona y también de las comarcas de Lleida. En una temporada fuerte como la que se presenta ahora , los restaurantes aumentan el volumen de trabajo de forma muy considerable, entre un 70 y un 80% y «la mayoría tenemos que hacer contrataciones extra los fines de semana», dice Mira, momento en que se concentra el mayor flujo de gente. 

«El año pasado fue una ruina, porque el volumen de trabajo no fue tal con las restricciones», lamenta el presidente, pero este año el escenario es totalmente diferente y los establecimientos ya están preparados para servir su producto estrella.

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