Para este domingo estaba previsto el acto inaugural de la vigésimo segunda edición del Festival Tarraco Viva. Un certamen que a día de hoy está pospuesto hasta el otoño, aunque no se descarta que finalmente tenga que suspenderse. Así lo reconocía el concejal de Patrimoni, Hermán Pinedo, quien indicó que «el plan es hacerlo en octubre o noviembre, pero no sabemos si habrá un rebrote o cómo se comportará el virus».
A la espera de cómo vaya evolucionando la situación en los próximos meses, el equipo de Tarraco Viva sigue trabajando para que el festival pueda seguir adelante. Aunque esto suponga que tendrá que «reconfigurarse» respecto a las ediciones anteriores. «El problema es que participa mucha gente que no es de Tarragona, ni siquiera de Catalunya o de España. Vienen grupos que son de Italia y estos seguramente que no van a poder venir», añadía el responsable del Àrea de Patrimoni.
El formato de los actos tendrá que adecuarse al nuevo marco. Difícilmente podrán celebrarse las actividades más multitudinarias que se hacían en el Camp de Mart o las luchas de gladiadores. Esto hace que puedan empezar a estudiarse alternativas para darle un nuevo carácter.
Tarraco Viva tiene un presupuesto de unos 300.000 euros por parte del Ayuntamiento, al que hay que sumar otros 90.000 que aporta la Diputació de Tarragona. Y una de las posibilidades que ahora mismo hay encima de la mesa es que el festival pueda coincidir con el 30 de noviembre, una fecha en la que este año va a conmemorarse los veinte años de Tarragona Patrimonio de la Humanidad. El Ayuntamiento, junto con la Generalitat, están trabajando para hacer una celebración coincidiendo con la efeméride. En esta quiere reconocerse la labor que hicieron las personas que trabajaron para que esta distinción fuera una realidad, situando Tarragona como la única ciudad catalana que dispone de este sello.
Otra de las posibilidades que plantea el cambio de fecha es que finalmente pueda recuperarse el Amfiteatre como escenario de alguno de los actos. Este espacio tenía que cerrar sus puertas el pasado 27 de septiembre, cuando se daba a conocer un informe en el que se ponían de manifiesto los problemas estructurales del monumento. Tras una intervención de urgencia podía abrirse de nuevo la entrada, para que los visitantes pudieran acercarse. No obstante, sigue cerrado el acceso al público a las gradas y a la zona de la arena.
Obras pendientes de reiniciarse
Por el momento, las obras de acondicionamiento siguen paradas. Coincidiendo con el estado de alarma, el pasado 20 de marzo, el Consistorio paralizó todas las intervenciones que estaban en marcha en la ciudad de Tarragona para evitar la propagación del coronavirus. Esto dejaba en suspense los trabajos que habían empezado tan solo unos días antes, en concreto el 9 de marzo, en el muro perimetral que queda junto a las escaleras del Miracle. Aunque desde el 30 de abril la administración local ya dio la orden de que podían retomarse las obras, en este caso los operarios no se han reincorporado de forma inmediata. «Podría haberse empezado de nuevo, pero la empresa hizo un ERTE y supongo que estará resolviendo el tema de las contrataciones», decía Pinedo.
Las obras consistirán en el refuerzo y restauración del muro, para mejorar la contención de las escaleras del Miracle. La intervención está programada por un periodo de tres meses y se va a invertir una partida de 46.600 euros. El objetivo de esta primera licitación es reconducir el paso del agua de lluvia para evitar un mayor deterioro del muro, que recibía las filtraciones de agua directamente, y por otro lado, el refuerzo de toda la pared, actualmente en mal estado.
El paso por las escaleras de Miracle es la zona más afectada, puesto que es un paso habitual de vecinos y usuarios de la Escola Miracle, que dan acceso a la plaza Arce Ochotorena. El pasado mes de octubre de 2019 ya se hizo un cierre parcial previo para proteger el paso de las personas y evitar algún incidente.
Los trabajos consistirán en el repaso de enlucidos e impermeabilización del canalón de obra; el suministro y colocación de una nueva cañería; el recalzamiento de la base de los muros de contención y refuerzo del mismo y todo el seguimiento arqueológico correspondiente: análisis de materiales y trabajo fotogramétrico, entre otros.
La zona de rocas
La segunda fase de obras se centrará en la zona de rocas, próxima a las taquillas de acceso. El estudio y diagnosis que hizo Josep Lluís Serven, que supuso el cierre de este monumento, evidenciaba el riesgo de desprendimiento que presentan algunas piedras. «Ahora los técnicos están estudiando la solución definitiva porque tendrían que ponerse unos tornillos para anclar las piedras a la roca madres, pero no sabemos si esta podría romperse, por lo que se están evaluando las diferentes opciones», decía Pinedo.
En este caso aún no se ha redactado el proyecto definitivo y tendrá que iniciarse toda la tramitación administrativa. «Cuando la obra empiece son dos o tres semanas, pero el tiempo que se alargue toda la burocracia será el que acabará determinando si en otoño las obras podrían finalizar o no», añade el responsable del Àrea de Patrimoni.